Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 28 de mayo de 2012

1968 y 1971: PARA NO OLVIDAR

A cuatro semanas de la elección de julio, el escenario político da la impresión de ser un auténtico campo de batalla. Por otro lado, es notoria la confusión entre los espectadores, los redimibles ciudadanos sin partido. El otrora PRI hegemónico, venido a menos al término del mandato de José López Portillo, refrenda su propuesta en materia de seguridad pública y jurídica; reitera compromisos en educación, empleo, indigenismo y derechos humanos. Entre tanto, el partido todavía en la Presidencia, abanderado de turbias alianzas en Guerrero, Sinaloa, Veracruz y Oaxaca, se une con la izquierda en un golpe de timón mediante el cual trata de conjurar el vaticinio de una derrota largamente anunciada. El PRD confirma su vocación para resistir, combatir con las armas de la dialéctica y demostrar que no hay democracia posible sin ejercer el derecho a disentir. Sorprende esta vez, incluso a los más avezados en cuestiones mediáticas, al hacer inaudita alianza con sus enemigos de siempre, el partido del conservadurismo y la reacción en México. PAN y PRD invierten sus últimas energías, confabulándose en la antesala de la confrontación final con el objeto de convencer acerca de un repudio abrumador a la candidatura del priista, en ostensible delantera. Auspician desde el centro y hasta la periferia movilizaciones y marchas de jóvenes escolares que claman, se informa, por el rechazo del enemigo a vencer, el temible emisario del pasado, heredero de todos los males sociales habidos y por haber. Son jóvenes, se dice, con la intención de impulsar un cambio a fondo en lo político, lo económico y lo social, convencidos de que ha llegado la hora de hacer efectiva la postmodernidad según los neoliberales de nuevo cuño. Lo importante, así, es el triunfo de la mercadotecnia y la victoria de una sociedad internacional sin fronteras. Esto hace recordar que en la Atenas clásica, cuando fue puesto a consulta ciudadana el caso de Arístides, llamado “el Justo”, para decidir si se le condenaba o no al ostracismo, al preguntarse a un ciudadano su parecer, respondió que votaría por el destierro, aunque sin saber por qué. La razón era, sencillamente, que todo mundo hablaban mal del indiciado. Así, ahora. La consigna es hablar mal, por todos los conductos, del candidato a vencer; es correr la voz en los medios de comunicación, preferentemente electrónicos, de que el priista es indigno de ocupar la Presidencia, que es la sombra de un pasado funesto, el adalid del nefasto desarrollo estabilizador. En suma, que Peña Nieto, el incumplidor mexiquense, es el símbolo del Mal, el mago resucitador del fantasma de Luis Echeverría y su grupo privatizador, tercermundista, autor de la masacre del 10 de Junio. Y por todo ello, fomenta marchas y movilizaciones sin importar cualquier efecto o consecuencia, siguiendo el axioma de que lo importante son los medios, no los fines. A espaldas de la regla de oro en toda lucha civilizada por el poder y en contra del principio de la responsabilidad pública, en el sentido de la democracia histórica que significa, cívicamente, que lo esencial es cumplir el deber por el deber mismo. Es decir, consiste en actuar, queriendo libre y responsablemente los medios, y los fines también. Pero 1968 no se olvida. Tampoco el 10 de junio de 1971, con todo y su carga de venganza y de rencor. De abajo hacia arriba fue el movimiento estudiantil de 1968, convertido en movilización política. De arriba hacia abajo es el movimiento ostentosamente llamado universitario, la actual movilización cuyas proclamas abanderan, clamorosamente, izquierdas y derechas.

