Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







jueves, 17 de enero de 2013

JOSÉ CARREÑO CARLÓN: LLEGAR AL FCE




Arribar a una de las cimas desde la cual se propaga cultura, en determinada especialidad, es motivo de particular satisfacción. Tal es el caso del sonorense José Carreño Carlón, cuyos amigos y colaboradores que le asisten ven su nombramiento en el Fondo de Cultura Económica (FCE) la recompensa a toda una vida de esfuerzos y dedicación.
Egresado de la UNAM (Facultad de Derecho); funcionario con los presidentes Echeverría y Salinas de Gortari, destacó asimismo en la generación contestataria del 68. Se distinguió entre sus colegas: Juan José Bremer, Ignacio Ovalle, Arturo Cantú; asimismo, fue cercano en la amistad con Álvaro Cepeda Neri y Gilberto Guevara Niebla.
El ahora director del FCE, periodista de altos vuelos, conductor de ForoTV, académico de la Universidad Iberoamericana, galardonado nacionalmente, fue director de “El Nacional”. Es ideólogo ponderado y reconocido luchador social desde las entrañas del poder.
Su llegada al Fondo coincide e incide en un momento clave de la revolución digital en nuestro país. Su arribo a la catedral del libro es recibido con beneplácito para llevar al cabo un capítulo novedoso dentro de la editora nacional. Abre positivas y exigibles expectativas. Varios de sus antecesores han sido notables artífices en la metamorfosis del FCE: Cosío Villegas y Diez-Canedo Flores, pasando por Arnaldo Orfila, Jaime García Terrés y Miguel De la Madrid, han impulsado vigorosamente la cultura bibliográfica, doméstica y universal.
Para no pocos, el FCE es trinchera progresista; para otros, baluarte de la derecha ideológica y de corte conservador. Lo cierto es que nadie que se precie de bibliófilo o de bibliómano, ha dejado de ir a los centros libreros del Fondo, no sin ceder a la tentación de salir de ahí con más de un ejemplar de las muy enriquecedoras colecciones.
Los egresados de Filosofía no podrían menos que presumir en sus estantes y libreros, incluso en las generosas bibliotecas, con sello del FCE, entre muchos más, volúmenes de Mommsen, de Bobbio o de Hans Kelsen. O bien, de Cassirer: por ejemplo, “Filosofía de las formas Simbólicas”, “El Problema del Conocimiento”. O de R.G. Collingwood: “Idea de la Historia”, “Idea de la Naturaleza”, o la “Autobiografía”.
¿Quién, por otra parte, inclusive sin necesidad de etiquetarse kantiano, poskantiano o neokantiano, se ha evitado el goce intelectual de adquirir algunos de estos títulos considerados cumbres del pensamiento: “Crítica de la Razón Pura”, “Los Progresos de la Metafísica”, “Crítica la Razón Práctica”, o bien “Observaciones sobre el Sentimiento de lo Bello y lo Sublime”, de Immanuel Kant, traducidos, los dos primeros por Mario Caimi y los últimos por la infatigable estudiosa y excelente traductora del alemán, la doctora en Filosofía y maestra muy respetada y reconocida en medios universitarios nacionales y fuera de México, Dulce María Granja Castro?
Finalmente, si de despedidas se tratara aquí, vaya un resonante y bien ganado aplauso para Consuelo Sáizar y Diez-Canedo por su proeza editorial que los hace ingresar a la galería de los editores modernos, con visión nacionalista y proyección universal. La razón: haber patrocinado, entre otros proyectos universitarios incubados en la UNAM y la UAM, respaldados por el FCE como el de la Biblioteca Immanuel Kant, verdadera hazaña bibliográfica, sin precedentes.
Tiene de su lado José Carreño Carlón experiencia a fin de cumplir con su nuevo encargo. Se sabe de su pasión por las obras impresas, de contenido y alcance ecuménico, sin dejar de lado las raíces culturales y las preferencias ideológicas. Tiene ante sí una vasta, ingente, obra a realizar; pero también suficiente capacidad para entender y querer el libro por dentro y por fuera.

