Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







martes, 31 de mayo de 2011

CORAJE PROLETARIO: LA ÚLTIMA LLAMADA





                                                                    Por Federico Osorio Altúzar

Un volcán en vías de estallar es el conflicto minero. La más reciente tragedia ocurrida en la mina de carbón, a cinco años del drama en la de Pasta de Conchos, es preocupante por todo motivo. Pero no hay, lo más deplorable de todo, señal de prevenir desgracias en ciernes, con los recursos de la ley y el auxilio de tecnologías modernas a fin de evitarlas disponibles,
El cinismo patronal aunado al contubernio de líderes corruptos y al desdén de autoridades locales, estatales y de la Federación, dan pábulo a la protesta y alas a la frustración. Se enrarece el clima alrededor de la explotación y usufructo de los yacimientos, y los gases letales de la creciente inconformidad, son volátil combustible que podría apresurar  inesperados desenlaces.
Por otra parte, se empaña el futuro de la minería considerada fuente potencial de riqueza y empleo; de crecimiento y desarrollo, reserva codiciable y cheque en blanco en tiempos de crisis económica. Pero también se pone entre paréntesis el destino laboral de miles y miles de obreros y sus familias en los más recónditos asentamientos, a causa de la desmedida ambición de administradores y empresarios. Mientras tanto, el sindicalismo blanco enmudece y sufre de ceguera y de sordera crónicas. La impunidad se sobrepone a la conducta irresponsable de autoridades del ramo; la “violación” sistemática a las garantías individuales y colectivas, corroe toda esperanza y credibilidad. 
Voces del partido conservador, la del senador panista por ejemplo, se pronuncian por un “golpe de timón” para modernizar la minería de  carbón, a fin de que dejen de ocurrir más muertes y accidentes luctuosos como los antes referidos. Un “golpe de timón”, demanda, para restituir derechos gremiales, garantías de seguridad laboral, condiciones idóneas para el desarrollo de la riesgosa y extenuante actividad, evite enfermedades infecciosas, muertes intempestivas y desamparo empobrecedor en el seno de los ya de por sí paupérrimos hogares. La izquierda radical y las tendencias socialistas mantienen cómplice mutismo. La lucha histórica en defensa y salvaguarda del artículo 27 constitucional ha sido vergonzosamente abandonada. 
“En una ciudad de Plata” (Gernika, 2011, 352p), novela escrita bajo los más rigurosos cánones del realismo literario, Salvador Azuela Arriaga, abogado de profesión, historiador por impulso vocacional, maestro universitario jubilado, lanza en rojos caracteres un vibrante “yo acuso” en torno a la cuestión minera, una especie de última llamada y grito preventivo a tiempo antes de que los hechos se impongan y digan la última palabra.
De Taxco a Pasta de  Conchos y Sabinas, el relato de Azuela cala por todos los rincones del drama minero: los abusos de los poderosos, el acoso sexual con extremos de violencia, la compra-venta de seres humanos y de conciencias, el saqueo de tierras a los lugareños y aborígenes, la persecución y muerte contra los insurrectos, todo lo cual recuerda la reveladora crónica del antropólogo estadounidense Robert C. West en su obra “La comunidad minera en el Norte de la Nueva España. El Distrito Minero de Parral (Biblioteca Chihuahuense, 2004,  198p)
La ficción y la realidad concurren en la novela de Salvador Azuela. Su estremecedora actualidad a la luz de las recientes tragedias, supera las expectativas de todo lector crítico. Éste se convierte poco a poco en parte del escenario, partícipe de la trama que da sentido a la invención; interviene y actúa en  calidad de testigo de cargo, coautor de hechos y sucesos dramáticos por el luto y el dolor que nos atañe a todos.