lunes, 21 de mayo de 2012

LA INFERNAL CONSIGNA: MUERA LA INFORMACIÓN

La guerra sucia cobra una baja más entre las filas del periodismo. Marco Ávila García, de los diarios sonorenses El Regional y Diario de Sonora, ha sido presa del cobarde secuestro y del odio irracional, en tierra baldía. Su asesinato es sombría voz de alerta, tras cruel tortura, y cubre de luto al ya de por sí aterrorizado municipio de Cajeme. Soldado de la información cotidiana, corresponsal en medio de la susodicha guerra sucia que invade todo el territorio nacional, Ávila García fue un obrero afanoso en la abnegada misión de recabar datos, elementos no siempre evidentes de suyo, con el propósito de dar a conocer el mar de fondo que hay en las entrañas del infernal comercio de estupefacientes. Fue un valiente trabajador de la construcción de la verdad cotidiana, pan diario de la información. No pertenecía, en efecto, a los cuadros intermedios de la comunicación, mucho menos formaba parte de la “élite” del quehacer analítico que desempeñan avezados conductores de medios electrónicos, cuya tarea es interpretar los sucesos con arreglo a directivas prefijadas. Era, repetimos, un integrante del cuadro de obreros abnegados que realizan la faena, desde abajo, a flor de tierra, para allegar los elementos destinados a formar opinión, la llamada opinión pública, con la participación de los lectores y de los ciudadanos en general. Pero como en toda acción bélica, es el soldado raso, el que va al frente en posición de avanzada, el primero en ser blanco del embate enemigo, objetivo inmediato y víctima fatal de la confrontación. Es la presa convertida en señuelo para atemorizar y aterrorizar a todos los que tienen que ver con la industria de la comunicación social o colectiva. Así, en el caso del reportero martirizado, quien hacía su labor en medio del fuego cruzado entre los actores y autores de la violencia sistematizada, ha sido abatido con el fin de imponer miedo, zozobra y terror por parte de los agentes de la perversidad y el caos social. Sucumbió para desgracia suya, para infortunio de su dolorida familia, de la empresa a la que servía, así para el pesar de sus amigos, en medio de esta guerra no declarada o de revancha entre grupos de poder político y económico, cuyo desenlace no se avizora aún. Fue abatido en su calidad de informador y testigo presencial de hechos inefables, semejante al militar raso, al soldado de vanguardia, quien, armado solo de valor personal y motivado por el deber, cumple la misión que le corresponde. Marcos Ávila García fue víctima de la indefensión, del desamparo que propicia la impunidad. Fue presa, lo mismo que el torturado y vapuleado columnista político de Hermosillo, Gerardo Ponce de León, de la feroz cacería de adversarios y opositores a los dirigentes parapetados en el anonimato de la criminalidad organizada. Su muerte, prueba en contrario, responde a la consigna de imponer la norma del silencio y acallar, por medio de la represión, a todo aquel que estorbe y se interponga en el camino de las bandas criminales. En un Estado sin leyes en donde impera la voz del más fuerte, y el más fuerte lo es en atención al cúmulo de violencia capaz de usufructuar, el informador es la primera piedra a remover, obstáculo a eliminar por ser el conducto tangible que hace posible mantener enterada a la población acerca de los vínculos nefastos, las secretas operaciones y las redes que operan encubiertas por la corrupción y la complicidad de los poderosos en turno. Muera la información es, por tanto, su consigna. Y mueran, por lo mismo, los que la hacen posible, comenzando con los soldados de vanguardia, con todo aquel que hace posible, para empezar, su legítima defensa; con todo aquel que, por encima de la demagogia oficial, cumple su deber por el deber mismo.

