Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







jueves, 29 de diciembre de 2016

¿OTRA VEZ EL ANTISEMNITISMO? RESOLUCIÓN DESDE LA ONU

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Vuelve a resonar la vieja consigna: exterminar a los judíos. Se escuchó con voces estentóreas hace cinco décadas en vísperas de la Guerra de Yom Kippur. Y desde entonces no ha cesado de oírse, particularmente en los años en que la OLP de Arafat quiso llevar hasta su término la cruel amenaza, borrar a Israel del mapa hasta entonces conocido.
Siete años más tarde, una vez concluida la contienda en cuya enseña estaba inscrita la sentencia “¡Echarlos al mar!”, mi esposa y quien esto escribe visitamos, por invitación del Gobierno de Israel, la patria de Moisés, de David y Salomón. Durante una semana recorrimos los escenarios clave de Israel moderno, sin descontar sitios como Belén, Acre y Jericó. De cerca cruzamos lugares aledaños al territorio donde se alojaron los enigmáticos Rollos del Mar Muerto.
Colinas arriba fuimos en compañía de Ariel Roffe, autor de “Líbano en Llamas” al escenario en el que se libraron las cruentas hostilidades en los Altos del Golán y fuimos testigos de rastros de la contienda: despojos de armas y tanques en desecho, tras el encuentro bélico.
Abajo el río Jordán en cuyas aguas fue bautizado Jesús.
En “Voces Mexicanas en la Guerra de Yom Kippur” (1974, 184 pp) se había publicado nuestro comentario alusivo en las páginas del diario “Novedades” , del que me permito transcribir lo siguiente:
“Diecinueve siglos de exilio de incomparable dramatismo, alejados de su contorno geográfico ancestral, parecerán suficientes para acreditarle a los judíos israelíes un derecho cabal a su reasentamiento en Palestina.
Pero no es así. La matanza cometida en la anterior generación en la cual fueron degollados, fusilados o gasificados millones de ellos por la turbamulta nazi, logró ampliar el derecho universal para concederles la titularidad de un territorio propio.
Sin embargo, tal acuerdo ha sido nuevamente violentado”.
Hasta ahí parte de mi escrito.
Releo el artículo de Rosario Castellanos relativo a Yom Kippur enviado desde Tel Aviv en funciones de Embajadora de México en Israqel, así como el Prólogo de Andrés Henestrosa al final del que puede leerse: “No han de faltar afán y luces para llegar a un entendimiento entre árabes y hebreos, entre judíos y musulmanes…”.
Los nubarrones políticos en el horizonte, hacen dudar de los buenos deseos externados desde aquel entonces. Nuevos sucesos dejan mucho que esperar en sentido opuesto. Las sucesivas agresiones por parte de grupos terroristas en contra de la población israelí motivan temor entre los israelíes por la gestación de un movimiento cargado de graves consecuencias, invicto al amparo de la barbarie desatada por las hordas fanatizadas de los islámicos en pie de guerra.
Ayer fue la OLP. Hoy en día es el llamado EI (Estado islámico, que por cierto, de lo primero no tiene absolutamente nada)
El caso es que Netanyahu, el Primer Ministro, contrariado hasta más no poder, expresa sus temores, ciertamente fundados a la luz de lo que ocurre en el ámbito internacional.
La resolución de la ONU en torno a los asentamientos hebreos en territorios administrados de la Franja de Gaza y la conferencia del máximo organismo mundial anunciada para mediados de enero, han hecho decir al precitado hombre poderoso en Israel que no están dispuestos a seguir, con humildad, la prescripción evangélica de poner la otra mejilla frente a las ofensas inferidas.

El Estado de Israel prosigue, impertérrito, su batalla por la sobrevivencia. Hace todo lo que está a su alcance a fin de impedir que le sea arrebatado lo que hombres como Theodor Herzl soñaron y quisieron para sus congéneres, los eternos extranjeros en su mismísima heredad. 

