Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 29 de agosto de 2011

ENTRE EL TERROR Y LA IMPUNIDAD. ¿QUÉ SIGUE AHORA?



            
                 Por Federico Osorio Altúzar

Piden tregua funcionarios estatales, justo en donde más se enseñorea la violencia. Vicente Fox sugiere pactar con la delincuencia y promulgar, incluso, amnistía a los victimarios de la sociedad. A su vez, el Ejecutivo federal convoca a la unidad de los mexicanos, tras decretar luto nacional por la acción terrorista perpetrada en Monterrey. El Estado democrático de Derecho encara, hoy en día, su peor momento. Pero las condiciones en materia de seguridad son apremiantes, más allá de cualquier tendencia partidista. 
Mientras tanto, prosigue la guerra en los términos de Carl Schmitt (amigo-enemigo). La sociedad mexicana es víctima indefensa en la infernal lucha que cubre de luto hogares de cientos y cientos de familias. Revive, con mayor virulencia en  Chihuahua el asesinato serial de mujeres; continúa el crimen alevoso en contra de líderes de opinión y de modestos periodistas. Crece, asimismo, la intimidación a los mal pertrechados cuerpos policiales de estados y municipios,  y arrecia la campaña para inhibir el turismo y el flujo de inversionistas del exterior.
Mientras esto sucede, y muchas atrocidades más, políticos de izquierda, del centro y de derecha  escenifican polémicas y enfrentamientos ideológicos que dan la impresión de tratarse de un pleito por el poder en sí mismo, por la supremacía y la derrota, a como haya lugar, del adversario. La guerra de los opuestos del viejo Heráclito pasa por Marx y Hegel hasta llegar a  Schmitt en forma de un nihilismo autodestructivo por medio de las armas, el dinero y su uso criminal, perverso.
Así, mientras la nación se desangra, mientras el pánico cunde por todo el territorio nacional. Mientras niños, adolescentes y jóvenes son el blanco de cazadores de vidas inocentes y objeto de  venganzas cobardes se escenifica la deleznable pugna para defenestrar al contrario, al enemigo, con el propósito de liquidarlo, de una vez por todas. Las verdades a medias ocupan el lugar de la discusión pública, el libre y público examen de las ideas, las propuestas y los argumentos. Con falacias y presunciones se entorpece el consenso al que convoca el Primer Mandatario: la unión de los contrarios, de los opuestos; en suma, la superación de  rivalidades y contiendas.
Llama el Presidente a cerrar filas ante las acciones terroristas. Demanda participación ciudadana y ofrece corresponsabilidad desde el supremo poder de la República. Invoca la idea de nación como fuerza capaz de cohesionar y hacer frente común a los embates de la incursión de intereses lesivos a la soberanía y la autodeterminación. Propone dejar de lado la tendencia iconoclasta, suicida, de arrasar con todo para empezar de nuevo. El “quítate tú y me pongo yo” es plaga nociva cuyos efectos dañinos son irreparables para la salud del organismo social.
Las preguntas, no obstante, siguen siendo: ¿De dónde salen los provocadores, incendiarios y promotores de la confusión, la anarquía y las desgracias que nos aquejan? ¿Quiénes promueven la guerra, de corte neofascista, que no tiene trazas de terminar? ¿Con qué recursos se paga la campaña de mentiras propagandísticas?  En suma, ¿quién miente más? ¿El viejo o renovado PRI? ¿El PAN, ahora dueño del poder presidencial? ¿El escindido PRD y sus tribus carentes de liderazgo y eficacia? 
Sin desestimar la convocatoria del Presidente, persiste la inquietud: ¿Hasta cuándo durará esta guerra del amigo contra el enemigo (en los términos de Carl Schmitt), guerra que cubre de luto y sangre, dolor y rencor a miles y miles de familias mexicanas? ¿Cuándo veremos su final? ¿Hasta que los contendientes se destruyan y se aniquilen mutuamente?   


