Goza de lozanía
el municipio de Cajeme. En víspera de la renovación de autoridades el próximo mes de septiembre, se
encuentra inmerso en la entrega de haberes: obra culminada y en proceso, estado
de las finanzas, proyectos de índole educativa, cultural y de orden socioeconómico.
A
trece años de que cumpla cien años, Cajeme alcanza plena madurez, mayoría de
edad con goce de derechos y responsabilidades, que lo convierten en
ayuntamiento modelo dentro del concierto de cabildos asentados en el territorio
nacional.
Más
que de alternancia en el poder ahí se trata de continuidad en el mismo, sin que
esto implique necesariamente prosecución de estilos de administrar los destinos
de la jurisdicción en todo aquello que tiene que ver con los rubros del
bienestar.
Si
bien el ejercicio del poder en toda democracia implica la validación del Estado
de Derecho, los modos de hacerlo dependen de la habilidad, la destreza y la
pertinencia en el manejo del timón gubernamental. La impronta que deja Rogelio
Díaz Brown en el trienio que declina, es de suyo memorable: sin perder el rumbo
con todo y los vientos tormentosos desencadenados desde las alturas del poder
ejecutivo estatal, puede decirse que arriba al puerto, con bonos a su favor
emitidos desde ahora en su favor por parte de los ciudadanos.
Faustino
Félix Chávez es el próximo sucesor al frente del Cabildo, precedido de un
valioso desempeño como legislador en la Cámara federal.
Para
empezar, respetó si declinaciones los derechos de propiedad de los ciudadanos.
Entrega, así, cuentas transparentes por lo que se refiere a integridad del
patrimonio municipal, pues no incurrió en dispendio o enajenación de bienes
públicos para subsanar la falta o escasez de recursos; no hay indicio de
malversación del erario en beneficios personal o de funcionarios del cabildo
como tampoco señal en cuanto a soslayar los deberes fiscales o sobre retención
de partidas presupuestales con el fin de castigar a grupos opositores o
distantes a los intereses y preferencias de la autoridad.
Tiene
al respecto la palabra franca, honesta y confiable el secretario del Cabildo,
el doctor Antonio Alvidrez Labrado, funcionario
circunspecto que hace el sin igual beneficio de ser lacónico, directo y
sobrio en sus declaraciones. Afirma: el
Alcalde hace todo lo posible para entregar una administración con finanzas
sanas. Transmitirá, por tanto, saldos positivos al Gobierno entrante y
certidumbre financiera acerca del trabajo que se realiza. Podrá inaugurar,
declara satisfecho, diversas obras públicas que están en marcha. Su propia
gestión es prueba de lo dicho.
Alvídrez
Labrado ha sido mano derecho en la actuación del presidente municipal en turno.
Médico y abogado, implica en su encomienda saberes y experiencia profesional,
con el firme propósito de inspirar eficiencia y eficacia en el desempeño de su
responsabilidad. Ha promovido la cordialidad y el espíritu de cooperación entre
el equipo de trabajo, haciendo honor a la sentencia filosófica de Popper: el
mejor gobierno es aquel en el que la pericia del capitán se fortalece con la
actuación acertada de los tripulantes. Tiene visión de Estado.
Funcionario
de principios, titular de buena voluntad en sentido jurídico, ético y político,
Díaz Brown participa en el proceso de transferencia del poder en términos de
transparencia, con el visto bueno de los gobernados. Si de controles se trata,
los que ejercen los ciudadanos son los que dan sentido y valor a la
administración pública con dimensiones democráticas. A través de los diversos
reconocimientos y distinciones, el munícipe de Cajeme pasa a las páginas de la
historia reciente de Sonora como testimonio en cuanto a que es viable la
realización del Estado de Derecho. Su realización y vigencia son impostergables.