sábado, 24 de diciembre de 2016

JESÚS HISTÓRICO: EL HOMBRE DE NAZARET

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Hará un año cuando, en la Parroquia del Señor del Buen Despacho escuché por primera vez la expresión “Jesús histórico” de labios del sacerdote que oficiaba la ceremonia de aniversario para conmemorar los cincuenta años de feliz pareja, rodeada de familiares y amigos.
Acostumbrados a escuchar el nombre de Jesús asociado con el hálito de divinidad que lo rodea entre la cristiandad, pocos de los ahí presentes se  percataron de la forma, poco usual, de exaltar la emblemática  figura de quien es, para millones y millones, el Salvador y el Redentor de la Humanidad, el Deseado de Todas las Gentes.
En estos días de guardar, el Hombre de Nazaret, su perfil sobrehumano o bien su personalidad histórica recorren, al igual que después de su muerte, los más recónditos sitios en los que la fe tiene el poder de hacer milagros; es decir, traer paz y armonía a los corazones, multiplicar los panes en la mesa de todos, sin diferencia alguna.
El Jesús histórico  se reviste actualmente de  atributos que hicieron de él un paradigma de bondad, de acato a la dignidad y respeto para elegir el modo de ser y de vivir. El niño de Belén, después adolescente, hace a un lado usos y costumbres de la tradicional familia hebrea, y asume la actitud libre e independiente para expresar: “En los negocios de mi Padre me conviene estar”.
En su larga estancia con la secta de los esenios, desde los trece años hasta poco más de los treinta, aprende las técnicas curativas que lo harán célebre entre los menesterosos y alcanzará el dominio de la retórica persuasiva que dará credibilidad a su prédica  y lo convertirá en el nuevo Sócrates, sólo con la honda diferencia de que él invocaba una misión trascendente mientras que el pensador de Atenas había asumido sus deberes ciudadanos en nombre de un ideal inmanente, específicamente humano.
El Hombre de Nazaret vuelve en forma idealizada como el que puede suscitar una revolución pacífica en pro de la tolerancia, en favor del culto de la libertad de creencias por encima de prejuicios, dogmatismos y fanatismos como aquellos que, a la fecha, andan sueltos  por todos los rumbos del planeta: desde el Medio Oriente hasta los confines de Europa, y desde ahí a los escenarios, otrora en armonía, de Norteamérica y de todo el Continente.     
El Hijo del Hombre pasa de la leyenda a su condición histórica, al de un Jesús de carne y hueso, protagonista en la divulgación de nuevas creencias, metas y objetivos, propicios para realizar el nuevo concepto de adorar, de creer, de vivir y de morir en forma por demás responsable: dar la vida en aras de un ideal, sacrificar la propia existencia sin otra pretensión que la de enseñar que la autonomía en el pensar y en el actuar implica hacerlo con responsabilidad y sin esperar el aplauso fácil.
Humano, demasiado humano, con la expresión de Friedrich Nietzsche, el Jesús histórico, tiene permanencia mucho mayor en estos días en los que la paz y la fraternidad parecen cada vez más remotas e inasibles, en la medida que se le sitúa como el “ánguelos”, el mensajero de la buena voluntad. Y ésta, hoy lo sabemos, es la disposición a querer lo que queramos siempre y cuando estemos a las resultas de las consecuencias que ello implica.

El odio terrorista está condenado a naufragar, lo mismo que  la pasión del lucro por el lucro mismo. Contra ellos, la figura del Hombre de Nazaret adquiere toda su grandeza humana y toda su plenitud histórica.

domingo, 18 de diciembre de 2016

G. H. RODRÍGUEZ (1910-1988): EL NEOKANTISMO EN MÉXICO

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Ilustre pionero del kantismo y el neokantismo en el país, vino a este mundo, para fortuna nuestra, el 9 de diciembre de 1910. Partió el 4 de mayo de 1988.
Vivió, por tanto, casi ocho décadas de las cuales alrededor de cinco dedicó al quehacer filosófico con el breve intervalo de su desempeño como titular de la Presidencia Municipal del H. Puerto de Veracruz.
Vivió y murió entregado a lo que fue su vocación: la filosofía.
Guillermo Héctor Rodríguez fue un pensador de tiempo completo, maestro en el cabal sentido del término: innovador, tolerante y comprensivo. A su juicio, al igual que para el filósofo de Leontini, Gorgias, nada absoluto existe; si algo absoluto existiese no podría ser conocido. Y si fuese conocido, sin embargo, no podría comunicarse a los demás.
Seguidor del príncipe del Iluminismo del siglo XVIII europeo, Kant, sostuvo la tesis en el sentido de que el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son; de las que no son en cuanto que no son.
De ese modo, del “homo mensura” de Protágoras, llegó al sujeto trascendental kantiano, convirtiendo el método del conocimiento en pregunta y respuesta con arreglo a hipótesis, dejando de lado la presunción de lo eterno, inamovible en el tiempo y el espacio.
A nuestro modesto modo de entender, su magisterio fue y seguirá siendo para nosotros sus alumnos y beneficiarios de sus enseñanzas,  el sofista mexicano del siglo XX, muy ilustre kantiano, neokantiano y kelseniano.
Con él aprendimos que en filosofía habrá que cometer parricidios, como en el caso de Platón respecto de Parménides, pues el Ser, así con mayúsculas, no existe, como lo pretenden los afamados metafísicos de todos los tiempos. Y que, de existir dicho Ser, no es dable conocerlo. Por tanto, resultaría vano intento  enseñarlo a otros, los demás,
Con el maestro Rodríguez comprendimos que conocer es crear y no reproducir. Asimismo que el tema de la volición es el de la voluntad  jurídica, según la tesis inspirada en Hans Kelsen, con base en la cual todo acto humano es un acto jurídico. Finalmente, que el sentir se traduce, consecuentemente, como sentimiento artístico fundamentado en la historia del arte y sus correspondientes técnicas.
Solía afirmar que la mejor manera de valorar a Platón era analizar su obra bajo el crisol de la  crítica al margen de su prestigio y buena fama, Lo mismo, con Hegel, Marx o Heidegger,
Para él la filosofía  es la búsqueda interminable para definir la verdad, la voluntad y el sentir humano a la luz de la historia universal.
Jamás rehuyó la controversia, la  polémica y la confrontación  de las ideas. En mesas redondas, en foros internacionales y en páginas de los diarios dejó elocuentes testimonios de su apertura y disposición al diálogo y a la discusión acerca de las aporías clásicas y del momento.
Con su maestro Antonio Caso dejó en claro el porqué era kantiano. De igual manera lo hizo con los doctores Recasén Siches, Hartman, Uranga y muchos más.
La filosofía era para él, como para Sócrates, un constante preguntar.
Hasta el último momento, su existencia no fue plácida, como en un lecho de fragantes rosas.
El desdén no le fue extraño. El silencio era intermitente gesto por parte de sus colegas, los eminentes profesores e investigadores, contemporáneos suyos.

