Dos
libros llegan a mi mesa de trabajo, casi al mismo tiempo. “Periodistas
Sometidos”, de Francisco Rubiales y “Asedios a la Libertad”, de Guillermo
Rothschuh Villanueva. Este último de nacionalidad nicaragüense.
La
obra de Francisco Rubiales, presentada por Luis María Ansón (de la Real
Academia Española) “expone, dice el renombrado prologuista, con una
argumentación convincente, la cobardía
de tantos profesionales que adulteran el oficio de los que sólo somos
administradores del derecho a la información que tienen los ciudadanos”.
El
título completo del libro de Rubiales es Los perros del Poder, con lo cual
integra la visión de una de las actividades sobre la que se construye el imponente
edificio de la democracia.
La
democracia, puede leerse en la portada de la obra, es el único sistema que ha
conseguido encerrar a los grandes poderes, sobre todo al insaciable poder del
Estado, en una jaula con siete cerrojos. La prensa libre es el séptimo sello
que cierra esa jaula.
Por
lo que se refiere a la publicación de Rothschuh Villanueva cabe decir que es,
en gran medida, una vibrante denuncia en contra de la misión destructiva
llevada al cabo por Daniel Ortega a lo largo de la intensa década en que ha
ejercido su despótico mandato.
Carlos
F. Chamorro, cuyo nombre se asocia a la familia que ha sido emblema de la
perdurable batalla por la libertad en Nicaragua, escribe:
El
desconocimiento de la Ley de Acceso a la Información Pública, el bozal impuesto
a los funcionarios, la existencia de un duopolio televisivo, y la autocensura
forman parte del conjunto de factores que limitan el ejercicio de la libertad
de expresión”
Ahí, la
denuncia.
No
obstante, llama la atención de los lectores hacia una especie de barrunto
positivo, el de un periodismo que asume, desde sus propias entrañas, sus
derechos a la expresión de las ideas, a fin de anteponer la lucha por la
manifestación de la cosmovisión del mundo y de la vida por medio de los géneros
periodísticos al alcance: el reportaje y las crónicas con el sentido de
propagar contenidos que abran ventanas y
puertas para erigir la verdad como búsqueda y tarea.
Pero
en modo alguno entendida como producto hecho de antemano por obra y gracia de
la propaganda oficial.
Por
cierto, apenas el año pasado Rothschuh Villanueva había dado a las prensas
“Medios y Poder en Nicaragua”, en cuyas páginas se avizora el libro que ha dado
la luz hace medio año, en febrero de este 2016.
Él
es catedrático en la principal casa de estudios superior de su país. Aúna, por
tanto, a su ameritada labor académica la doble función de enseñar y difundir el
fruto de sus investigaciones; es decir, adjunta la palabra hablada a la
escrita, la doble tarea que no es del todo común.
Desde
el ya lejano año de 1995, el catedrático y el escritor acreditan en el interior
y el exterior de su patria, una labor incesante. Cada año lleva la marca
relevante de esa portentosa misión. Entre otros, los títulos en cuestión: “No
todo está dicho”, 1996; “Vuelta de Siglo”, 1997 “Asalto a la Memoria”, 1998. Y así,
sucesivamente hasta llegar el año en que vivimos.
Cabría
citar su “Chontales para Siempre”, 2013 y “Permiso para hablar”, 2006.
De
viva y vibrante actualidad, el asedio y los asedios es el tema abordado por el
académico, periodista e infatigable escritor.
La
violencia organizada desde todas las orillas de este vasto océano da pábulo y sobrados
contaminantes para hacer de la profesión de dar a conocer las propias ideas una
de las más temerarias entre todas las que tienen que ver con la libertad de
expresión.
¡Ni la duda cabe!