lunes, 14 de enero de 2013

DOCE AÑOS DESPUÉS: “E PUR SI MOUVE”




El próximo día 17 hará doce años cuando el ahora Senador y entonces Gobernador de Chihuahua, Patricio Martínez García, fue blanco de cobarde atentado. El repudiable acto permanece en la memoria colectiva como un oprobioso episodio que dio pábulo a la impunidad y al deterioro del Estado de Derecho.
Símbolo de reciedumbre, el estadista sobrevivió afortunadamente al atentado. Se impuso a la adversidad con el respaldo de un notable esfuerzo de voluntad personal sostenido con ostensible vocación de servicio, y con el apoyo de un puñado de colaboradores, funcionarios públicos leales y diligentes. Esto, a nuestro juicio, lo hace comparable en cuanto al renacer del organismo político en el que milita y al que continúa sirviendo ejemplarmente. Ha vuelto a la arena pública tras el silencio de ocho años y después de haber terminado su Mandato en el año de 2004, con la mira de contribuir en el rescate de la soberanía nacional proclamado desde Los Pinos y para colaborar en la reposición dela dignidad republicana, desde su curul.
El senador norteño, quien representa con patriotismo los intereses de sus conciudadanos, se levantó aquel 17 de enero de la escalinata de Palacio para cumplir su palabra en prenda ante el Congreso estatal.  Volvió a su despacho con renovado vigor, a  la brevedad pese al impacto físico sufrido, para llevar a cabo la modernización del Estado en seguridad pública, productividad y empleo; educación y  comunicaciones;  justicia  y desarrollo agrario; inversión privada y pública. Y ante el abandono propiciado en el ámbito de las relaciones internacionales, dio apertura y facilidades en materia de comercio a los productores chihuahuenses allende los mercados de Europa y del Lejano Oriente. Y aquende, en la frontera estadunidense.
A pesar de las incompetencias y el desdén del presidente Vicente Fox, proyectó audaz y previsora modernización económica y social en Chihuahua. Apoyado por un reducido equipo de asistentes y profesionistas imbuidos de un verdadero celo reconstructivo, renovador, investidos de valor cívico sin caer en la temeridad, hizo lo mejor para sus gobernados, de cara a los tiempos políticos que corrían como a galope.
En CONAGO fue un genuino líder emprendedor que daba, al propio tiempo, ejemplo en la administración política de su Estado. Con ese aval proponía a sus pares, los mandatarios estatales, reformas apremiantes; por ejemplo,la del federalismo y la reforma hacendaria (no sólo fiscal), tras la última efectuada en la época del Presidente Miguel Alemán, hacía entonces más de medio siglo.
Promovió el gobernador Martínez García un estratégico entendimiento con los Estados fronterizos de la Unión Americana, en marcha por cierto a través de  cónclaves regionales con mandatarios de Arizona, Texas, Nuevo México y California, modelo a seguir para su oportuna aplicación en esta etapa de la reconstrucción nacional.
Pero a su lado, ciertamente, había funcionarios de la talla del experimentado  comunicador y del leal  secretario de Gobierno, los abogados Antonio García  Hernández y Víctor Manuel Anchondo, valiosos funcionarios en aquel régimen; como también el visionario director de Finanzas, Miguel Zapién Ponce, copartícipe en la propuesta, dentro de CONAGO,sobre la reforma hacendaria.
Así, doce años después, el  estadista ejemplar según el desempeño de sus funciones como presidente  municipal, diputado federal, gobernador y ahora senador de la República, hace decir con la legendaria afirmación de Galileo frente a sus instigadores,viendo en su persona el renacer de la credibilidad y la confianza en la política de modernización con sentido social: “Y. sin embargo, se mueve”. Con todo y la adversidad, pese al desdén y al cerco de impunidad ante el proditorio atentado: “E PUR SI MOUVE”. 