martes, 24 de mayo de 2011

EN MEMORIA: GUILLERMO HÉCTOR RODRÍGUEZ, 1910-1988




                                                       Por Federico Osorio Altúzar
                                                                           
El 4 de mayo, en 1988,  murió el maestro Guillermo Héctor Rodríguez. Su hijo, Héctor Rodríguez Franco, nos participó la fatal, dolorosa noticia. “El Dictamen” de Veracruz, Decano de la Prensa Nacional, publicó al siguiente día esquelas e información acerca de la luminosa existencia de uno de los hombres más sabios, honestos, nobles y generosos que hayan nacido en el Estado de Veracruz y en todo México.
Los porteños de los años cuarenta del siglo anterior lo recuerdan como un ejemplar y pundonoroso alcalde de la ciudad. En la década de los setenta, decenas de alumnos de la Facultad de Periodismo de la Universidad Veracruzana y del entonces Colegio Colón recibieron el inigualable beneficio de sus enseñanzas filosóficas y jurídicas. El presidente Adolfo Ruiz Cortines, coterráneo suyo, en son de broma solía llamarlo “el Kant de Coatepec”, según nos comentó el maestro, alguna vez, en forma festiva como anécdota.
Po nuestra parte, tuvimos el privilegio de haber asistido en la Facultad de Filosofía y Letras, de la UNAM, a sus cátedras de Teoría del Conocimiento y de Historia de la filosofía, siglos XIX y XX, en los primeros años de la década de los sesenta. La primera de dichas cátedras llevaba, según podía leerse en el tablero de la Facultad, el epígrafe: “Conocer es crear o Conocer es reproducir”, enunciados de suyo desconcertantes para unos, sugerentes para los demás. Posteriormente, ya jubilado, impartiría la asignatura de Ética que, según nos daba a entender, jamás se le había facilitado el impartir.
En lo personal, el eros pedagógico del maestro Guillermo Héctor Rodríguez nos llevó a compartir dentro y fuera del aula el fuego vivificante de su enseñanza y nos mantuvo  cerca de él hasta los últimos días de su magisterio universitario en la UNAM. Participamos en la cena-homenaje con motivo de su jubilación y de manera    asidua, vía telefónica, hasta unos cuantos días de su muerte. En aquella memorable ocasión, en ocasión del jubileo, lo rodearon distinguidos alumnos suyos: Fausto Terrazas y Leandro Azuara (fallecidos por cierto antes que él) y connotados discípulos: Ulises Schmill Ordóñez, Ariel Peralta García, Luis Octavio Hernández, José Herrera Madrigal, Enrique Moreno Armenta, y otros más.
Dividía sus afectos entre Veracruz y la capital del país, ciudad ésta en donde enseñó, investigó, polemizó y formó numerosas generaciones de abogados, funcionarios públicos, maestros universitarios, escritores y discípulos que cultivaron el pensamiento filosófico, tradujeron con él clásicos del neokantismo marburguense y de la jurisprudencia pura. Contó con numerosos estudiosos y cultivadores de sus ideas, pues sabía unir a la virtud de la generosidad la motivación del respeto y la profunda estimación hacia su figura circunspecta y honorable.
Después de haber consagrado más de tres lustros, durante su retiro en el heroico puerto de Veracruz, al análisis, la crítica y dilucidación de las corrientes contemporáneas de la lógica, del pensamiento griego y de la filosofía del derecho según los rendimientos de Kant, Cohen, Natorp, Cassirer y Kelsen, puso al alcance, en edición privada, los estudios que configurarían el Archivo de metodología científica (números 13 y 14, fechados en  1978 y 1879)  Contó, al efecto, con el patrocinio y apoyo de la familia Pasquel, lo cual siempre reconoció. No obstante, tenía en mente regresar a la Ciudad de México para compartirnos a sus seguidores cercanos el fruto de su infatigable e  invaluable labor intelectual. Y, claro, discutir públicamente sus puntos de vista con arreglo al público y libre examen.
En el periódico “El Universal”, don Ángel Trinidad Ferreira escribió, el 11 de junio, al siguiente mes del deceso del maestro, lo siguiente: “…logró que se descubrieran múltiples vocaciones genuinamente intelectuales entre algunos de sus alumnos de entonces, y discípulos después, quienes seguramente le agradecerán íntimamente  buena parte de su formación, aunque estén dispersos a lo largo y ancho de nuestra República. Sólo es de lamentar que su muerte haya pasado inadvertida en los medios universitarios Ninguna alusión. Ningún homenaje siquiera póstumo a cambio de los tantos que mereció en vida y que se le adeudaron para siempre. Vamos, ni aún una esquela  en los diarios para quien tanto y tanto dio, y entregó a la Universidad Nacional Autónoma de México. No en vano alguien decía que guardar buena memoria era más de una cualidad moral que intelectual, para evitar incurrir en ingratitudes como ésta…”
    

