Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 28 de mayo de 2018

LA PREPARATORIA DE LA U N A M: VANGUARDIA EDUCATIVA


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De acuerdo con lo expresado hace pocos días por el rector de la UNAM, Enrique Graue, y por la directora general de la Nacional Preparatoria, Silvia E. Jurado Cuéllar, la institución fundada con base en la Ley del Presidente Juárez (l867) ocupa el sitial de vanguardia de la enseñanza de nivel superior en el país.
Con motivo del Cuarto Informe de Labores, los conceptos del jefe nato de la principal institución de enseñanza media-superior, así como los emitidos por la directora académica de los nueve planteles que la integran confluyen en una y la misma valoración del papel de excelencia que cumple y ha cumplido la Preparatoria durante siglo y medio de su prodigiosa historia.
El rector enaltece, por su parte, los avances últimamente registrados en el seno de la casa propedéutica: incremento  en la población escolar y al par aumento en la nómina de docentes; actualización de la planta magisterial, introducción de técnicas modernas de utilidad en el aprendizaje: por ejemplo, las derivadas de la informática.  
A lo anterior se suma la revisión de los programas de estudio y su puesta al día con el concurso de alumnos, docentes y directivos académicos.
Concerniente al informe de la directora general habrá que precisar que si bien lleva el título de cuarto informe, la reseña abarca ocho años de labores; por lo tanto, seria en ese orden el octavo de su doble gestión, rubricada por la constante superación de alumnos y profesores en su rendimiento respectivo, como también por el diligente desempeño administrativo y la razonada planificación escolar.
Acentúa Jurado Cuéllar el valor indiscutible de las tutorías, al igual que  la modalidad de instruir a los nuevos tutores en lo que tiene que ver con la actividad que asumen por vez primera.
En el rubro dedicado a la actividad cultural con repercusiones académicas es de tomar en cuenta la aplicación de métodos actuales que, por un lado, hacen del cultivo de las letras una distracción formativa y placentera.
Esto último se comprende mucho mejor a la luz de las teorías actuales que hacen de la palabra y del lenguaje escrito un referente indispensable, complementario, en los proceso de comprensión de los fenómenos circundantes al ser humano.
Es el caso del alemán Hans G. Gadamer, entre otros contemporáneos.
La vinculación ocurre, sin duda, en la medida que las ciencias naturales, las sociales y el arte, junto con su historia, echa mano de un lenguaje peculiar, en donde el libro de consulta y el de gratuidad adquieren todo su valor en el extenso significado que dan la palabra escrita, los libros y su correspondiente lectura y relectura.
A los 150 años, la ENP se rejuvenece al paso del tiempo. En vez de resquebrajarse como un edificio en ruinas su constante actividad renovadora refuerza y vigoriza su estructura.
Nació para durar y perdurar, no hay duda.
Es pilar y abrevadero de conocimientos y experiencias. Las embestidas ideológicas la han fortalecido y la han hecho progresar al par de los requerimientos del Alma Mater.
Es faro de luz que no agota su resplandor. Sus dirigentes y conductores, a su lado los egresados, la han hecho revivir de modo permanente. Su cuerpo magisterial le da sustento y calidad de productiva convivencia.
Nada de lo que es humano, le resulta ajeno a sus propósitos de expansión y difusión de la cultura.
Es obra de la reforma juarista con proyección milenaria.

