Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







sábado, 22 de noviembre de 2014

EN CAJEME: OBRA PÚBLICA Y PATRIMONIO MUNICIPAL



“Obras son amores”, cabe decir con el clásico español Lope de Vega. Al pronunciamiento, han de añadirse los efectos. Y éstos, los hechos, hay que reconocer que no hablan por sí mismos. Lo anterior tiene que ver con lo recientemente expresado por el secretario del Ayuntamiento, Antonio Alvidrez Librado, quien ha salido al frente para contener el rumor equivalente a infundio en torno al destino del crédito concertado por la Presidencia, cuyo monto es más de doscientos millones de pesos.
De toda falsedad es falso que el recurso arduamente conseguido se haya perdido de la noche a la mañana. Falso que los dineros ingresados a los haberes de la Alcaldía se utilicen con finalidad torcida o guarden silenciosa espera con el propósito de no ir a su objetivo: el beneficio de la sociedad.
Si bien, por otra parte, los hechos no hablan por sí mismos, tienen una forma particular de hacerse manifiestos. Es decir, están a la vista. Son obras en proceso de ejecución, en vías de realización. O bien, se hallan en víspera de ser útiles.
Obra pública que no está a la vista, es todo lo que se quiera, pero no es un hecho o  hechos constatables en forma intuitiva, de inmediato. Cuando mucho es promesa, proyecto, ofrecimiento que requiere del corto, del mediano y aún del largo plazo. Por ejemplo, si se trata del alumbrado, las lámparas y luminarias hablan por sí mismas. En el caso del pavimento, resulta algo similar.
Los dueños de lo ajeno serían los primeros en renegar por la claridad en calles de colonias marginadas. Y los transeúntes que se desplazan al trabajo diario o a la escuela serían los más dispuestos a recriminar a los encargados de resolver lo que causan  baches y obstrucciones innecesarias.
Cabe reconocer, sin embargo, que los problemas no se resuelven por arte de magia o por milagro. Y admitir que no todo es “maná” que cae venturosamente de la altura. Tiempo y forma, dicen los abogados, son condiciones para entablar y resolver litigios como también para  para atender y dar respuesta a las demandas ciudadanas. Cajeme es un Municipio en proceso de modernización.
Más que la torcida conjetura, en vez del sarcasmo y el rumor con sentido  de acusación infundada, lo importante es hacer recuento de planes y programas realizados, trazar un balance de obras en vía de ejecución o en espera por falta de presupuestos detenidos o ilícitamente conculcados.
Más aún, habrá que hacerlo con información a la mano y con ánimo analítico llevando a cabo un estudio de la obra pública efectuada durante la administración a cargo del alcalde Díaz Brown. Y escuchar, con espíritu crítico, aquello que dan a conocer funcionarios de su equipo de trabajo, entre otros al tesorero  municipal Sergio Gastélum Allard, al Oficial Mayor Carlos Ibarra Bringas, al titular de Obras Públicas y Ecología, Humberto Meza López y, a otros más, como al responsable de Imagen Urbana y Servicios Públicos, Gilberto Cornejo Clark.
Alvídrez  Librado, secretario del Ayuntamiento, invoca el criterio del ISAF en cuanto a que no hay observación alguna, con sentido negativo,  sobre el manejo de los recursos municipales. Además, trae a colación el dato según el cual se califica a Cajeme como Ayuntamiento transparente en razón de la honesta administración de los recursos allegados con base en  atribuciones y derechos del Ayuntamiento.
En resumen, el Municipio de Cajeme tiene calificación de transparencia administrativa por lo que se refiere a la pertinencia en la  aplicación del Presupuestario. Asimismo, se reconoce nacionalmente el buen oficio para acrecentar su patrimonio por  más de 500 millones de pesos.

A la luz de lo que ocurre en otras partes del país, los cajemenses se encuentran vacunados contra el virus de la desinformación y contra las campañas de mentiras.