VERACRUZ: EMPORIO MEXICANO PARA LA INVERSIÓN


                                                              Por Federico Osorio Altúzar
Vuelve la entidad veracruzana a ocupar un sitio de honor en los indicadores del desarrollo social, económico y político del país. La gira presidencial por el Estado, lo verifica. Empresarios ven ahí tierra promisoria. Avizora productividad y bonanza para las familias en extremo olvido. En el ingenio azucarero de Tres Valles, se pone en marcha el cogenerador eléctrico a base de energía de bagazo de caña, ejemplo de cómo paliar desastres termonucleares. Cómo cooperar para contener el deterioro ecológico y la extinción de vida en nuestro planeta.
Todavía flamante gobernador, coartífice del programa “Adelante”, mediante el cual se propone dar por terminada la estrategia clientelista del soborno electorero, la retórica populista insensible ante quienes llevan el estómago vacío y soportan el lastre de la insalubridad, Javier Duarte de Ochoa convoca a los inversionistas de México y a los capitalistas del exterior a que concurran a  la entidad que gobierna, a fin de colocar sus capitales en tierra buena que asegura confiable recuperación. Con ese efecto, enuncia razones y argumentos. Se compromete a honrar sus compromisos políticos al frente del Ejecutivo y no hay duda de que los veracruzanos y los empresarios habrán de enaltecerlo en caso positivo.
Afirma Duarte que Veracruz ofrece la suficiente seguridad jurídica para que las inversiones logren
el objetivo de hacer del Estado uno de los polos de desarrollo más importantes del país. Su gobierno se hace garante de la seguridad y certidumbre para la inversión; honestidad en la administración de los recursos; eficiencia para alcanzar los objetivos de empleo, arraigo de los pobladores; seguridad social y educación. Cita como ejemplo, la planta laminadora FAT 3.
La recuperación socioeconómica de Veracruz requiere de cuantiosos recursos económicos por varios miles de millones de dólares: así la reconfiguración de la refinería de Minatitlán; igual en la Cuenca del Papaloapan el cogenerador eléctrico del ingenio azucarero. En el sureste, la modernización de Pemex para generar beneficios sociales. No para grupos de particulares.     
El Estado de Veracruz no es casi el paraíso. Es, para decirlo de una vez, el paraíso. Tierras feraces, ríos y lagos sorprendentes, llanuras prodigiosas. El subsuelo alberga riquezas al parecer inagotables. La historia patria se ufana de hazañas que tuvieron lugar en su territorio: el primer municipio libre en suelo americano; las Leyes de Reforma, base del liberalismo y para instaurar el Registro Civil; cuna de la Ley Agraria de 1915 y escenario desde el cual se expulsó al invasor Maximiliano y al dictador Porfirio Díaz.
La cultura en México estaría incompleta sin un educador de la talla del maestro Enrique Rébsamen (mexicano nacido en Suiza), sin un poeta del talento de Salvador Díaz Mirón,  impulsor del romanticismo literario; sin un tenaz periodista como don Juan Malpica Silva y sin la presencia de un Ángel Trinidad Ferreira, laborioso comunicador, connotado por su capacidad analítica y gran sentido de lo pertinente. Claro ejemplo de bonhomía.
En cálido regazo de Coatepec se mecieron los primeros días del más grande filósofo mexicano del siglo XX, Guillermo Héctor Rodríguez: neokantiano, implacable crítico, olvidado por cierto de grupos inefables y rodeado de inexplicable ingratitud; polemista de muy altos vuelos frente a los apologistas de figuras consagradas como Platón, Descartes, Husserl o Marx, entre muchos otros.
Por último, Veracruz dio a México el primer mandatario civilista, Miguel Alemán Valdés y el presidente austero, proverbial por su honestidad, dotado de inigualable espíritu festivo, don Adolfo Ruiz Cortines. Hoy su mandatario lo proclama como emporio de inversión productiva, segura y con diáfana dimensión social.   