lunes, 7 de enero de 2013

DÍA DEL PERIODISTA: OFICIO DE MUERTE O PROFESIÓN DE VIDA





Por efemérides no queda el tributo a los hombres y mujeres de la pluma y las ideas. Personalizada una de las fechas, conmemora al autor del oficio de referencia (4 de enero); la otra (7 de junio), extiende sus parabienes a la función que desempeñan informadores y opinadores.
“Oficio de Muerte” titula su más reciente libro Carlos Moncada Ochoa, periodista sonorense de muy larga trayectoria en su entidad de origen, así como de intensa y brillante actividad desde las páginas de rotativos de esta capital del país. No menos expresivo es el subtítulo: “Periodistas asesinados en el país de la impunidad” (Grijalvo, 2013) Prologa los textos, el extinto columnista Miguel Ángel Granados Chapa.
Obra documental y libro-denuncia podría calificarse. Esto caracteriza, a juicio nuestro, el contenido de lo que es mucho más que un reportaje; o bien, nómina de crímenes ejecutados en la persona de decenas y decenas de servidores de la información. Se trata, en efecto, de un exhaustivo y ejemplar esfuerzo realizado con esmero y prolijidad profesionales, poniendo la objetividad y la fidelidad como brújulas frente a frente de los sucesos, honrando así compromisos de certeza y veracidad.
La denuncia se avala con datos contrastables. Tiene el carácter de lo casuístico en el sentido de que parte de la individualización de los crímenes, en forma tal que no haya lugar para que la conjetura derive en generalización de los hechos delictivos y dé lugar al silencio; finalmente, a la impunidad. El “Yo acuso” es flamígero señalamiento en la medida en que, como aquí ocurre, se ponen al desnudo datos específicos; se describen los escenarios y se proveen indicios que llevan a los autores y patrocinadores de los nefandos hechos.
Las más conocidas librerías del país distribuyen el libro de Carlos Moncada, cuyo interés rebasa lo circunstancial de los tiempos que corren y de los avatares políticos en que predomina la tendencia a reconstruir la vida cívica, económica y educativa del país.
Y cuando la administración pública federal se empeña en restaurar la imagen política de una nación comprometida con la democracia, la seguridad pública y jurídica. En suma, en los inicios de una diferida transición al federalismo político y social, sepultado por el conservadurismo y la autocracia.

En el contexto, brota la denuncia, voz en cuello, de crímenes y asesinatos solapados como los que dan pie a “Oficio de Muerte”, libro que sale a luz, sucediendo al que, en 1991 publicó Edamex, del mismo autor, con el título “Del México violento. Periodistas asesinados”.
En lectura de antología Manuel Gutiérrez Nájera nos había hecho reflexionar acerca de la actividad del periodista, cuya profesión ha sido motivo de acoso, cuando no del irónico desdén por parte de los poderosos en turno, a pesar de que su labor es alentar a la vida participativa, al enjuiciamiento social, a la comprensión de los sucesos trascendentes. En suma, si admirable es su quehacer diario, faro que ilumina todo lo que es humano, efímero y permanente, al propio tiempo la del periodista es la actividad  más aventurada y desventurada, habida y por haber.
Así escribió el precursor de la modernidad literaria mexicana en el siglo XIX: “No hay suplicio ninguno comparable al que padece el periodista en México. El carpintero, el sastre o el pintor pueden conformarse con entender principios y reglas de su arte; pero el periodista tiene que ser no solamente el “homo duplex” de que hablaba el latino, sino el hombre que, como los dioses del Walhalla, puede partirse en mil pedazos y quedar entero… La misma pluma con que anoche dibujó la crónica del baile o del teatro, le servirá para trazar ahora un artículo sobre ferrocarriles o sobre bancos. Y todo esto sin que la premura le permita abrir su libro o consultar un diccionario”.