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Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







miércoles, 11 de agosto de 2010

UMBRAL DEL CENTENARIO: BIENVENIDA EN LA UNAM


Por Federico Osorio Altúzar

A mes y medio de cumplirse el centenario de su fundación, la Universidad Nacional abre sus puertas a fin de dar inicio al año lectivo 2010-2011. Es impresionante, sin embargo, la situación que deriva de su abultada matrícula. Un ejemplo, el incremento en el campus preparatoriano ha sido de más de seis mil nuevos huéspedes, entre adolescentes y jóvenes, durante la última década. Alcanza la Escuela Nacional Preparatoria, a la fecha, una población total de cincuenta y dos mil cuatrocientos siete bachilleres.

Las cifras relativas al claustro académico preparatoriano son las siguientes: dos mil quinientos veinticinco profesores de carrera, mil setecientos treinta de asignatura; ciento veintisiete técnicos académicos y cincuenta y un profesores jubilados. En 1910, en septiembre, mes de las fiestas del Centenario de la Independencia, los números aludían a sólo novecientos tres profesores y poco más de novecientos alumnos inscritos en el Antiguo Colegio de San Ildefonso (Ernesto Lemoine, “Efemérides de la ENP”. Escuela Nacional Preparatoria, 1978)

En el reinicio de actividades escolares en la UNAM, una semana antes, la directora general de la ENP, Silvia E. Jurado Cuéllar, dio la bienvenida a los alumnos de nuevo ingreso a la institución, a los nuevos universitarios que entran por la puerta grande a la máxima casa de estudios. Ellos fueron entre los mejores competidores en el reciente Concurso de Ingreso a la Educación Media Superior de la Zona Metropolitana. Por otra parte, Jurado Cuéllar estrena su elevada función al frente de la ancestral institución. La Junta de Gobierno de la UNAM la eligió para el honroso cargo, el 3 de julio del presente año.

Psicóloga egresada de la Facultad de Psicología, diplomada en áreas de su especialidad, Silvia Estela Jurado, tiene ante sí, más allá del festejo centenario, el trascendental reto de hacer la radiografía del alma gigantesca que representa la comunidad preparatoriana, interiorizándose con sumo profesionalismo y clara visión de largo alcance, sobre las urgencias que apremian en la ancestral predecesora de la Universidad Nacional, así encomiada por don Justo Sierra en su discurso magistral, el 22 de septiembre de 1910.

Volviendo a septiembre de 1910, el orador oficial, don Justo Sierra subrayó en el acto inaugural de la Universidad que la Preparatoria, fundada por el doctor Gabino Barreda con arreglo al decreto del Presidente Juárez, se instituiría (Ernesto Lemoine) como base o cimiento de nuestra Máxima Casa de Estudios. El notable educador haría la solemne e histórica inauguración en el nuevo Anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria. Dato, ciertamente, emblemático.

Cien años después, la Universidad es líder de la educación superior en el país. Cumple una centuria de peripecias, altibajos, grandezas y glorias en el devenir educativo de México. Siempre a su lado, la Escuela Nacional Preparatoria ha traspuesto escenarios unas veces infamantes, otros de ufanía. En 1914, en 1929, en 1945, en 1968 y en 1980, para citar algunos capítulos de su historia, refrendó con la cárcel y lágrimas de felicidad de sus hijos, según los casos, sus derechos académicos; consagró su estatus de libertad y autonomía: obtuvo la Ley Orgánica que define su misión y alcanzó la distinción de ser la primera casa del saber universal, de habla hispánica, y la calificación de muy excelente en las estadísticas mundiales.

lunes, 2 de agosto de 2010

XENOFOBIA Y RACISMO: FLAGELOS CONTRA LOS INMIGRANTES


Por Federico Osorio Altúzar




Pasan los inmigrantes el mayor acoso de su historia. Francia Israel y Estados Unidos arremeten contra ellos instigados por xenófobos y racistas, como no se veía desde que los judíos fueron víctimas de la insania nazi. Otro holocausto se cierne sobre los parias expulsados de sus lugares de origen, a causa de la necesidad de sobrevivir.

No hay poder sobre la tierra que detenga a los gobiernos tiránicos que acosan, golpean y flagelan a cientos de miles de extranjeros declarados no gratos después de años de esclavitud disfrazada, convertidos en mercenarios en sus guerras y conflictos, reserva en las filas de la peor ignominia conocida.

Hispanos, palestinos y africanos forman parte de la moderna diáspora, deportados entre amenazas, humillaciones sin fin y abuso de toda clase. Los Derechos Humanos no existen para ellos, como no valieron los principios de igualdad, justicia y equidad para los judíos de Europa, perseguidos por los regímenes genocidas.

Al igual que en otras situaciones los depredadores, aves de carroña, acechan para hacerse de los bienes de los acosados, inclusive de los pequeños desamparados de la tutela de sus padres, arrancados de sus hogares, sin que comunidad internacional haga algo a fin de protegerlos de la furia discriminatoria.

Se cruza de brazos la justicia internacional y se declaran incapaces e impotentes los gobiernos coludidos en la gestación solapada del moderno holocausto contra los inmigrantes. No hay un Lincoln, un Luther King o un Kennedy que salga al frente para decir voz en cuello la crueldad con la que se actúa, el modo brutal con que se trata a los infelices indocumentados, como si fuesen parias bajo el fatal designio de un brote endémico que se cierne sobre este sector inerme de la Humanidad.

Pagan, por otro lado, su cuota de vergüenza, de indignidad, si es que la hay, los gobiernos expulsores de inmigrantes, corresponsables de la diáspora de sus connacionales. Promotores de uno de los más viles negocios con seres humanos, inmersos en la corrupción, el latrocinio del erario público, desempleadores sistemáticos, depredadores de las riquezas del suelo y del subsuelo patrio, vieron en los trabajadores errantes, la mayoría parias aquí y allá, el productivo pero nefando negocio (por llamarlo así), similar al que patrocina la mafia internacional de narcotraficantes.

Cuantiosas ganancias mal habidas hacen los promotores con el trabajo de los indocumentados, mediante tratos subrepticios con los explotadores extranjeros, en un verdadero tráfico de la dignidad y de las vidas de sus víctimas. Obsequiosos con los saqueadores tradicionales, cómplices de éstos, hacen criminal trueque: entregan los haberes de los países subdesarrollados (minas y cuencas petroleras) a cambio de ofertas laborales para los pauperizados, los inermes trabajadores sin trabajo, los jornaleros sin paga de jornal y los desposeídos campesinos sin tierra, despojados por los cárteles del latifundismo con la venia del entonces presidente neoliberal Carlos Salinas de Gortari.

Vigente la mutilada Ley Arizona, se inicia la deportación desde territorio estadounidense volcándose hasta la vieja Europa y al convulsivo Medio Oriente, ¡quién lo dijera!, desde Israel, reducto ahora del neocolonialismo heredado por los Nixon y los Bush. Arma política en manos de los republicanos contra el presidente Obama, la ley xenofóbica abate las esperanzas que abriga la figura emblemática del Presidente de los Estados Unidos. Echa por tierra, en la persona de millones de inmigrantes, los sueños de la sociedad abierta, universal, justa y equitativa incubados otrora en suelo de la Unión Americana, con Lincoln, Luther King y los patriotas humanistas, John F. Kennedy al frente.