jueves, 19 de mayo de 2011

CHRISTINE M. KORSGAARD: EL KANT DE NUESTROS DÍAS



Por Federico Osorio Altúzar
La noticia de la visita a México de la doctora Korsgaard despertó gran interés en diversos medios intelectuales donde se cultiva la filosofía contemporánea. El propósito de su presencia: presentar la traducción al español de su más reciente obra, de inspiración kantiana “La creación del reino de los fines”.
Primera mujer al frente de la Facultad de Filosofía en la Universidad de Harvard, alumna ahí de John Rawls, autor de La Teoría de la Justicia, Christine Korsgaard,  “es actualmente una de las figuras más sobresalientes en el panorama intelectual anglosajón”, con expresión de la doctora Dulce María Granja Castro, maestra e investigadora en la UNAM y la UAM, promotora infatigable del pensamiento filosófico de Kant, expositora y traductora de “Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime” y “Crítica de la razón práctica” (coediciones con el Fondo de Cultura Económica.México, 2004 y 2010)
Conocedora del libro mencionado al alcance ahora de lectores de habla hispana, la maestra Granja afirma que la autora estadounidense: “se ha convertido en una de las intérpretes más destacadas de la filosofía moral de Kant. Se le identifica con un grupo de filósofos que están produciendo una versión de la filosofía moral de Kant que es sensible a sus raíces históricas y que, a su vez, revela su particular relevancia de cara a los problemas contemporáneos...Ve la obra de Kant como si ésta brindara una fuente para abordar no sólo cuestiones acerca de la metafísica, de la moral, sino también cuestiones prácticas acerca de las relaciones personales, la política y la interacción humana del día a día”.
Dos amplios apartados integran los trece ensayos de “La creación del reino de los fines”: a) exposición e interpretación de la filosofía moral kantiana, b) comparación de la filosofía de Kant con Aristóteles y Hume, Wiliams y Nagel, entre otros.  Sostiene la doctora Granja: “El rasgo principal de la filosofía de Kant es, para nuestra autora, que los principios de la razón, del entendimiento y de la voluntad son leyes para el empleo de dichas capacidades: son leyes que nos dicen cómo es que debemos decidir lo que hay que hacer. De este modo, la tarea de la filosofía moral es concebida como una tarea práctica: la tarea de resolver estos problemas deliberativos”.


miércoles, 18 de mayo de 2011

LA PAROTA: PRUEBA DE FUEGO PARA EL GOBERNADOR AGUIRRE



Por Federico Osorio Altúzar

En su libro “El acento del cambio. Una izquierda moderna” (Porrúa, 266p., 2011), cuyo aroma a imprenta se percibe aún, Zeferino Torreblanca Galindo, ex gobernador de Guerrero, hace puntual y ágil relato, con pormenores en cada caso, de los atisbos, acechanzas y trampas que rodearon el sexenio a su cargo para hacer descarrilar y defenestrar, de ser posible, el modelo político inspirado en derroteros sociales, culturales y económicos.
En el Estado de Veracruz, al margen de partidismos, Javier Duarte, gobernador, truena contra el asistencialismo que, en vez de atacar la pobreza radical y la marginación extrema, envilece a sus destinatarios, los humilla, empobrece de cuerpo y alma, y los convierte en víctimas indefensas. Acaba de lanzar un plan gubernamental llamado “Adelante”,  guiado por el objetivo de promover empleo, ingreso, salud y vivienda.
En la sierra Tarahumara, en las estribaciones de la montaña, alcaldes chihuahuenses se unen a la proclama de impulsar políticas en áreas olvidadas: carreteras y caminos vecinales, escuelas de artes y oficios, de enseñanza media y superior (preparatorias completas, escolarizadas y a distancia; universidades tecnológicas), redes de energía eólica y solar. En fin, presas como la proyectada con el nombre de “El Gavilán”
Es decir, cunde por todos los enclaves pauperizados del país la propuesta de origen socialista, democrática, de redimir por medio del trabajo organizado, la honestidad a toda prueba, la inversión de recursos limpios, en translúcido ejercicio, para beneficio equitativo de quienes arriesgan capitales y administración política con transparencia. Todo en beneficio de la colectividad, nada escondido en los sótanos en donde la corrupción y la rapiña lo complican todo.   
Por su parte, el mandatario Ángel Aguirre Rivero afronta los primeros exámenes de rigor, aunque, se sabe, no es él un neófito en el arte de mandar y un desconocido en su propia tierra.
 “La Parota” es, por hoy, el asunto prioritario en el ámbito agrario en donde comuneros y líderes de izquierda tratan de hacer valer sus  puntos de vista y colocan al Ejecutivo estatal sobre el filo de la navaja: construir la ingente obra o suspenderla temporalmente. Se invoca a la CFE como árbitro para resolver el dilema, mientras la improductividad, la desesperanza ocupacional y la hambruna asoman sus crueles fauces.
A lo anterior se añaden los embates contra el turismo por la clausura  del Tianguis de Acapulco y lo que esto representa para la economía de los porteños, abatidos por el daño a uno de los principales destinos de entretenimiento y placer, como también para la economía en la entidad. El alcalde Añorve Baños hace hasta lo imposible para rescatar lo que da la impresión de negocio perdido, mientras Aguirre Rivero asume las riendas de un gobierno que se plantea como la prueba mayor del socialismo moderno en un escenario en el cual la violencia deje de ser arma en manos del anarquismo provocador y el oficialismo ancestral lastrado por el caciquismo y el afán desmedido de enriquecimiento a espaldas de la desnutrición, la ignorancia, la miseria y la postración en grado extremos.
Otras pruebas acechan al mandatario. Pero su experiencia, sin duda, le dictará caminos de  negociación, de un diálogo constructivo, políticas de información objetiva, fluida y transparente, dentro y fuera de la jurisdicción, reiterando fórmulas para mantener enterados a los ciudadanos, mediante la críticas razonadas, apertura a las objeciones e inconformidades, lo cual fortalece a la democracia participativa, a la cooperación social y al Estado de Derecho. El gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no es utopía, meta inasible, ideal absoluto. Tampoco, mucho menos, es patrimonio del radicalismo anarquista y ruidoso, vociferante y pauperizador.      


