Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







viernes, 31 de julio de 2015

CERTEZA Y CLARIDAD EN LA TRANSMISIÓN DEL PODER

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Goza de lozanía el municipio de Cajeme. En víspera de la renovación de  autoridades el próximo mes de septiembre, se encuentra inmerso en la entrega de haberes: obra culminada y en proceso, estado de las finanzas, proyectos de índole educativa, cultural  y de orden socioeconómico.
A trece años de que cumpla cien años, Cajeme alcanza plena madurez, mayoría de edad con goce de derechos y responsabilidades, que lo convierten en ayuntamiento modelo dentro del concierto de cabildos asentados en el territorio nacional.
Más que de alternancia en el poder ahí se trata de continuidad en el mismo, sin que esto implique necesariamente prosecución de estilos de administrar los destinos de la jurisdicción en todo aquello que tiene que ver con los rubros del bienestar.
Si bien el ejercicio del poder en toda democracia implica la validación del Estado de Derecho, los modos de hacerlo dependen de la habilidad, la destreza y la pertinencia en el manejo del timón gubernamental. La impronta que deja Rogelio Díaz Brown en el trienio que declina, es de suyo memorable: sin perder el rumbo con todo y los vientos tormentosos desencadenados desde las alturas del poder ejecutivo estatal, puede decirse que arriba al puerto, con bonos a su favor emitidos desde ahora en su favor por parte de los ciudadanos.
Faustino Félix Chávez es el próximo sucesor al frente del Cabildo, precedido de un valioso desempeño como legislador en la Cámara federal. 
Para empezar, respetó si declinaciones los derechos de propiedad de los ciudadanos. Entrega, así, cuentas transparentes por lo que se refiere a integridad del patrimonio municipal, pues no incurrió en dispendio o enajenación de bienes públicos para subsanar la falta o escasez de recursos; no hay indicio de malversación del erario en beneficios personal o de funcionarios del cabildo como tampoco señal en cuanto a soslayar los deberes fiscales o sobre retención de partidas presupuestales con el fin de castigar a grupos opositores o distantes a los intereses y preferencias de la autoridad.
Tiene al respecto la palabra franca, honesta y confiable el secretario del Cabildo, el doctor Antonio Alvidrez Labrado, funcionario  circunspecto que hace el sin igual beneficio de ser lacónico, directo y sobrio en sus declaraciones.  Afirma: el Alcalde hace todo lo posible para entregar una administración con finanzas sanas. Transmitirá, por tanto, saldos positivos al Gobierno entrante y certidumbre financiera acerca del trabajo que se realiza. Podrá inaugurar, declara satisfecho, diversas obras públicas que están en marcha. Su propia gestión es prueba de lo dicho.
Alvídrez Labrado ha sido mano derecho en la actuación del presidente municipal en turno. Médico y abogado, implica en su encomienda saberes y experiencia profesional, con el firme propósito de inspirar eficiencia y eficacia en el desempeño de su responsabilidad. Ha promovido la cordialidad y el espíritu de cooperación entre el equipo de trabajo, haciendo honor a la sentencia filosófica de Popper: el mejor gobierno es aquel en el que la pericia del capitán se fortalece con la actuación acertada de los tripulantes. Tiene visión de Estado.

Funcionario de principios, titular de buena voluntad en sentido jurídico, ético y político, Díaz Brown participa en el proceso de transferencia del poder en términos de transparencia, con el visto bueno de los gobernados. Si de controles se trata, los que ejercen los ciudadanos son los que dan sentido y valor a la administración pública con dimensiones democráticas. A través de los diversos reconocimientos y distinciones, el munícipe de Cajeme pasa a las páginas de la historia reciente de Sonora como testimonio en cuanto a que es viable la realización del Estado de Derecho. Su realización y vigencia son impostergables.