lunes, 14 de mayo de 2012

HONOR A QUIEN HONOR MERECE

(En el Día del Maestro) En el verano de 2010, Dulce María Granja, doctora en Filosofía, directora desde hace décadas del Centro de Documentación Kantiana (UAM), se dio tiempo para traducir en la colección Pequeños Grandes Ensayos de la UNAM, el opúsculo “¿Qué es la ilustración?” de Emmanuel Kant. Antes había traducido y prologado de Kant: “Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime (2004), “Crítica de la razón práctica” (2005). En 2008 contribuyó, con el académico Óscar Palomares, en la elaboración de la Tabla de correspondencias de traducción de términos, que complementa la edición de “Los Progresos de la Metafísica”, vertida al español por Mario Caimi. Cabe mencionar el dato bibliográfico de que similar tarea, minuciosa y erudita, llevó a cabo con motivo de la edición cumbre de la “Crítica de la razón pura”, traducción del propio doctor Caimi. Las ediciones figuran en el catálogo del Fondo de Cultura Económica (FCE). Estas obras, es importante mencionarlo, están al alcance en español como un capítulo sobresaliente en el panorama editorial y académico, son parte de la colección Biblioteca Immanuel Kant, iniciativa de la Universidad Metropolitana, la Universidad Nacional Autónoma de México y el FCE. Con la expresión “se dio tiempo”, utilizada líneas arriba, expresamos la admiración y el tributo que se debe, en lo académico y en lo filosófico, a la Dra. Granja, catedrática muy reconocida, traductora infatigable y expositora especializada en el pensamiento de Kant. Esto hace que su actividad sume centenares y centenares de sabias páginas en editoriales de México y de España. No ha sido socorrido o privilegiado Kant en cuanto a traducción en nuestro idioma. (No se olvida a Perojo, García Morente y Ribas) Asimismo, por lo que se refiere a la interpretación crítica y a la correlativa difusión con finalidad objetiva y científica. En este sentido, la dedicación profesional, esmerada y ejemplar de la doctora Granja es, por esto y tantas razones más, encomiable y muy digna de unánime atención. Sus “Lecciones de Kant para hoy” (Anthropos, UAM, 2010 ), son magnífico testimonio. En “Qué es la Ilustración”, o bien como ella traduce “¿Qué es ser ilustrado”, siguiendo el sentido que Kant da en su “pequeño gran ensayo”, está la clave de su inspirada dedicación, el “eros” filosófico que inunda su diaria ocupación, la cual va de la cátedra sosegada pero llena de saber, un saber fuera de lo común, al trabajo exhaustivo en la soledad del gabinete. Y entretanto, el ir y venir para dejar en limpio la tarea de traslación, con la finalidad de ser fiel a la letra y consecuente con los contenidos de pensamiento; con las tesis filosóficas, novedosas, del maestro de la Ilustración. Bien sabe la maestra Granja que el problema que conlleva la obra de Kant, por una parte, está en la resolución intelectual, la disposición volitiva a leerla, sin prejuicio alguno, con verdadero desinterés ideológico y con desprendido ahínco. Él mismo dijo que el asunto era no tanto el no ser leído, sino el no ser comprendido. Y esto vale en nuestros días tanto como en aquel tiempo, en su tiempo del Siglo de las Luces. De la relectura de las páginas traducidas por la maestra Granja Castro y, sin duda, de las cátedras sabias impartidas a sus privilegiados alumnos, se reafirma la tesis de que educar es enseñar a crear, que el objeto de la enseñanza, como del objeto de conocimiento, se desprende que no hay copia o contemplación pasiva en el proceso de la enseñanza. Su valioso, valeroso y denodado impulso a la tarea aludida, nos hace pensar y decir que en el Día del Maestro su ejemplo es y será un paradigma, digno y perdurable.

jueves, 10 de mayo de 2012

Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?



(A Emma Clark Demoss) Sin duda, 10 de mayo es el más bello día del año. El huérfano siente estremecer su corazón al impulso del recuerdo. Añora los días felices de la infancia y se consuela bajo el abrigo de la soledad, desde la cual recuerda la caricia maternal y el hálito de la palabra expresada con el acento más puro del amor. Hace de los vacíos del olvido, una vívida representación con rebosante muestra de gratitud. Afortunado es quien tiene con vida a la autora de sus días. Si hace de la devoción filial un himno cotidiano pleno de afectividad, traducido en acciones bellas y virtuosas, mayor es su personal e íntima felicidad. Puede verla, sentirla y admirarla, con el poema epidíctico, sublime en su cálida exaltación, del capítulo de los Proverbios que encomia a la mujer virtuosa con lenguaje inigualable en su forma y honda sensibilidad. En efecto, es tesoro invaluable y de única valía, la mujer virtuosa, la madre abnegada y fiel en la más noble y generosa misión de velar por el bienestar del fruto de sí misma; es astro luminoso aquel ser humano por excelencia, que “alarga su mano al pobre y extiende sus manos al menesteroso”, que “no tiene temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles”. “Fuerza y amor -prosiguen los Proverbios- son su vestidura”; de sus labios destila sabiduría, “y la ley de clemencia está en su lengua”. “Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también la alaba. Muchas mujeres hicieron el bien, más tú sobrepasas a todas”. Su lámpara, es lámpara votiva, pues no se apaga de noche. Con disimulado orgullo cuida y asiste en los primeros pasos al indefenso ser que se desprende de su regazo para ocupar un lugar en el entorno social que irá haciéndose por sí mismo y con la solicitud y vigilante comprensión suya. Hace valer su discreción y prudencia en los difíciles instantes de la separación y explicable alejamiento, al igual que la pequeña paloma que se dispone y se considera capaz para hendir los aires con sus frágiles alas. A la mujer virtuosa, a la madre leal en el cumplimiento de la más ardua vocación humana, al ser que se festeja en el más jubiloso y radiante día, en su día, “Dadle del fruto de sus manos. Y alábenla en las puertas sus hechos”.