martes, 10 de mayo de 2011

EN UNA CIUDAD DE PLATA: FICCIÓN Y REALIDAD




Por Federico Osorio Altúzar

Nieto del ilustre escritor don Salvador Azuela, fundador de género literario que hizo brillar talentos como el de Juan Rulfo, Salvador Azuela Arriaga, abogado, catedrático y universitario, hace lúcida contribución a las letras nacionales mediante un libro de impresionante actualidad: “En una ciudad de plata” (Gernica, 349 p.)
De manera similar a “Historia de un maletín negro”,  de A.J. Cronin, de cuyas páginas emerge el drama minero en una región de Gales del Sur, que el genial escocés conoció en el desempeño de su labor de médico, así Salvador Azuela se inspira en sucesos abstraídos de circunstancias enmarcadas en espacios y tiempos constatables de nuestros días.
Si los personajes dan la impresión de tener vida, vigor y presencia, como si fuesen interlocutores del tráfago cotidiano, esto se explica por tratarse de relatos y descripción de escenas que se desprenden de la existencia diaria, de la experiencia convertida en desafío y reto permanentes.
Durante sus viajes a Taxco, Guerrero, Nueva Rosita, Coahuila  y a San Luis Potosí, Azuela Arriaga hace acopio de la información que traslada al quehacer literario, al igual que su insigne antecesor, quien así lo hacía en sus recorridos durante la gesta revolucionaria como médico, pero en particular como testigo ocular de sucesos en donde la injusticia y la arbitrariedad, la inequidad y los abusos de caciques y hacendados, darían inspiración a “Los de Abajo”, novela de testimonios imperecederos impresos con tinta imborrable en páginas luminosas de la gran novela sobre la rebelión armada.
 “En una ciudad de plata” conviven mujeres y ancianos, niños y hombres, todos ellos, desde su particular condición y específicas expectativas, envueltos en el clima laboral que deriva del tráfago de productos los del subsuelo, el indetenible ir y venir de las cuadrillas, la movilización de enseres y personas. Uno se imagina escuchar el sonar de las campanas de la iglesia y de los centros escolares mientras pasa de una página a otra, de un apartado al siguiente.
Ahí, el trabajo y el riesgo, la vida, la enfermedad, el agobio cotidiano se suceden unos a otros. Ante los más recientes hechos de consternación y luto ocurridos en el estado de Coahuila (Pasta de Conchos y la Minera de Sabinas), el libro de nuestro autor adquiere relevante interés, presencia literaria en donde la ficción se enlaza con la patente realidad, haciendo posible en trazos de singular expresividad dramática en unos casos, metáforas alusivas en otros, la revelación de la susodicha realidad impregnada de anhelos y esperanzas, frustraciones y sueños suscitados en medio de zozobras, desvelos, angustias y  dolor, todo lo cual hace del trabajo en las minas una especie de reto diario para vivir frente a frente de amenazas acechantes con todo y los peligros letales.
Libro y autor nos hacen volver a los ochenta y a los inicios de los noventa en el plantel de La Viga; a los ratos irrepetibles en “Los Delfines”, rodeando una amplia mesa del acogedor lugar, en amigable convivio: Salvador Azuela, director durante dos periodos del plantel “Ezequiel A. Chávéz”,  Alejandro Carbajal, José Castillo Farreras,  Miguel Manzur, Enrique Moreno Armenta, Amadeo Peralta,  Miguel Arroyo Santander, y quien esto escribe. Todos, por cierto, profesores de Filosofía, con excepción de Salvador, catedrático  de Historia.
Marco Antonio  Labra, secretario de Difusión Cultural de la ENP, dice: “En una ciudad de plata” ´se da a luz a una sociedad actual con sus temores y anhelos, con sus aciertos y complicaciones, en el marco de una problemática actual, la vida de los mineros en México´.  Angelita González, directora de Gernica, expresa que la editorial a su cargo cumple, así, la misión de divulgar obras valiosas de autores mexicanos.      