domingo, 20 de mayo de 2018

DE LA PENOSA VECINDAD A LA CASI IMPOSIBLE CONVIVENCIA


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“Guerra sucia” se denomina a la lucha de los contrarios, con la finalidad de sometimiento o de exterminio.
Guerra sucia, podríamos llamar a la suscitada con similar sentido a la actitud del actual jefe del Ejecutivo estadunidense en contra de sus vecinos más débiles e indefensos: los ciudadanos de este país.
Siguiendo la misma táctica del que ofende y esconde la mano con la que agrede, Donald Trump, en su enésima ofensiva hacia los mexicanos en general, sostiene que se le interpretó mal y que él se refería a la migración perversa, criminal e insana que llega a su país.
Malos, malísimos asesores, tiene a su alrededor el mandatario americano. Le hacen decir lo que no quiere expresar el representante de la Casa Blanca. Confunde, así, al cártel de la delincuencia con todos aquellos que tradicionalmente llegan al territorio de la Unión Americana en busca de trabajo, y con la esperanza de realizar el  publicitado “sueño americano”.
No obstante, poco a poco se está entendiendo el proceder del político más descollante de la vecina nación.
Su táctica es una táctica manida entre los grupos de pandilleros, quienes se escudan en la cobarde mentira de aquel que pega, pero no escucha. Más aún: del que pega y dice a secas que él no lo ha hecho.
Amedrentar es su objetivo. Zaherir su propósito inmediato.
Bien, ¿para qué? ¿Cuál es la finalidad?
A punto de culminar el proceso negociador del TLC Donald Trump arremete contra sus vecinos, los mexicanos, tratando de poner piedras en el camino como si no hubiera ya de por sí verdadera cadena de problemas, insalvables unos, de difícil resolución otros.
Obstáculos no han faltado en este ya de por sí enojoso y largo camino sin que se avizoren acuerdos, dignos y justos, razonables para los involucrados. El muro de la ignominia está ahí como monumento a la necedad impositiva el tema de los aranceles como testimonio de que se trata de aplicar la “ley del azadón”: la de todo para acá; nada para allá.
Ahora, la cuestión es la migración desde la cual se quiere tender un velo de ofensas y maledicencias, en donde todos, sin excepción, seríamos cosas, no personas. Y desde esa acerva perspectiva carente de razón, de motivaciones y de buena voluntad, de aspiraciones a lo mejor.
En el rasero que pretende hacer valer el susodicho mandatario, seríamos “animales” sin capacidad de razonar, “bípedos implumes” con palabras del director y fundador de la Academia ateniense.
Desdichada sería, de este modo, la empresa de negociar un Tratado que mal o bien, lo suscribieron en su momento personas en pleno uso de las facultades racionales que aquí se pretende socavar o colocar en terreno receloso.
Se ocurre pensar en que Trump se propone, de manera inconsciente, lo que sería ya una contradicción, poner fin al Imperio que en mala hora fue puesto en sus manos.
Tierra de promisión fueron los Estrados Unidos en sus orígenes.  Suelo propicio para el florecimiento de la democracia. Ejemplo de figuras históricas como las de Washington y Lincoln, en fin, como
la del Presidente Kennedy.
Hoy, en día, con el ascenso de Donald Trump a la Primera Magistratura, las relaciones entre nuestro país y el del citado Trump sufren la más grande de las agresiones.
De lejana, difícil y penosa amistad, al paso del tiempo se convierte en convivencia incómoda, insufrible y aterradora.

lunes, 14 de mayo de 2018

EL MAESTRO: EVOCANDO A CARLYLE


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Los héroes de Carlyle son aquellos que han dejado huella en obras inmarcesibles.
El maestro figura entre hombres y mujeres que han legado con sus vidas, creaciones y testimonios, que hacen la esencia de la  historia. Dilthey mostró que la historia es la vida misma de las personas que la hacen.
Roberto Aramayo interpreta la expresión kantiana del “cielo estrellado sobre mi cabeza y la ley moral inscrita en mi corazón” a la luz del pensamiento científico de Newton y la obra pedagógica de Rousseau, el “Emilio”.
La persona del maestro impregna de inmortalidad (humana, por cierto) sus enseñanzas, dándole a la forma y al contenido perennidad e intensidad de vida.
En el Día del Maestro resulta propicio exaltar la figura de quienes, en mayor o menor medida, han forjado el carácter y el temple de numerosas generaciones, inspirando ideales, suscitando cosmovisiones múltiples, motivando a la creatividad, y demostrando que el pensamiento y sus manifestaciones no son algo dado, sino punto de partida a fin de traer a la experiencia mundos inimaginables, dotándolos de tangible realidad.
Para muchos de nosotros, en este día de evocaciones, la personalidad y magisterio de Guillermo Héctor Rodríguez se revisten de vigencia, vivísima y vigorosa; se acrecienta, de manera contundente, haciendo volver el interés hacia lo que da sustento cultural, a lo que permanece en medio de lo cambiante y lo insustancial.
Alumno y discípulo de los hermanos Caso, el despertar de su sueño personal  queda asentado en sus trabajos filosóficos desde muy temprana edad: “El Ideal de Justicia en nuestro Derecho Positivo”, ensayo patrocinado, en 1934, por el Instituto de Reformas Sociales.
Egresado de la Facultad de Derecho y de Filosofía y Letras en la UNAM con sendas tesis que le merecieron palmas académicos, a los 27 y 37 años de edad, respectivamente, con  sus polémicos trabajos “La Jurisprudencia como Ciencia Exacta” (1934) y “Ética y Jurisprudencia” (1949), dedicó a la investigación y a la enseñanza su vida laboral, de manera íntegra, con todo y haber sido Presidente Municipal de la ciudad y puerto de Veracruz.
Platónico y plotiniano, filosóficamente hablando, en sus años iniciales de ambas carreras, según confesión propia, consagró sus fuerzas intelectuales al estudio de los sofistas (Protágoras y Gorgias, entre otros), doblando así la hoja de encomios al autor de los diálogos, a Platón, sedicente seguidor éste de Sócrates y de Aristóteles por lo tanto.
La “Lógica Actual”, sus polémicas, ponencias y diversos ensayos dan cuenta y razón de aquel alejamiento, así como del cultivo y divulgación de su pensamiento innovador en el aula y en la página escrita.
Falleció el 4 de mayo de 1989, a una edad respecto de la cual había aún que esperar tanto de él. Cuatro años atrás la enfermedad lo había hecho recluirse en su domicilio en el Puerto de Veracruz.
En el Congreso Internacional de Filosofía realizado en la Ciudad de México allá en los años 60, sostuvo en una intervención suya acerca del concepto de hombre, de historia y de cultura universal las tesis de la Sofísfica, enriquecidas por las ideas de Kant y de la Escuela Filosófica de Marburgo, así como del pensamiento de Hans Kelsen, el autor de la “Teoría Pura del Derecho”.
No es Guillermo Héctor Rodríguez, ciertamente, el único maestro merecedor de solemne reconocimiento. Habrá otros en sus disciplinas correspondientes. Nosotros lo llevamos en lo íntimo de nuestro “eros” pedagógico como el que brilla con luz propia iluminando su efigie con los resplandores propios de la creatividad que nos enseñó, al motivarnos a pensar por nosotros mismos y ser libres por ello y responsables de ello.