miércoles, 29 de julio de 2015

MONTAÑAS ARRIBA: CASI EL PARAÍSO



Volver a este espacio editorial es como regresar a casa. Tras un mes de ausencia y un motivador descanso veraniego, la primera impresión ante el teclado es de una extraña sensación de semi olvido a lo más elemental: desde prender la máquina, ubicar el nombre del tema en el archivo correspondiente hasta gozar el maravilloso proceso de ir al encuentro de las ideas a fin de transcribirlas por medio de caracteres electrónicos. Enseguida, la sensación de familiaridad y reconocimiento vinculada al siempre fascinante mundo de la página impresa.
Entonces se revive el periplo. El ir de Ciudad Obregón hasta las alturas de la sierra sonorense y llegar a los rincones de las cordilleras de Chihuahua es renovada experiencia de seis décadas de un ir y venir infatigable por caminos  jamás olvidados: pasar por Esperanza, Hornos, Tesopaco, Curea y alcanzar el Puerto de la Cruz en donde se encuentra un cruce de caminos. Así, dependiendo de la elección, se continúa a Yécora, el ancestral poblado afamado por las carreras de caballo. O bien, se toma el rumbo hacia El Campanero hasta internarse en el Edén que abre sus puertas generosas al forastero por parte de sus poseedores, las del centenario Bermúdez cuyas familias descienden de un antiguo abolengo: el de los Clark y Demoss, García y Moore; Ramos, Valenzuela y Fraijo; Holguín y Coronado.
Tierra de pinos, de madroños, robles y encinos, bordeada por arroyos, presas y represos, con maizales y sembradíos de pepino y de frijol. Hay un viejo aserradero en espera ansiosa de actividad. La agricultura se asiste con arados egipcios y la ganadería registra modesto desarrollo. Flores y jardines domésticos pululan a más no pedir, ¡Y qué decir del clima primaveral más que veraniego, con noches de ensueño y días de placenteras lluvias.
En aquella soledad bien puede solazarse, más allá de los sobresaltos de la vida urbana, en las páginas de un Hus con su obra “los Etruscos”; con la lectura de “La Ciudad Antigua” de Coulanges; asimismo, con los diálogos de Platón, los fragmentos alucinadores de los Sofistas y aun con la “Antropología en sentido Pragmático” de Kant.
En el atardecer hay ocasión para charlar, sin la premura citadina, sobre temas familiares y acerca de las peripecias del campo. No falta la oportunidad para el comentario sobre avatares de la vida actual que erosionan el sosiego, la paz ancestral y el cuidado de la familia. Con todo lo que esto implica.
Como en el legendario, bíblico Edén, existen barruntos de justificada inquietud. La vida moderna, las técnicas agropecuarias y sus beneficios constatables ejercen su positiva influencia. Se abaten plagas y prosperan las cosechas. Sagarpa y Semarnat asoman tímidamente sus rostros. PESA, el programa de la UNESCO sobre asuntos alimentarios, hace acto de presencia por medio de apoyos que van directamente a mejorar las condiciones productivas. Anuncia proyectos que, de llevarse a cabo, potenciarían el bienestar local y regional.
Pero la amenaza de la inseguridad se cierne aquí y allá en los rincones del Paraíso el cual gana a todos desde el ingreso a sus dominios. El “rentismo” de tierras por sembradores de estupefacientes acosa, como a los indígenas en el Valle, a sus pacíficos y honestos propietarios. Crece, por tanto, día a día la criminalidad, sin que las autoridades competentes cumplan con sus deberes.
La incomunicación hace su parte. Los enlaces telefónicos son inexistentes. El internet no se ha inventado aún. La electricidad es don divino.
Y qué decir de los caminos. Qué decir del tramo que va de Curea, San Nicolás, hasta llegar al Puerto de la Cruz. Todo habla de complicidad y contubernio. Sobre todo por los descuidos de Sonora. El municipio de Moris, Chihuahua, hace lo que tiene a su alcance. ¿Y qué habría de esperarse?