Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 16 de noviembre de 2015

LA BRUTAL ENEMISTAD: ¿UN ESTADO ISLÁMICO?


El siglo XX fue la centuria de la contienda entre ideologías. En particular la pugna  socialismo-capitalismo. En los años del primer cuarto de siglo, Europa fue escenario de la ruda, brutal amistad entre Hitler y Mussolini, mientras que los últimos cincuenta años fueron el campus de la “feroz controversia” Estados Unidos vs. URSS cuyo fin del principio ocurrió con la caída del Muro de Berlín.
Hoy en día el terrorismo representado por la yihad islámica es el primer capítulo de una supuesta rivalidad entre Oriente y Occidente, la guerra no declarada, aunque ya visible, entre Europa y el Este, cuya punta de lanza es el terrorismo que empuña la consigna de “Alá es poderoso”, ´promovida por un Oriente otra vez fanatizado, aunque esta ocasión sin la presunción de la lucha de clases. Impregnado de una religiosidad salida de las cavernas, por la táctica que despliega.
Brutal enemistad es la declarada desde la cuna histórica de los Derechos del Hombre, contra un denominado “Estado Islámico”, de suyo anodino, de rostro anónimo (de “facto”, no de “iure”), disperso entre los humos de una ideología religiosa ancestral y oculto por una  organización imposible de identificar y geopolíticamente.
¿Con quién, así, pues, librar la guerra anunciada por el Presidente Hollande? ¿A qué Estado, contra qué país declarar la referida contienda bélica? ¿En qué espacio y dónde descargar la furia a causa de la barbarie sobre la capital de la nación victimada?
Un crimen de lesa Humanidad es el perpetrado por estas falanges terroristas autodenominadas Estado Islámico, pero con el perfil de clanes nómadas, errantes, sin metas definidas ni objetivos precisos como no sean los devastadores de todo lo que hallan a su paso.
Cuba fue, entre otros, el país elegido por la disputa ideológica, con fachada de guerra política y económica del siglo anterior, confrontación ideada entre las dos potencias, la utópica y la efectiva, entre el efímero imperio de la URSS  y los Estados Unidos.
Hoy es la nación francesa el escenario elegido para librar la batalla entre un Occidente representado por la república gala y una organización virulenta, dispuesta a todo, oculta entre la vestimenta de creencias religiosas extremistas, totalitarias, al servicio de no se sabe qué instancias, poderes o intereses de carácter omnímodo y absolutista.
¿A qué oscuros intereses sirve el desbocado terrorismo islámico? ¿Quiénes son los patrocinadores ocultos que mueven los resortes de la cobardía y la crueldad que acaba de cegar vidas inocentes, ajenas a las batallas por el dominio y predominio de voluntades para obtener ventajas políticas y económicas?
¿Se conocerá a la brevedad la identidad de los mecenas vergonzantes y responsables de estos crímenes inimaginables en los inicios del tercer milenio al cual se aclamaba ya y vaticinaba como el siglo del humanismo, del cosmopolitismo, liberado al fin de las izquierdas y las derechas, del dogmatismo a ultranza y de las ideologías con fachada política y religiosa?
Revivió en Francia, Europa y en todo el planeta la Noche de San Bartolomé. De manera parecida al genocidio del pasado fin de semana, hace casi 500 años, bajo el manto de la lucha de creencias fueron masacrados miles de hugonotes. Entonces como hoy, se dirimía una sorda y enconada lucha política de imprevisibles consecuencias en el Viejo continente.
Hoy es la ideología religiosa islamista puesta en escena para dirimir no se sabe aún que siniestros propósitos de índole internacional y mundial.
El crimen organizado acecha por todas partes. Sirve a objetivos del más diverso origen y finalidad. No sólo las drogas, por lo que se percibe, son el medio ostensible y tangible. El terrorismo es un monstruo de mil cabezas, una esfinge que emite enigmas indescifrables y útiles para distraer y poner en práctica torvas finalidades.

En su justa y explicable indignación, el presidente Hollande declara una guerra total contra el terrorismo islámico, contra un Estado de nombre, ficticio por lo tanto. Pero habrá que repasar y analizar a fondo la relación, los vínculos posibles entre Oriente y Occidente desde Persia y Grecia hasta nuestros días, antes que nada. La noche del terror pone en dramática y renovada alerta.