miércoles, 24 de agosto de 2011

LA POLÍTICA DEL “COMO SI”: UN VENENO LETAL


                                          Por Federico  Osorio Altúzar
En México la política del “como si” se hace de falacias, imprecisiones y de imágenes la presumible realidad. Se construye con ficciones y metáforas, elementos imaginarios y aun contradictorios entre sí. Hay que vivir como si fuésemos eternos; actuar como si, en efecto, fuésemos legisladores de nuestro personal destino.
El PAN de Felipe Calderón (antes el de Vicente Fox) ha gobernado con arreglo a la política del “como si”.  Hagamos de cuenta, decía el mandatario lúdico, que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Hay pleno empleo, asegura el Presidente en turno; cupo suficiente en las escuelas públicas de todos los niveles; atención médica y fármacos al alcance; seguridad pública en todas partes.
Pero la política del “como si”, expresa el líder priista del Senado, Manlio Fabio Beltrones,  en tono de una delación, es tóxico dañino, letal. Con sus palabras: es veneno para el organismo social.
En la sesión inaugural de la reunión plenaria de los diputados priistas, en Playa del Carmen, Manlio Fabio Beltrones, precandidato a la Presidencia, denunció la estrategia mediática impuesta desde Los Pinos como táctica de comunicación falaz, ambigua y confusa; profusa y difusa. La política del presidente Calderón, argumentó, consiste en tratar de persuadir a los mexicanos de los aciertos durante su gestión presidencial como si lo aparente fuese verdad; es decir, como si el fracaso de los programas de bienestar social fuese logro indiscutible, realidad indiscutible.
El senador por el Estado de Sonora señaló a Felipe Calderón como el responsable de implantar una estrategia triunfalista que va, como lanzadera, de lo aparente a lo inverosímil, del espejismo a la tergiversación, de la falacia a la mentira.
 Por lo que a él se refiere, Beltrones trazó límites y definió su posición partidista, asumiéndola con claridad y mesura en su condición de aspirante a la Presidencia. Hizo  la apología de su organización frente a la pertinaz crítica del PAN sobre un “pasado negro” imputable al Revolucionario Institucional, mostrando inconsistencia y mendacidad por parte del adversario;  desinformación histórica de los impugnadores. Miente el Presidente, aseguró, cuando afirma que el país está suficientemente blindado ante una crisis económica internacional. Miente cuando afirma que se va ganando una guerra contra el crimen organizado con cincuenta mil muertos. Miente cuando sostiene que hay empleo mientras las cifras relativas a subocupación y trabajo informal aumentan cada día.
Asimismo, miente el  PAN al declarar que los 70 años de priismo en el poder son décadas fallidas, de fracasos y tumbos, haciendo gala de amnesia histórica al olvidar su autoría en la creación de instituciones de protección social; la fundación de la banca comercial, industrial y ejidal; el establecimiento de instituciones de educación universitaria y tecnológica de primer orden, así como el de centros de salud pública, y la redistribución de la riqueza con un sentido equitativo y de participación popular.
Si en siete décadas el PRI contribuyó a que este país sea lo que es, si en siete décadas se pasó del México rural al de los umbrales de la modernidad, ¿qué han hecho por su parte los gobiernos panistas en una década en el poder político? Respuesta: derruir lo construido, devastar lo edificado, echar por tierra lo alcanzado.
En 2006, hizo recordar Beltrones, cuando México estaba al borde de la ingobernabilidad, frente a una transición de poderes ensombrecida por las “accidentadas elecciones” de ese año,  fue el PRI garante de fortaleza y certidumbre institucional frente al descrédito de la “administración fallida del presidente Vicente Fox  y por las accidentadas elecciones previas al arribo de Calderón a la Primera Magistratura de la Nación”. 


lunes, 8 de agosto de 2011

PUEBLOS INDÍGENAS: ACOSO, DEPREDACIÓN Y EXTERMINIO



                                                                  Por Federico Osorio Altúzar
Desde hace más de cuatro siglos la población indígena vive o sobrevive entre la tortura del purgatorio y el infierno universal. No bien sale de uno para caer en el otro extremo de la dantesca ignominia heredada por la Conquista. Criollos y mestizos han asumido la vil encomienda de consumar lo que no llevaron a cabo sus ancestros: arrasar con la totalidad de los bienes materiales de los aborígenes y, una vez, talado sus montes, saqueado las entrañas del subsuelo, sometido a los legítimos dueños de tierras y recursos acuíferos, dar inicio a la solución final. Es decir, exterminar a quienes ven como obstáculo y estorbo: las etnias que son, por hoy, parias en su propio territorio.
Lo sufren así indígenas, cuyos dirigentes en zonas degradadas, socialmente hablando, de Guerrero y Michoacán, Oaxaca y los altos de Chiapas, Chihuahua, Durango y del Estado de Sonora. Han sido, y en gran medida lo son, víctimas de toda indefensión pasando por la llana esclavitud, el acoso y las violaciones, sin descontar el robo, las violaciones y la desaparición de sus líderes, marcados por los cantos encantadores de un crecimiento y un desarrollo que jamás llegan. Sucumben sin que nada ni nadie los proteja de los gobiernos que sirven intereses criollos y extranjeros.
Comuneros de Guerrero (en La Montaña y la Costa Chica) denuncian la actitud del gobierno ante el acoso de talamontes, y el abuso escudados en la impunidad propiciada por la autoridad coludida con los depredadores. Terminó la esperanza, afirman, del gobierno del cambio liderada por Zeferino Torreblanca, líder de una izquierda que prometió zanjar la brecha de la marginación y afrontan ahora la amenaza de la invasión de  consorcios mineros sedientos de oro y plata, ante el derrumbe de la economía de los Estados Unidos.
En Oaxaca autoridades municipales y agrarias (del Rincón de la Sierra Juárez) denuncian  ostensible realidad: el proyecto México Indígena ha sido financiado por la Oficina de Estudios Militares para el Extranjero del vecino país, con la injerencia y complicidad de las autoridades estatales y federales. Mientras tanto en Sonora, el Consejo Estatal Indígena hace público el desdén irresponsable y la sordera crónica del gobierno estatal para escuchar las urgencias que apremian a las etnias para quienes ha terminado (o nunca dio comienzo) la utopía que una vez entusiasmó a yaquis, mayos y pimas en la pasada década de los 70.
Igualmente, con sus variantes propias, las etnias de Chihuahua aguardan resolución a sus demandas. Anuncian una reunión con el Ejecutivo de la Entidad, César Duarte, para exponerle sus carencias, agobios y apremios en materia de comunicación e información, políticas públicas educativas; en salubridad, ocupación y seguridad. Son víctimas seculares de la depredación sistemática por parte de inversionistas inescrupulosos, autoridades venales, y ante el crónico desamparo en que se debaten sus pueblos y aldeas de la Alta y Baja Tarahumara, de cara al acoso, el desprecio y el desamparo en las grandes ciudades y conglomerados de la localidad. La voracidad, la confabulación aunada a la inveterada impunidad y la retórica falaz se cierne sobre las etnias, haciendo que el Día Internacional de los Pueblos indígenas, que se conmemora hoy, sea más bien Día en el que se rememoran sacrificios, crímenes sin castigo y despojo vil. Es el clamor universal de las etnias marginadas y explotadas en vías de exterminio frente a las políticas interventoras, depredadoras y asoladoras por parte de quienes enarbolan, sin sustento y viabilidad, banderas de progreso, crecimiento y desarrollo. En suma, de prosperidad. 

