Por Federico Osorio Altúzar
Bill Clinton y Carlos Slim, estadista el primero, acaudalado hombre de negocios el segundo, dieron a conocer en Nueva York la audaz iniciativa denominada “A Ganar”, un revolucionario proyecto educativo para capacitar, adiestrar, informar y formar, a jóvenes y adolescentes cuya edad oscile entre los 16 y los 20 años. Chihuahua es el Estado propuesto para hacer detonar el novedoso proyecto.
¿Por qué Chihuahua?
El Estado grande, en efecto, ha sido y es blanco del crimen organizado para imponer el “derecho” a la impunidad por encima del principio jurídico de la imputación; en donde el secuestro y las ejecuciones son armas mortíferas en la febril guerra entre cárteles de la droga y Gobierno, y en donde los asesinatos de mujeres y jóvenes destacan en la estadística nacional de la criminalidad.
De ahí que Chihuahua haya sido escogida como escenario geográfico idóneo para hacer funcionar el visionario proyecto, a título de plan piloto. De triunfar exitosamente la iniciativa en los plazos estimados; es decir, de rendir los frutos esperados en aquella sociedad agobiada por el crimen, la provocación y el cansancio convertido en frustración, se extendería su puesta en escena en otras regiones de la República. En todo el territorio nacional.
La finalidad consiste en lograr, dentro de tiempos razonables, que los destinatarios ingresen al pleno empleo; es decir, a la vida social participativa y, con ello, ejerzan sus derechos para el disfrute dentro de una convivencia sana, de paz y armonía. Sin odios, rencores y venganzas.
Esto hace recordar la experiencia de Israel a mediados de la centuria anterior cuando, tras la primera década de existir como Estado soberano en medio de la hostilidad del mundo árabe, sus líderes sacaron fuerzas espirituales de no se sabe dónde y lanzaron la sorpresiva y audaz iniciativa para llevar un mensaje de cooperación y solidaridad, vía la enseñanza técnica a zonas deprimidas y marginadas de Asia y África, con el objeto de hacer frente a la desocupación y el hambre, a la enfermedad y a la pobreza extrema.
El ensayo, es verdad, no fue el antídoto milagroso para erradicar la agresión y la violencia contra el Estado hebreo. La amenaza real y latente de consumar el exterminio de Israel está a la orden en el calendario árabe. Sin embargo, el “Mashav”, acrónimo hebreo para denominar el Centro de Cooperación Internacional de Israel, ha cumplido su visionaria misión: promover la paz por medio de la asistencia educativa, la enseñanza y el adiestramiento para la operación de tecnologías en la agricultura y la producción de alimentos. De un centenar de participantes, jóvenes y adultos, el programa ha egresado más de 70 mil participantes.
“Mutatis mutandi”, la iniciativa Clinton-Slim “A Ganar” está ideada para derrotar el crimen organizado con la más eficaz de las reservas para dicho efecto: la educación, la enseñanza de técnicas modernas para la productividad agropecuaria, la preparación manual, profesional y psicológica, a fin de ingresar a la plena ocupación. La búsqueda de la paz social por este método no tiene nada qué perder y sí todo para vencer, para ganar como lo dice su persuasivo eslogan.
El ex presidente Clinton es reconocido como líder internacional en la defensa de los Derechos Humanos. Slim es el más exitoso empresario del mundo. Estadista promotor de la dignidad del hombre, el primero; inversionista con sentido filantrópico y social el segundo, ambos unen talento, visión de futuro y buena voluntad para inducir el renacer de nuevas generaciones por medio de la enseñanza para el trabajo organizado y la convivencia en paz productiva.
Frente a la represión y las tentaciones totalitarias, la iniciativa “A Ganar” se pone en evidente ventaja.