Dispersos sus alumnos, a quienes llamaba colegas con generoso "eros pedagógico", lo evocamos cotidianamente con profunda emoción. Jamás olvidaremos sus luminosas enseñanzas que, día a día, adquieren la dimensión propia de la creatividad. Pertenecen a la “filosofía perennis”.

sábado, 10 de diciembre de 2016

LA ESCUELA NACIONAL PREPARATORIA: A 150 AÑOS

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De manteles largos, la Escuela Nacional Preparatoria festeja el inicio del sesquicentenario de su fundación.
En el Antiguo Colegio de San Ildefonso dio comienzo la celebración jubilosa.
Luce la Preparatoria juvenil, lozana, a decir verdad espléndida.  Nació en los estertores del conservadurismo mexicano y en las exequias del fallido imperialismo de ultramar,  liderado por el infortunado Maximiliano.
1867 es año de la restauración política y educativa en el país, con arreglo a una visión ilustrada, con inspiración en las más recientes ideas pedagógicas y filosóficas provenientes de Europa, asimismo, en plena renovación.
El rector de la UNAM, Enrique Graue, enalteció a la más que centenaria institución por todo lo que tiene de valía, de excelencia y por el destacado sitio de vanguardia que la sitúa como avanzada en el mapa educativo del México actual.
La directora general de la ENP, Silvia E. Jurado Cuéllar,  hizo la descripción de los momentos estelares de la Nacional Preparatoria: su gestación y puesta en marcha en los remotos años de l867y 1868, su papel protagónico en los albores de la refundada Universidad Nacional en 1910,
Por su parte, el rector Graue reseñaría el legado histórico, ínsito en la trayectoria de la benemérita escuela: por ejemplo, la huelga generalizada de 1929 y como corolario la autonomía universitaria de ese año.
La maestra Jurado Cuéllar, a su vez, haría énfasis en los ilustres egresados, de la talla de Sierra, Vasconcelos, los hermanos Caso.Aludiría al  Ateneo de la Juventud; por tanto, evocaría a Reyes, Torri, Henríquez Ureña entre los descollantes miembros.
En letras de oro, para ser llevadas en la memoria de los preparatorianos alonsiacos de hoy, el elogio del señor Rector: “”Ustedes son, jóvenes, los que nos rejuvenecen; son ustedes un semillero de sueños y un tesoro de talento que el país tanto necesita”.
Así, el Rector y la Directora General de la ENP unieron sus voces en conceptos no sólo laudatorios. Asimismo  definieron la gran responsabilidad de ser  miembros de la comunidad que  ha sabido vincular dos lemas trascendentales: “Amor, Orden y Progreso” a fin de que “Por mi Raza  hable el Espíritu”.
Siete ex directores generales de la ENP asistieron al solemne acto, para empezar el maestro Hurtado González (1970-1974 y al terminar la maestra Sánchez Obregón (2006-2010)
Destaca la contribución del maestro y licenciado en Derecho, Enrique Espinosa Súñer, quien al frente de la Preparatoria en tiempos del rectorado del doctor Guillermo Soberón fue coparticipe del proyecto del que emanó la Autonomía Universitaria en 1980.
Autor de “El Bachillerato en México (1982, 220 p.)  está entre los forjadores de la institución. Nombres como el de Parra, de los hermanos Caso, Larroyo y  Héctor Rodríguez se asocian a los del Presidente Juárez y del doctor Barreda.
Notables educadores han egresado y egresan de las aulas que configuran  la luminosa estela de ex alumnos de esta longeva institución.
Líderes políticos son deudores a la enseñanza laica, a la formación humanística y a la propensión a entender  la misión profesional como responsabilidad pública en el cultivo de las ciencias, de la voluntad jurídica y el guasto artístico con la finalidad de gozar una convivencia óptima en paz y armonía.
Son actuales las eruditas lecciones que acopiadas en  las casi mil páginas, de “La Escuela Nacional Preparatoria. Los Afanes y los Días, 1867 a 1910”,  de Clementina Díaz y de Ovando  y de Elisa  García Barragán
También  se revive el ensayo del educador Arturo Sotomayor