martes, 2 de agosto de 2011

EL PENAL DE JUÁREZ: REFORMA PENAL Y CRISIS CARCELARIA


                                                               Por Federico Osorio Altúzar

Estalló en el cerezo de Ciudad Juárez la bomba de tiempo que no se quiso o no se pudo desactivar. En el penal de Gómez Palacio se había puesto en evidencia el dicho de Michel Foucault en el sentido de que las cárceles son escuelas para delinquir, no para reeducar, vivir en sociedad, enseñar los valores del civismo y mostrar que, por encima de la propensión criminal, está la convivencia y los principios de la dignidad e integridad de la persona. En Juárez se convalida la denuncia.
Convertido en campo de batalla, la sede carcelaria juarense se exhibió, al igual que en Durango, la inepcia, el fango de corrupción, el revanchismo, el odio y la venganza; lo mismo que los intereses turbios. Todo ello en infernal mezcla. Aquí se rebasó cualquier límite tolerable. Proponiéndoselo o no, “motu proprio” o por consigna y confabulación, la administración municipal presidida por el alcalde Héctor Murguía se ha vuelto, de manera drástica, contra la reforma penal abanderada por el gobernador César Duarte Jáquez en la demarcación chihuahuense, primero como mandatario constitucional y en seguida con la investidura que le otorgó CONAGO como secretario de seguridad pública en el órgano colegiado de los mandatarios estatales. A título de un municipalismo mal entendido, radicalizando las facultades y atribuciones de dicha jurisdicción, se ha dejado llevar por el insano y deleznable impulso de aislar a los juarenses infiriéndoles daño en lugar de garantías, oponiendo en franca rebeldía institucional su actuación a la del Ejecutivo estatal y a la Federación, conjuntamente.
Por otra parte, a un año de conducir las riendas del poder en Chihuahua, César Duarte ha logrado, con la celeridad de la situación y lo deplorable de los hechos heredados, refundar el Estado democrático de Derecho, reordenar los hilos de las políticas públicas de bienestar, cohabitación partidista plural, dinámica económica y justicia social entendida como oportunidad para ricos y pobres, poderosos o precaristas, encumbrados y marginados. Ha ido, y está yendo por más. Se hace eco, en tiempos de dramáticos retrocesos, del compromiso que sus gobernados escucharon hace dos meses: el “Si no, que el pueblo lo demande”.
Antes del término de su primer año de mandato, el ex presidente de la Cámara de Diputados había sido objeto de la distinción de sus pares al nominarlo coordinador del área de seguridad en el seno de la Conferencia Nacional. Había dictado ya disposiciones administrativas de apoyo financiero a los 67 municipios de la entidad, anticipándoles el monto de lo que recaudarían al año por concepto de pago de impuestos; ha requerido y exige honestidad y transparencia a los miembros de su gabinete demandando informaciones sobre su gestión en la aplicación de los recursos como en la resolución de problemas.
En suma, el Gobernador supera sus propias metas y objetivos inmediatos, logrando lo que parecía  distante. Tendió lazos para la interacción de los poderes federal y estatal, alentó la autonomía local, la participación y la cooperación de los municipios, impulsó reformas a la normatividad, con base en su experiencia legislativa en la Cámara federal, para modernizar a la luz de los avances de la ciencia penal y sus correspondientes técnicas las leyes sobre procuración y administración de la justicia punitiva. Chihuahua pasa, así, a la historia del país como el Estado en el que se dictan las 10 condenas que llevarán a los criminales  a pasar toda su vida en prisión. Llevan el sello de la ejemplaridad.
Lo ocurrido en el cerezo de Juárez parecería una irresponsable forma de echar por tierra lo construido y reconstruido. El municipalismo, no se duda, es contrario a revancha, irascibilidad y anarquía. En perjuicio de los ciudadanos.