En los preámbulos del 2015, izquierdas y
derechas celebran lo que ya no es insólito entre ellos: un pacto de identidad.
Hacen efectivo, sin titubeo alguno, el principio filosófico de Heráclito en el
sentido de que la guerra, madre de todas las cosas, une los opuestos y hace
posible la armonía de todos los contrarios.
Con dicha finalidad, los rivales de
siempre, de dientes hacia afuera, echan por la borda sus diferencias doctrinarias,
políticamente hablando, y en nombre del “bien común” sellan el compromiso de
luchar, codo con codo, para derrocar al temible y pavoroso adversario, el Partido Revolucionario
Institucional.
Como prólogo a su declaración bélica,
ambas organizaciones ensayan toda clase de artilugios en el umbral de la gran
confrontación. Ponen en práctica recursos que van desde la intriga a la
calumnia y de ahí a la infamia y a la acusación sin fundamentos. El fin, alegan,
justifica los medios. Y así, unas veces quieren éstos pero no el objetivo
final. Y viceversa.
En Chihuahua, pactan alianza
representantes del PAN y del PRD. Uno,
en la persona del combativo y audaz senador blanquiazul, Javier Corral; otro,
en la del activista del perredismo beligerante, Jaime García Chávez. Ellos hacen
mancuerna para acusar, difamar y denostar al mandatario de aquella Entidad:
César Duarte Jáquez. Lo señalan en la delegación de la PGR de socio de una
institución bancaria inexistente, con palabras del Gobernador. Piden, voz en
cuello, su defenestración comparándolo en cierto modo con el depuesto Ángel
Aguirre, argumentando con falacias, según refiere Duarte Jáquez que a cuatro años
de su gestión se ha convertido en uno de los políticos más ricos del Estado y
en líder inversionista, con dineros, arguyen. del erario estatal.
Hombre de negocios durante su vida
privada, Duarte Jáquez responde con hechos más que con palabras: Chihuahua ha vuelto al Estado de Derecho. Es una
Entidad de leyes, las cuales se individualizan en los tribunales y tienen
validez y eficacia, por ejemplo, en los cerezos otrora centros de placeres, de
consumo de drogas y diversión; de carreras de caballos.
Los chihuahuenses tienen la palabra en
cuanto a si hay o no hay avances en educación, en materia de empleo y de
inversión productiva. Si esto es falsedad y mentira, los ciudadanos pueden hacer
pública rectificación y formular acotaciones con pruebas contundentes. El
Gobernador afirma, asimismo, estar a las resultas de los fallos de la justicia
y demostrar el fondo y el trasfondo de las difamaciones y calumnias en su
contra.
En Sonora, el delfín del ex Presidente
Felipe Calderón. Guillermo Padrés, es
requerido para que se le investigue como mandatario corrupto, anarquista y
empobrecedor de miles de sonorenses víctimas por causa del enriquecimiento
ilícito de quien proclamó, en el comienzo de su lastrada administración, que
haría un “Nuevo Sonora”, libre de enfermedades, ignorancia y discriminación
social y económica.
Padrés Elías es indiciado por delitos de
diversa índole. Persigue sin fundamento a productores, encarcela líderes de la
Tribu Yaqui al margen de la Ley. Se le acusa de retener transferencias de
recursos federales como castigo a los munícipes opositores a sus manejos; hostiliza
a quienes luchan por una causa, justa si
las hay: el recurso hídrico que da sustento, fertilidad y abundancia
alimentaria.
Denunciado ante una administración de
justicia ciega, sorda e inválida, que da un paso hacia adelante y muchos hacia
atrás, goza aún de inmunidad ante los tribunales estatales y de la Federación.
Y todo, con el beneplácito de CONAGUA,
SAGARPA y de PROFEPA.
En Sonora, en suma, pactan alianza el
PRD y el PAN, al amparo del aberrante e inmoral criterio en el sentido de que
el fin justifica los medios.