Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 27 de febrero de 2012

LOS VIRTUOSOS DE LA MENTIRA, ¿QUIÉN ENGAÑA MÁS?






Por Federico Osorio Altúzar

A cuatro meses de los comicios federales, los llamados operadores políticos ponen a prueba, con buen éxito, la tesis de Adolfo Hitler en el sentido de que es el mejor aquel que miente más. Para el afamado dictador, las  grandes masas son susceptibles de ser confundidas y persuadidas por medio del engaño, en la medida que la mayoría actúa más por la emoción y menos, mucho menos, por la argumentación y las técnicas racionales.
Las grandes mentiras, sostenía, son más fácilmente creíbles que las pequeñas, por ser inauditas y sorprendentes aquéllas, mientras que las pequeñas debido a que son comunes y corrientes despiertan pocas o ninguna conmoción; pasan desapercibidas. Por lo demás, de las grandes mentiras queda algo en la mente de la mayoría, un fondo verosímil entreverado con la verdad de los hechos.Verdades a medias no son verdades, se afirma. Engaños disfrazados tampoco adquieren, por su sola repetición, validez alguna. Algunos ejemplos tomados al azar ilustran lo anterior.
El presidente Felipe Calderón asegura que las de julio venidero serán las elecciones más transparentes y confiables. Dice que estarán exentas de manipulación oficial y de intromisión del partido, de su partido, en el poder. Pero mientras afirma esto incurre en injerencia propagandística en favor de la organización política a la que pertenece.
Sostiene, una y otra vez, que su administración gana la batalla por la seguridad pública, a pesar de que la estadística criminalística dice lo contrario. Asegura que se avanza en contra de la delincuencia organizada, deteniendo criminales aquí y allá, pero los hechos se encargan de poner las cosas en su lugar: la violencia se desborda al grado de convertir el sistema carcelario no sólo en escuelas competitivas de criminalidad: son centros de operación a distancia para la persecución de adversarios políticos venidos a menos, y a fin de adiestrar personal para la llamada industria de la extorsión y el secuestro. Los reclusorios federales y estatales, antros de tortura, los son para continuar ahí la ejecución de penas y castigos por otros métodos.
Mienten políticos como Padrés Elías, de Sonora, inventor del acueducto de la discordia y tránsfuga invicto de las leyes de su entidad. Y mienten sus pares de Veracruz, Oaxaca, Guerrero, Puebla, Nuevo León, y otros más, cuando proclaman logros en política indigenista, educación, empleo, vivienda y salubridad. Cuando hacen sumas fantasiosas con el ejército de desempleados que se las ingenian para desempeñar actividades clasificadas en el rubro de empleo informal, o bien se vuelven rehenes al servicio del comercio criminal de drogas y estupefacientes.
Mienten en todos y cada uno de los renglones de la política de bienestar, pues en vez de abatir elevan los índices de pobreza extrema; propician el auge de endemias y epidemias y la proliferación de males crónicos; en vez de vivienda decorosa, abandonan a su suerte, en cuevas y escondrijos, a los indígenas e indigentes mientras edifican mansiones señoriales para los suyos, beneficiarios todos de la hacienda pública, aprovechando las emergencias y los desastres naturales.
 Pero los virtuosos de la mentira no son de una y la misma organización. Provienen de todas las organizaciones políticas que viven del poder, en el poder y para el poder: azules y blanquiazules, tricolores y bicolores.
Piden disculpas y claman perdón que, por cierto, nadie les pide, aquellos dignatarios federales, estatales y municipales. Y, entre tanto, como si nada pasara, prosiguen el entreguismo, la rapiña, el olvido y la marginación con lujo de cinismo, amparados en la impunidad, con la etiqueta de virtuosos de la mentira, pero haciendo hasta lo imposible a fin de ser los mejores, por la única vía a su alcance: la astucia y la habilidad. 

