Diligente,
cumplidora, eficiente en una palabra, la munícipe de Moris, Chihuahua, pone el ejemplo
de lo que es y debe ser un servidor público, un administrador de los bienes
públicos que actúa sin opacidades innecesarias.
Hacer
y no hacer son los parámetros más sencillos para juzgar la actuación de los
funcionarios, electos o no, pero que tienen que ver con la óptima utilización de
los dineros de la población.
En
el caso que nos ocupa, se trata de la Presidenta Municipal de Moris, Perla
López, un municipio localizable en la vasta sierra chihuahuense habitada por
rarámuris, tarahumaras, guarajíos y pimas, distribuidos a lo largo y ancho del
Estado Grande.
Conocida
en aquella jurisdicción por la solicitud que le es propia, de carácter franco y
bondadoso, fácil sonrisa y disposición para compartir, le ha correspondido
desempeñarse con un gobierno panista, el que ejerce el mandatario Corral, objeto de la más violenta polémica puesto en
la picota de las acusaciones en el escaso límite de un año en que ha invertido
su tiempo en hacer acusación tras acusación en contra del l Ejecutivo de la
Entidad, César Duarte.
Perla
López es, por hoy, motivo de admiración, aunque también de la ingente ola de
señalamientos por la situación que, según se afirma, padecen los descendientes
de pobladores originarios de la montaña.
Volviendo
a la parte positiva de su mandato, la cual no es ínfima en modo alguno, habrá
que decir que es una autoridad que da la impresión de no saber del descanso y
la comodidad propia de los “jefes” con bastón de mando. Viajera incansable, sus
movimientos son un verdadero desafío a las inclemencias del tiempo, a la falta
de caminos transitables; en suma, al flagelo del frío en estos días, para
llevar alivio a los desamparados y esperanzas a las personas afortunadas que
poseen tierras, ganado y escuelas públicas.
Perla
López se ha percatado no sólo de la precariedad en medio de la cual viven, de
ese modo, los habitantes acerca de los que, no se exagera, son marginados de
todos los beneficios de la civilización: escuelas centros de salud, caminos
seguros, escenarios recreativos. Pero sobre todo, ha tomado nota de la falta de
luz y en consecuencia de señal para el uso de computadoras y de los resultados
que ello prodigaría.
Hay
escasez de agua, ese líquido preciado que llevó al filósofo Tales de Mileto,
hace más de 2 milenios y medio, a declararlo origen y sustancia de todas las
cosas.
Agua
y luz han sido, y siguen siendo hasta hoy, el clamor de los pobladores de la
Sierra Tarahumara.
Luz
y agua que, en labios de la munícipe, habrán dejado de ser angustia, demanda y
súplica urgente, de habitantes de zonas como la que colinda con la Mesa del
Campanero (Sonora) y se extiende desde y hacia las Mesas abandonadas de toda
protección y estímulo por parte de las administraciones locales, del Estado y
la Federación.
Perla López da su
palabra de que en breve se resolverán las demandas aludidas.
Por esa vía cesarán
noticias como las que circulan acerca de hambruna, enfermedades contagiosas y
de la comisión de suicidios en la circunscripción bajo su encomienda.