lunes, 7 de mayo de 2018

INSTITUCIONES DE CONTROL: EL CAMBIO DEMOCRÁTICO


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Los tiempos actuales son voz de alerta acerca del posible ocaso de la incipiente democracia en nuestro país. Por un lado, los precandidatos y luego los candidatos no han cesado de maltratar a la naciente etapa de bienestar en que vivimos con todo y las deficientes instituciones de salud, seguridad, educación y en general protectoras del entorno social.
Hablan los aspirantes haciendo caricatura del debate público de metas y objetivos para un bienestar inasible; al propio tiempo arremeten contra toda política de cambio por considerarla contraria a la transición.
Entre las numerosas obras que los candidatos harían bien en consultar están los escritos de Hans Kelsen sobre el tema o del italiano Norberto Bobbio.
Entre mis más dilectas obras de consulta encontré hace poco la documentada obra del doctor Diego Valadés cuyo título resulta de entrada esclarecedor sobre aquello que en estos angustiosos días, por cierto, se ha  vuelto un verdadero atropello a la democracia, a sus instituciones y a sus organizaciones de cuño afianzador de la igualdad, el libre albedrío y el desarrollo de la educación conforme al criterio de enseñar a crear. No enseñar a memorizar y repetir, como es común hacerlo.
Volviendo al libro del doctor Valadés (El Control del Poder, UNAM, 1998) habíamos dicho que los ahora candidatos o bien alguno de sus asesores debería consultarlo, leerlo y entender las tesis que sostiene; de ese modo, evitar los crasos errores en que incurren los aspirantes presidenciales al abordar temas, por caso, del bienestar, la democracia, el ciudadano y todo lo concerniente a la transición a la democracia en el futuro inmediato.
En el rubro correspondiente a “El control como problema”, se ocupa de los problemas siguientes: Control y Poder, Control y Legitimidad, Control y Democracia, Control y Sistema Representativo, Control y Sistema Presidencial y Parlamentario, Los Partidos Políticos y la Dinamización de los Controles.
En suma, estudia problemas como Control y Medios, Control. Asimismo, Exceso en el Control y Control y Sanción.
Emerge en toda su amplitud y profundidad teóricas el tema del control, precisando su significado y sus límites.
El asimismo maestro, investigador y docente en la Facultad de Derecho y en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Héctor Fix-Zamudio, escribe en el Prólogo a la obra que  comentamos:
 “El autor parte de la cuestión básica de la posibilidad de controlar al poder que en el fondo implica la preocupación secular de evitar los excesos del poder, bajo cuyos efectos ha vivido la Humanidad la mayor parte de su historia.
Y concentra  su análisis, prosigue, en los controles políticos, los que en su concepto son más dinámicos, inteligentes y eficaces, que los controles jurídicos, porque no se desenvuelven mediante tecnicismos propios de estos últimos controles y porque sus resultados suelen producirse de inmediato y con efectos generales”.
El doctor Valadés se refiere al control como proceso; lo examina “in situ”, describiendo lo que en este sentido ocurre en España, Estados Unidos y México.
En cuanto al debate político propiciado por la elección presidencial en nuestro país, habría que resumir el comentario aludiendo a la urgencia de hacer partícipe a la ciudadanía invocando los derechos y las obligaciones, precisando su participación en la construcción de la democracia.
Y no con la retórica demagógica que nos abruma día a día, sino con el lenguaje propio y elemental de quienes, de alcanzar el poder se obliguen desde ahora a respetar sus palabras, promesas y compromisos.
Libros como el de Diego Valadés, nuestro admirado estudioso del Derecho y quien ha sido ejemplar funcionario público, sobre todo
dentro de la Universidad, ilustran acerca del ejercicio del poder: su alcance, significado y compromiso.