Pasa
lista de presentes el Estado de Sonora ante lo que se considera insólita
resolución de la Suprema Corte: consumo de “cannabis” en favor de cuatro
demandantes de amparo. Claudia Pavlovich, Mandataria de la Entidad, en
ejercicio de su autoridad sostiene que
avalará dicha convención.
Acatará
los términos de la resolución, confirma la primera dama en el poder estatal,
refrendando de ese modo el Estado de Derecho en vías de restauración, tras las
recurrentes “violaciones” de la pasada administración. Acatará, así pues, el
juicio del supremo tribunal, lo cual no significa cruzar los brazos o “dejar
hacer y dejar pasar” ante el barrunto de riesgos que se avecinan.
Frente
a la amenaza latente y real de las adicciones en todo el ámbito de su
jurisdicción, la gobernadora pone sobre aviso en primer lugar a su gabinete,
acerca de la premura y pertinencia con la que se debe actuar. Ante lo que
considera una cuestión de Estado que involucra lo más preciado, es decir, la
vida humana, el bienestar ciudadano y el porvenir de la población. Así, convoca
a la acción inmediata por parte de sus colaboradores. Llama a mostrar y
demostrar diligencia, talento y capacidad en el manejo de los despachos bajo su
responsabilidad.
Abanderada
a lo largo de su campaña con proyectos en los más diversos capítulos del
bienestar social, la flamante ejecutiva afronta su primera gran prueba como
garante de un renovado humanismo, político y administrativo. Pide a los
funcionarios adjuntos que vayan a los
sitios precisos en donde hay vacíos ostensibles de marginación, de franca
discriminación étnica y de abandono respecto de las más elementales condiciones
de vida.
Pide
a los titulares de salud en el Estado y extiende la petición a munícipes y
comisarios a que participen como líderes o coadyuvantes en la cruzada social
para renovar programas, instaurar proyectos bajo promesa, poner en práctica los
compromisos en relación con los cuales la sociedad es destinataria.
Limpiar
a Sonora es hacer accionar las máquinas receptoras de escombros en materia de
salud, de educación, empleo y de sana recreación. Asear al Estado es tarea que
va mucho más allá de recoger la basura acumulada en calles y rincones de
ciudades, pueblos y aldeas. La prevención es, como ninguna otra arma defensiva, eficiente y eficaz en el
combate actual.
Ante
la emergencia de las adicciones urge, con carácter de apremio, la asistencia puntual
de los funcionarios que tienen bajo su encargo áreas vinculadas con la salud, a
fin de restañar males dejados por la
incuria y el desdén de pasadas gestiones políticas y administrativas, poniendo
en juego certidumbre en el diagnóstico y honestidad en el manejo de los
recursos para la debida y oportuna atención y
el recobro de la salud física de los pacientes.
En
educación, enseñando asimismo a cultivar hábitos en el cuidado de la mente y
con la mira de preparar ciudadanos libres y responsables de sí mismos y en
comunidad con los demás. Otro rubro de insoslayable importancia es el de
construir y reconstruir escuelas; formar en consecuencia el nuevo perfil de
instructores, maestros de banquillo, de enseñanza media y superior, con
directivos visionarios al frente, llenos de genuino “eros pedagógico”. Hacer
bibliotecas en donde los niños, adolescentes y jóvenes hagan hablar a los
libros, los cuales se vuelven sordos y mudos para siempre si no existen ojos del
espíritu capaces de ver mucho más que letras, papel y cubierta de obras y
folletos.
Desarrollo
social, pero con ánimo integral, omnicomprensivo. Así, y sólo así, éste sería
el eje principal, la barredora de toda ignominia heredada o dejada en prenda
por la anarquía. Desarrollo social que
empiece por crear hábitos sanos, orgánicos y mentales, que prosiga en la escala
del bienestar con ofertas donde la sanidad integral sea el fundamento para
erigir la nueva sociedad que todos anhelamos y a la cual debemos llevar nuestra
mejor contribución, solidaridad y apoyos.