lunes, 20 de febrero de 2012

GESTALT: EL ARTE DE VENCER LA AFLICCIÓN Y LA INSEGURIDAD




                                                       Por Federico Osorio Altúzar

Los tiempos que corren son de inestabilidad física y mental. No es sólo la ansiedad el único síntoma que aqueja a la sociedad. Sobre los individuos y  las familias se ciernen males que amenazan con minar los átomos del cuerpo y los del espíritu, con furia tal que predominan los pronósticos sombríos y pesimistas. A la tristeza y el sufrimiento se añaden calamidades como la aflicción y la frustración a causa de la inseguridad, haciéndonos recordar a estudiosos, psicoanalistas y psicólogos de fama universal, entre otros a K. Frank, E. Fromm y K. Horney, que se refieren a la sociedad como paciente requerida ésta de atención oportuna y eficaz, tomando en cuenta a los individuos como prioridad.
Tecnólogos en el sentido de expertos y profesionales de la salud encaran, día a día, el ejercicio de su actividad con recursos y métodos, producto de la experiencia clínica y de la observación en gabinete.
La técnica de la Gestalt, cuya presencia data de hace poco más de medio siglo, adquiere  prestigio y actualidad ante la crecida demanda de cuidado profesional por motivos de pérdida de equilibrio psíquico caracterizada por la crisis social de nuestros días, principalmente por el embate de la criminalidad y la consiguiente desorganización de las instituciones públicas, lo cual origina indefensión y desamparo, frustración y ansiedad.
Nacida hace un siglo en tiempos, asimismo complejos, en el entorno de la preguerra en donde tenía lugar la expresión de un pesimismo desgarrador que produjo tres décadas después filosofías de la existencia (Jaspers y Sartre, precedidos por Nietzsche y Kierkegaard)), la psicología de la Gestalt tiende responde a urgencias apremiantes: lograr la restitución de la concordia consigo mismo, alentar la identificación individual con arreglo a principios ético-sociales; la procuración de felicidad entendida como búsqueda permanente y el establecimiento de fines y medios con el propósito de vivir y convivir en paz, serenidad y tranquilidad de espíritu. Todo ello acotado por el “aquí y ahora”. 
En reciente ceremonia académica efectuada en la sede de la Universidad Gestalt, el mensaje de la egresada de maestría en dicha especialidad, María Ivett Clark Perla, ex alumna del Instituto Tecnológico de Sonora (ITSON), evocó en su discurso la introducción de la psicología de la Gestalt en México, por mediación de la doctora Evelyn Lowenstern, Vicerrectora Académica, y con apoyo del rector Héctor Salama, en el citado centro de educación superior. Encomió la psicóloga Clark Perla las técnicas terapéuticas que ahí le fueron impartidas; subrayó, además, el papel profesional que tiene el psicólogo especialista en el ámbito social, cuya responsabilidad, talento y dedicación se mide a través de resultados positivos a fin de mitigar y erradicar dolores, aflicciones y sufrimientos que, como los del cuerpo, minan la armonía y el entendimiento consigo mismo. En este sentido, la psicología de la Gestalt ocupa un sitio de vanguardia en el escenario actual.
En los tiempos perturbadores que corren, la  retórica encubridora y falaz es fuente de malestar y confusión; contribuye a contaminar los átomos somáticos lo mismo que los átomos del alma. Así, frente a la propaganda masiva de mentiras demagógicas, publicidad sobre curaciones milagrosas y venta de paraísos perdidos o rescatados, son bienvenidas las técnicas terapéuticas calificadas, aplicadas con oportunidad y certeza; rigor científico, valor y eficacia comprobados por la estadística psicológica y de medicina social.
La sociedad como paciente está urgida de la intervención técnica y profesional, útil para eliminar prejuicios, conjeturas mágicas y presunciones proféticas o adivinatorias que sólo sirven a objetivos de predominio, opresión y esclavitud ideológica organizada.