martes, 3 de mayo de 2011

AMENAZA LATENTE: LA TENTACIÓN TOTALITARIA




                                              Por Federico Osorio Altúzar

A pesar del respiro temporal tocante a la iniciativa de ley sobre Seguridad Nacional, la amenaza del autoritarismo represivo está la orden del día. Los demonios del totalitarismo en nuestro conturbado país, siguen sueltos. Nada ni nadie da la impresión de poder contenerlos. Y todo indica que hará falta una gran dosis de madurez parlamentaria, de visión democrática en el Congreso federal, además de persuasión y convencimiento entre la población, a fin de impedir que la impunidad y la anarquía suplante a la imputación legal.  
Sus promotores son los mismos, aunque con disfraz distinto.
En 1968, se dieron cita para ejecutar y perseguir adversarios del régimen diazordacista. Aparecieron tres años después para ejercitar tardía revancha criminal y han hecho causa común en subsiguientes administraciones políticas hasta alcanzar el clímax durante la década finisecular cuando los crímenes políticos estuvieron a la orden del gobierno en turno. No sólo Colosio y Ruiz Massieu fueron sus únicas, solitarias, víctimas.
A 70 años de la iniciativa del presidente Manuel Ávila Camacho para adicionar el artículo 145 del Código Penal con el propósito de acosar, confinar y reprimir adversarios a su mandato, el delito de disolución social ha vuelto a sacar su rostro sediento de venganzas. Se ampara, tras la promesa de dar seguridad pública, con el ofrecimiento de restituir la credibilidad en el Estado democrático de Derecho.
En el ánimo de la iniciativa del presidente Calderón palpita aquella propensión totalitaria de obtener por derecho lo que ahora, por medio de la arbitrariedad y la fuerza, ufanamente despliega el Ejecutivo ante la imposibilidad de que la norma jurídica, vía el control constitucional, logre contener sus propensiones voluntaristas.
Un régimen de leyes es, ciertamente, un régimen ciudadano, popular, por tanto, en el cual las instituciones están pertrechadas de velas, pero también, sobre todo, de anclas, como factor constitutivo del sistema de control institucional, político y social. Un régimen de leyes, no voluntarista, ejerce la discrecionalidad en la práctica cotidiana, un recurso que da fortaleza a la legalidad de la administración y no lo convierte en subterfugio para imponer decisiones unilaterales por encima de las garantías de libertad, de información, de autodeterminación ideológica y política.
Bien que haya un respiro sobre la amenaza totalitaria, la cual se mantiene  a pesar de todo como amenaza real y latente. Bien que se acuda a una vía de desahogo ciudadano mediante consulta pública y objetivamente validada. Pero el respiro, en forma de alivio transitorio, no es tregua como la reacción pretende, con el perverso objetivo de rearmarse, reafirmarse como estrategia tutelar, para efectuar su enésima embestida.
El susodicho respiro es paréntesis utilizable y valiosa oportunidad para que líderes progresistas, si los hay en el seno del Legislativo, promuevan un amplio y motivador debate de las ideas en el ámbito nacional sobre el tema de mayor trascendencia política y social, el tema del control constitucional, con el propósito de que el Ejecutivo sea inhibido de incurrir en la tentación totalitaria de erigirse en representante de un poder absoluto, con facultades omnímodas, sobrehumanas.  Y, más aún, a fin de hacer las denuncias a que haya lugar, para colocar, a las resultas de la legislación positiva, a nefastos y abusivos funcionarios en el poder, sin importar partidismos y jerarquías, a fin de que se tome nota de los asomos autoritarios que predominan y tratan de enseñorear en la vida pública de México. A fin de evitar las desviaciones, sin derramamiento de lágrimas y de sangre, como impredecible consecuencia. Por desgracia, la tentación totalitaria hace del Medio Oriente un vasto escenario en llamas que no da visos de acabar.