EL DEBATE O LA DEMOCRACIA DE PANTALONES CORTOS









Por Federico Osorio Altúzar


El llamado debate entre los candidatos a la Presidencia de la República quedó, al final de cuentas, como un ejercicio de la demagogia en boga, más que la puesta en escena de una confrontación de tesis o propuestas ideológicas entre los anunciados protagonistas. Si de alguna forma pudiera caracterizarse la representación, mal organizada y peor llevada al medio electrónico, esta sería denominando dicha función como una tediosa sucesión de dimes y diretes del que salió únicamente y de manera excelente librado Gabriel Quadri de la Torre. Al Instituto Federal Electoral (IFE) habría que acreditarle la autoría de la comedia que, para no pocos, se resolvió en una verdadera farsa con el aviesa finalidad de ocultar que en México naufraga el ideal de una democracia en auge, eficaz y próspera. Sigue siendo, en el fondo, una ilusión y una mentira propagandística más. Hubiese estado bien, a nuestro modo de ver, que el IFE instruyera a los contendientes, en forma aleatoria y con carácter introductorio, acerca de lo que es un debate, lo que significa una confrontación o una controversia con objetivos de enterar, persuadir o convencer al auditorio televidente. A los actores, quizá les hubiese sido de gran utilidad el haber tomado nota previamente de que el objetivo de la representación televisada no era el zaherir por zaherir, el agredir por agredir y el ofender por ofender, utilizando el recurso de la argumentación “ad hominem”, en lugar de propiciar la polémica civilizada y racional de oponer los conceptos o las ideas, las propuestas o los proyectos (como ahí dijeron) Sin embargo, las dos terceras partes de la función se fueron al poner en escena los ayeres personales y en hacer la reseña de entuertos imputables al contrincante en cuestión, sucesos por lo demás del dominio colectivo. Tal vez una brevísima lectura acerca de los discursos dobles (dissoi logoi) según la versión de sofistas ilustres como Protágoras o Gorgias, hubiera sido de gran provecho para doña Josefina como también para don Andrés Manuel, lo mismo para el joven y relumbrante Enrique. Está al alcance, con ese efecto, la edición de José Solana Dueso “Protágoras de Abdera”, cuya introducción esclarece el alcance y la eficacia de las tesis antagónicas para la convivencia social y el progreso del conocimiento. Pero a los políticos, es cierto, los tiene sin cuidado el tomar en cuenta o el aplicar los criterios relativistas del “sí” y el “no”, el formato de la pregunta y la respuesta, la admisión de que la verdad no es herencia absoluta de unos en detrimento de la pertenencia de los demás. El viejo Sócrates es, para ellos, enigma indescifrable. A Quadri, ciertamente, esto le serviría sólo para fortalecer su circunspecta y sabia intervención, habida cuenta de su incuestionable forma de exponer y poner a discusión los puntos de vista acerca del cambio democrático, de la instauración de rumbos institucionales a fin de hacer funcionar los principios republicanos, dar realidad social al federalismo convertido en rancio centralismo en esta primera década de nuestro siglo, del flamante siglo XXI. No hubiese estado mal que, asimismo, se hubiese dado a leer al segundo coloso de los medios electrónicos, a Salinas Pliego, algunos textos como el de Michel Foucault (“Discurso y verdad en la antigua Grecia”) en los que el concepto de “parresía”, remite a la clásica admonición para fomentar la libertad de palabra, el dejar hablar libremente para que cada quien asuma su propia decisión. Obstruir, arguyendo paradójicamente la garantía de la libertad de actuación, ubica al empresario de Canal Azteca entre los opositores manifiestos de la convivencia y la participación sin paternalismos y manipulaciones por parte de conciliábulos familiares y de grupos amafiados alrededor del poder político y económico.