lunes, 13 de febrero de 2012

LECCIONES DE KANT PARA HOY





                                           Por Federico Osorio Altúzar

El 12 de febrero se cumplió un aniversario más de Manuel Kant, el filósofo de la Ilustración. Nació el 22 de abril de 1724 y murió en la fecha mencionada, en l804. A 208 años de su deceso, continúa investido de la inmortalidad que sólo corresponde a quienes, como él, han contribuido en hacer más luminoso, comprensible y digno de ser vivido este planeta.
El título de este comentario “Lecciones de Kant para hoy” lo tomo del libro de la Dra. Dulce María Granja, publicado en 2010 por la Universidad Metropolitana en coedición con Editorial Anthropos, de Barcelona.
Elocuente desde el punto de vista de la semántica filosófica expresa, con notable lucidez, los límites y el alcance del proyecto kantiano, su  vigencia y eficacia cultural y educativa.
Dulce María Granja, investigadora y maestra universitaria, asume con esmero, tenacidad y profesionalismo en la cátedra y en la página impresa la misión de difundir en español el legado del más universal de los pensadores modernos, con genuino “eros” pedagógico, a través de sus eruditas traducciones con las que incrementa el prestigio  del FCE: “Crítica de la razón práctica”, “Los progresos de la metafísica”, De la Crítica a la filosofía de la religión (en Anthropos)
Su libro  está concebido en términos de una introducción o síntesis del sistema filosófico kantiano a partir de los tres rubros enunciados por el fundador del idealismo crítico: ¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? Y ¿Qué me es permitido esperar?
 Sin duda, los lectores decidirán por su cuenta sobre el contenido de las respuestas a que conduce tras la lectura o relectura  de Kant, de acuerdo con el ensayo, sugerente de suyo, de Michel Foucault,  quien asimismo propone, con ese propósito, su análisis desde la perspectiva de la antropología en sentido pragmático. 
La doctora Granja, por cierto, me ha producido en lo personal horas de grata reflexión al hacer propia, desde la particular meditación, la indagación de algunos temas de la filosofía en Kant. Al mismo tiempo, me hace recordar las enseñanzas sabias, generosas e imperecederas de mi maestro, don Guillermo Héctor Rodríguez, así como las inolvidables cátedras de Francisco Larroyo, Eli de Gortari, Bernabé Navarro y Robert S. Hartman, lo mismo que las esclarecedoras y amenas pláticas con Fausto Terrazas, Ariel Peralta, Ulises Schmill, Francisco Duarte Amaya, Luis Bojórquez Castro. Las charlas entre amigos y colegas: Enrique Moreno Armenta, Amadeo Peralta Adame, Octavio Hernández León, José Herrera Madrigal. Y tantos más.
“Lecciones de Kant para Hoy”, me trae a la mente el pizarrón con el listado de profesores y materias en la Facultad de Filosofía y Letras. Ahí, en el rubro Filosofía de  los Siglos XIX y XX, a cargo de G. H. Rodríguez, se podía leer el subtítulo “Conocer es crear o Conocer es reproducir”. Su relectura estimula vivencias: polémicas de nuestro maestro con Rechasén Siches, P. Romanell;  R. Hartman, Emilio Uranga, Miguel Bueno…
Objetivamente, Manuel Kant ha vuelto, como los sofistas Protágoras, Gorgias y el círculo de aquella primera Ilustración en Occidente, con Sócrates en el siglo V de Pericles. Así ha vuelto Kant a plena luz, a la vida palpitante y a la polémica, a la erística y a la enseñanza de la filosofía en universidades y extramuros. Está entre nosotros como los atomistas, con Einstein. Así Kant con Natorp y Cassirer; Hans Kelsen, Weber  y  algunos más.
La generación de los sofistas junto con Sócrates, por cierto, tienen en lengua española a varios apologistas de la valía de Solana Dueso,  Samaranch Kirner; en francés a Jaqueline Romilly y M. Onfray. Pero Grote brilla en soledad inmerecida.
De Kant cabría citar, en este aniversario, lo que De Quincey escribió en “Los últimos días de Kant”: “Paz a sus restos. Honor eterno a su memoria”.