“El Antiguo Colegio de San Ildefonso”,  por  las motivadoras  remembranzas y por evocadoras imágenes que dan  permanencia al histórico inmueble en el preámbulo del Sesquicentenario.

domingo, 4 de diciembre de 2016

BERNABÉ NAVARRO, FILÓSOFO Y HELENISTA: 1922-1995

    
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A veintiún años de su fallecimiento, el 8 de este mes, Bernabé Navarro Barajas sigue dictando su cátedra doctoral no sólo en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM sino en diversos centros académicos de habla hispana.
Su traducción y edición del “Aristóteles”, de Ingemar Düring, informa y forma en las bibliotecas universitarias donde el helenismo filosófico ilumina, estimulando horizontes del mundo clásico, con la finalidad de ahondar en las raíces de la cultura antigua y el propósito, asimismo, de encontrar nuevas e insondables vetas.
Le llevó alrededor de diez años la portentosa tarea, misma que vio culminada al publicarse la versión española en 1987. Tres años después, se produjo la primera reimpresión con sello de la editorial universitaria. Poco más de mil páginas integran el total del volumen aludido.
Tengo conmigo el ejemplar dedicado por él, con la generosidad académica que siempre le caracterizó, y que no he podido dejar de incluir en esta remembranza: “A mi muy distinguido antiguo alumno, ahora colega en la Filosofía, Federico Osorio, recordando  aquel año en el Tecnológico del Noroeste y deseando que profundice en el pensamiento de quien llegó más hondo en los temas del Ser y de Dios”.
Menciona al ITNO, prestigiada casa de estudios en Ciudad Obregón, Sonora, a la que llegó para dictar cátedras en su año sabático de 1958, Griego, Ética y Filosofía en México, las cuales disfrutamos como alumno de la segunda generación del recién fundado Instituto Tecnológico de Sonora.
Seis años después fuimos privilegiados con su enseñanza en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM en sus clases sobre el pensamiento de Kant, cuya teoría había abrevado en su curso de doctorado en la Universidad de Munich, Alemania, con los maestros Reinhard Lauth y Max Múller. Proseguía la cátedra del maestro Emilio Uranga fallecido por aquel entonces.
Fruto de la estancia de nuestro maestro en la patria del kantismo, es el libro suyo editado en coedición (UNAM y Fondo de Cultura Económica) “El desarrollo fichteano del idealismo trascendental de Kant” (Anuario de Filosofía, 1975).
Asistió al acto conmemorativo del bicentenario de la publicación de la “Crítica de la Razón Pura” de Kant, efectuado en el Auditorio de la Coordinación de Humanidades,  Ciudad Universitaria, en 1981. Ahí dictó su conferencia magistral, En Memoría, nuestro inolvidable maestro, don Guillermo Héctor Rodríguez.
En dicha reunión-homenaje, estuvieron, entre muchos otros, Rafael Moreno, Luis Bojórquez Castro, Álvaro Cepeda Neri, Ariel Peralta, Francisco Duarte, Irma Cué de Duarte, José Herrera Madrigal, Aurorita de Herrera, Ulises Schmill Ordóñez, Roberto J. Vernengo.
Infatigable, acucioso, diligente estudioso de la filosofía griega al igual que del pensamiento alemán, su tesis doctoral es fuente insoslayable de consulta a fin de comprender, por caso, la importancia de  Fichte en el existencialismo que predomina en las obras de Martín Heidegger.
De su dominio en la lengua alemana recordamos la mención del doctor Robert S. Hartman respecto al doctor Navarro, según la cual era el investigador mexicano que ejercía, con mayor certidumbre, el idioma de Goethe en el Instituto de Investigaciones Filosóficas. 
A los 73 años dejó de existir. Con su partida queda la noble impresión de su bonhomía, sencillez y generosidad en la impartición de enseñanzas filosóficas, en las que había acentos de un escolasticismo tamizado por las tesis emanadas de la filosofía crítica de Kant, el máximo pensador de la segunda Ilustración occidental..

Poco menos de tres semanas antes de su deceso, departimos con él, mi familia y quien esto escribe, horas de solaz y feliz compañía en la apacible casa de su hermano, el pintor Rafael, en la cálida población de Cocoyoc.