Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 19 de agosto de 2013

PEMEX, OTRA REVOLUCIÓN EN MARCHA



Está a la vista el estallido de un volcán social, político y económico en el país. La reforma de Petróleos Mexicanos, último bastión de la Revolución Mexicana tras la debacle del ejido y  el derrumbe de la minería nacionalizada, es su principal síndrome. Sigue el estrepitoso fracaso de la política hidráulica como ocurre en el Valle del Yaqui, enclave agrícola hace medio siglo espléndido granero de México.Son víctimas de este crimen, crimen impune y de “lesa Humanidad”, causado por la nula prevención y el afán de lucro de los insaciables de siempre, aquí, allá y acullá; así, entre los  indigentes e indefensos campesinos, de la diezmada Tribu del Yaqui, también del remanente de ejidatarios  bajo extrema marginación.
Está en el aire la proclama de reforma energética, con visos de reivindicación social y económica para los grupos mayoritarios. La inveterada corrupción aunada al entreguismo a las avariciosas trasnacionales en pie de reconquista, la hacen punto menos que dudosa en cuando a su finalidad y alcance. Sigue en suspenso la amenaza de enajenación o hipoteca del futuro de la Nación.
Mientras tanto, está en el tapete de la discusión por parte de los hacedores de leyes el destino, uso y usufructo, del subsuelo mexicano.
En el corazón de este escenario se gesta una revolución silenciosa desde las entrañas del México de la extrema pobreza y marginación: el México indígena y tribal, desde el norte hasta los cofines del Sur
En Chiapas, unen su voz los indígenas desposeídos a la demanda de Alberto Pethishán, aborigen encarcelado, quien acusa a terratenientes y políticos por la depredación de tierras, aguas y bosques de etnias en la región. Desde Sonora, de nueva cuenta, voceros de la etnia guarajía hacen pública la queja por el robo de tierras so pretexto de la construcción de una presa ostentosamente denominada Pilares-Bicentenario, lo que hace recordar el Acueducto Independencia, obra de la mentalidad sesgada del gobernador Guillermo Padrés Elías.
En Aquila, otro foco rojo en esta cadena de exterminio y depredación de las posesiones indígenas, aún en manos de las etnias bajo acoso, el conflicto tiene origen en la voracidad de los dueños de la mina conocida como Las Encinas. La rapiña y la impunidad tienen límites y consecuencias
La lista resulta interminable. Y los botones de muestra apuntan a un escenario en donde la retórica populista sirve a programas devastadores por parte de los señores del capital y de los medios de trabajo para la subsistencia más elemental.
En el Sur y Centro de la República, comuneros y ejidatarios denuncian abusos y atropellos de los explotares del subsuelo en minas de Chiapas y Michoacán, de San Luis, Jalisco y Sonora documentadas en la prensa nacional.
La lucha por el agua es la lucha por la sobrevivencia en el caso de guarajíos, yaquis y demás etnias bajo el atroz embate. La defensa de bosques se inscribe frente a la feroz acometida con el fin de conculcar la pobreza acabando con  aquellos que se consideran, paradójicamente, causa de la misma. La denuncia sobre el despojo de tierras tiene que ver con el abuso de intocables empresarios extranjeros que violentan a su antojo los derechos de la tierra, las normas laborales y de  seguridad.Tierra baldía, en este respecto, da la impresión de ser el Estado federal, los estados y municipios, en donde sus pobladores marginados son víctima de la anarquía oficial.
No obstante, hay excepciones a las reglas con arreglo a las cuales se mantiene en pie la idea de nación y se ejerce el pacto del federalismo social, político y económico. En ese panorama con tonalidades claras y oscuras, la reforma energética da pie a la esperanza, la cual se hace sentir y aún estremecer en las palabras del indígena chiapaneco: “Nunca más un México sin nosotros”. 

viernes, 9 de agosto de 2013

LA UNIVERSIDAD NACIONAL: MATER ET MAGISTRA



Da inicio un capítulo nuevo en la historia de la educación en México. Tras el fragoroso comienzo toma vuelo la reforma desde sus bases y permea el edificio de la enseñanza desde la escuela elemental hasta la cúspide de la pirámide en los centros de formación profesional, pasando por los grados intermedios, técnicos y propedéuticos.
Hace cien años, la militarización decretada por el dictador Huerta tendía un oscuro velo de incertidumbre en centros escolares y de estudios y avanzados en todo lo  ancho y extenso de la geografía nacional. La recién fundada Universidad Nacional era blanco de francotiradores y de grupos de oposición: reaccionarios y progresistas.
1913 fue un año aciago en la crónica de agresiones, la principal dirigida por el dictador en contra de la aún adolescente Escuela Nacional Preparatoria fundada por el doctor  Barreda. Desde el solio del poder, se pretendía convertirla en cuartel, centro de entrenamiento militar y espacio para el ejercicio de las armas en vez de ser espacio para la discusión y propagación de ideas y saberes científicos y humanísticos.
Soldados serían los “alonsiacos” inscritos en lo que fuera Colegio de San Ildefonso; coroneles y sargentos habilitados los maestros de la institución barrediana; presuntos militantes los directivos y administradores al servicio del ejército suplantador. El lema “Amor, Orden y Progreso” acuñado por el discípulo de Comte, se convertía en la consigna dela dictadura: protestad lo que queráis, pero ante todo ¡obedeced!
A un siglo de lejanía, la Universidad inaugura cursos lectivos en su campus académico bajo el régimen de la  autonomía, refrendando en la docencia, la investigación y la extensión cultural el lema positivista de “Amor, Orden y Progreso”, entendido como proclama de nación libre frente a cualquier tutela: religiosa, política e ideológica.
El rector José Narro Robles enaltece la función social de la Universidad al dar como noticia principal la apertura de dos mil quinientos lugares más en las facultades de Estudios Superiores (FES), logro inusitado en la historia reciente de la UNAM.
Por parte de la Escuela Nacional Preparatoria, Silvia E. Jurado Cuéllar, su directora general, enuncia el tradicional mensaje de bienvenida en cada uno de los planteles de la ancestral escuela, invocando la divisa pedagógica acuñada por el doctor Barreda: “Amor, Orden y Progreso”. Lo primero, entendido como “Eros” hacia el conocimiento,  tendencia al cultivo de las ciencias naturales y sociales, así como inclinación hacia la comprensión y ejercicio de la expresión artística. 
“Orden” entendido como conducta o práctica del régimen de derechos y obligaciones, con arreglo al cual las libertades se originan en y por la responsabilidad de todas y cada uno de los sujetos de la acción moral; es decir, de la persona humana. Y finalmente, “Progreso”en todos los órdenes de la cultura a través del diálogo y la discusión,  de la libre investigación y autonomía; en suma individualización del método crítico por medio de la enseñanza-aprendizaje.
La Universidad del siglo XXI reasume su legado histórico. Informa y forma de acuerdo con el principio según el cual “conocer es crear y no reproducir”. Así, y sólo así ha sido, es y seguirá siendo autónoma y soberana en los planos de la enseñanza media y superior, en la investigación básica y aplicada, y en la difusión de la cultura más allá de sus inmuebles académicos.