miércoles, 8 de febrero de 2012

LA TARAHUMARA, “MÁXIMA PRIORIDAD” DEL PRESIDENTE CALDERÓN





                                                                  Por Federico Osorio Altúzar

 El Presidente Felipe Calderón vio con sus propios ojos el drama de los indígenas flagelados por la peor sequía de que haya memoria en la sierra de Chihuahua. Escuchó con sus propios oídos la queja de los marginados de la Tarahumara desde Valle de Allende, enclave convertido en centro distribuidor de alimentos, alimentos, ropa y medios de auxilio para miles de aborígenes convertidos en víctimas del hambre y enfermedad.
Rarámuris, tarahumaras, guarajíos y pimas, están dejando de ser denominaciones intraducibles en el diccionario de los políticos y adquieren un sentido de realidad en el diccionario de neoconservadores, neoliberales y representantes de la izquierda moderada o radical.
Ciertamente, las etnias chihuahuenses no son las únicas ni las primeras en condición de penuria extrema. Si la emergencia las ha puesta a ojos vistas, a la luz en medio de la oscuridad y las tinieblas que han tendido sobre ellas los gobiernos capitalistas, revolucionarios y embajadores de los cacicazgos en turno, de aquellos de que habla Mark Wasserman en su clásica obra sobre el tema, no es en razón de que la población indígena haya sido y sea, a la fecha, últimamente, objeto de sesgado olvido por parte de los políticos en el poder.
Viene desde muy atrás el despojo de sus bosques, el atraco con sus tierras y yacimientos de minerales, la invasión sistemática de sus posesiones y el cinismo disfrazado para esclavizar, de generación en generación, desde La Colonia, sus mentes y cuerpos. Colonizadores y neo colonizadores los han convertido en reos dentro de sus propios territorios, nómadas en sus propias circunscripciones, apátridas bajo el cielo y dentro de la geografía de que fueron señores y amos en el remoto  pasado.
En este sentido, hay máxima prioridad en las sierras montañas no sólo de Chihuahua y por causa de la atroz sequía, sino  la hay (y de qué manera) en más de una veintena de entidades azotadas por la inclemencia de las políticas depredadoras, acentuada por el ciego embate de la Naturaleza convertida en denunciante de la marginación y la perversa política de exterminio. La máxima prioridad consistiría en poner punto final a los programas que más bien asemejan a una “solución final” para borrar de la geografía a las etnias menesterosas que son, por hoy, rémora y espejo del subdesarrollo y rezago del modelo socioeconómico impuesto en el país.
Por vía intuitiva, en vivo y sin interlocutores, el Presidente de la República se percató del fracaso del llamado federalismo político y la desconcentración económica establecida en los convenios de transferencias de recursos a los Estados, federalismo lastrado por la ineficacia administrativa y el partidarismo en el manejo de la hacienda pública, por arte y magia de funcionarios de segundo nivel, con la complacencia o ineptitud en los gobiernos estatales y municipales.
Saboteada la reforma hacendaria propuesta en el seno de CONAGO, desde 2003, precisamente por el entonces gobernador chihuahuense, a fin de hacer obligatoria en términos de equidad, la devolución de recursos a las entidades federativas, ahora los acuerdos son obstruidos por resolución de la autoridad del ramo o bien por el veto presidencial. El caso es que la hacienda pública actúa olímpicamente como el azadón de que hablaba el ex gobernador Patricio Martínez García, bajo la conseja de “todo para acá”, haciendo nulo el ideal de igualdad relativa entre los Estados y la Federación, propiciando en consecuencia situaciones que hacen hablar de “máxima prioridad”, cuando bastaría con que fuesen “prioritarias”, al fin de cuentas.
Pero todo hace notar que la prevención es asunto de lujo, de entelequias y utopías. Sirve, generosamente, a la discriminación y a los propósitos no muy  ocultos de exterminio y devastación.