Es madre y maestra (Mater et Magistra) en toda la extensión de la palabra. Enseña creativamente y preserva en su seno a los mejores. Y los mejores son por su saber, por su disposición al conocimiento innovador y por su voluntad sin límites para compartir la cultura superior con los demás.

lunes, 5 de agosto de 2013

LA SUPREMA CORTE TIENE LA ÚLTIMA PALABRA



Prueba en contrario, a partir de mañana, el conflicto en torno al acueducto mal denominado “Independencia”, se enfilará a una resolución final,  cumpliéndose al efecto la regla según  la cual “todo lo que principia, tiene necesariamente un fin”. La Suprema Corte enunciará entonces su última palabra tocante al dilema que divide a los sonorenses en dos regiones opuestas entre sí a causa del suministro, uso y usufructo del agua.
En el crisol pasará a prueba la propuesta de Rogelio Díaz Brown, el munícipe laureado de Cajeme, relativa a la planta desaladora como la mejor opción frente a la obtusa decisión del anarquismo y la impunidad. Los  ojos del país estarán fijos en la entidad norteña y en la  cuestionada Tribu Yaqui cuyos integrantes recobrarán su prestancia, su tradicional entereza y plena identidad. Refrendarán, así, la honra y dignidad que conservan en la historia revolucionaria del México moderno.
El día de mañana, 7 del mes, resplandecerá el sol de la justicia jurídica, aquella que da a cada quien lo suyo según lo que dicta la Ley. Mañana alumbrará con particular intensidad el Estado de Derecho el cual no hace distingos, no debe hacerlo, ni tiene porqué incurrir en parcialidad o preferencias, siempre y cuando se viva y conviva bajo la tutela de un Estado democrático de Derecho.
La última palabra pronunciada por la SCJN corroborará, prueba en contrario, si México es una patria de leyes, una nación en la que prepondera la constitucionalidad y la legalidad. O bien, ¿por qué no poner en duda la hipótesis en el sentido de que si bien el sol del Derecho sale para todos hay la posibilidad de que sus rayos pudiesen proteger al poderoso, favorecer a grupos ostentosos de poder económico y a oligarquías amparadas bajo la sombra de instancias ilegítimas y por lo tanto arbitrarias?
Por lo tanto, mañana será un día crucial en la historia no sólo de Sonora sino del país en general. Habrán de ponerse las bases normativas para resolver el conflicto del agua planteado sobre la arena movediza de la  ideología y de intereses agazapados y  tácticas oprobiosas. Se dirimirá, por tanto, si continuará haciendo de las suyas el imperio de la anarquía oficial, el predominio de la voluntad subjetiva y el reinado del temperamento. O bien, si habrá de convalidarse el Estado de Derecho sin posibilidad de que el sol de la justicia jurídica prosiga suplantado por el ”rey sol” usurpador de la ley suprema y sus reglamentos.
En vísperas de la crucial resolución, los sonorenses en particular  y los mexicanos  en general asistiremos a una demostración ejemplar: la “aplicación” o individualización del Estado de Derecho en una controversia de la cual depende la continuidad o discontinuidad del Estado democrático de Derecho; es decir, la legalidad y la constitucionalidad en toda controversia  o a la instauración del voluntarismo personal envuelto en la piel de oveja del Estado a u t o c r á t i c o de Derecho.
En otros términos, por lo que puede verse, nos encontramos ante una de las más grandes y graves resoluciones por parte del supremo tribunal de justicia: la referente al triunfo de la democracia jurídica y política o la que haría posible la victoria del autoritarismo y la autocracia.
Por lo demás, la Suprema Corte de Justicia de la Nación afrontará el autoexamen y evaluación de si misma como órgano supremo para dirimir con objetividad,  rigor, y ejemplar imparcialidad cualquier dilema, conflicto  o controversia, garantizando en este caso el Estado democrático de Derecho, vigente, cuya eficacia y validez está bajo su vigilante tutela.

 Y en este sentido refrendará sus atribuciones y el papel histórico que le corresponde como piedra de toque en el planteamiento y resolución de futuros conflictos y similares dilemas.