Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







miércoles, 5 de noviembre de 2014

ITSON Y POLITÉCNICO NACIONAL. LA MEJOR AUTODEFENSA



Muy a menudo los extremos se alcanzan entre sí. El Instituto Politécnico Nacional (IPN), por caso, está inmerso en dramática batalla por sobrevivir, después de cumplir tres cuartos siglos de existencia como máxima casa de estudios tecnológicos. Otros centros de estudios, en el interior, se empeñan por sostener, contra viento y marea, su integridad dentro de los márgenes de la constitucional que los define.
El ITSON (Instituto Tecnológico de Sonora) a los sesenta años de edad lucha por la integridad de su estatus como institución de enseñanza superior, autónoma, laica y de carácter público, al servicio  de la formación de profesionales en distintas disciplinas científicas y humanísticas. Y en tanto palanca del desarrollo tecnológico y económico de la Entidad.
El Politécnico, cuna en la que mecieron ideales de la Revolución desde el punto de vista educativo, abandera la  batalla por su autonomía. Retoma el ideal de la libertad de enseñanza, los derechos de organización de sus planes y programas de enseñanza, la responsabilidad de ejercer los recursos que le otorga el Estado para sufragar su vida académica y cubrir las percepciones de sus académicos e investigadores.
 Asimismo, con el propósito de actualizar sus acervos bibliográficos, la infraestructura de laboratorios y contar con los medios para acondicionar sus campos deportivos.
Y en el otro extremo del mapa educativo, decenas o centenares de planteles pequeños en dimensión pero gigantes en calidad, por la entereza de alumnos y lucidez de sus directivos, libran ejemplar contienda con la finalidad de sostener incólume su identidad, el estatus que le otorga el Estado tocante a la autonomía y, en consecuencia, ponen en alto los derechos académicos de libertad de cátedra y de investigación. En suma, tocante al ejercicio de sus recursos, a toda prueba, para el logro de planes y programas  y el sostén comunitario en favor de alumnos, profesores y directivos. Todo ello, con transparencia y honestidad.
Reformas sí, pero no reformismo. Reforma para refundar el régimen académico en términos de autonomía y corresponsabilidad. Reforma para consolidar ideales revolucionarios en el plano académico y reforma para ejercer sus órganos de cogobierno en el más amplio y estricto sentido del término.
Pero no reformismo, sólo por reformar; con la mira política de enmendar lo que va bien, de cambiar lo que ha funcionado con eficiencia y eficacia.
En el Instituto Tecnológico de Sonora (ITSON) se han encendido focos rojos para advertir acerca de los riesgos que hay en la iniciativa ante el Congreso del Estado para modificar  la Ley Orgánica cuyo contenido normativo ha sido, y es, el fundamento jurídico sobre el cual se erige el plantel de educación superior, pionero en tiempo; por lo tanto primero en derecho, como un modelo de eficacia educativa y como origen principal de la prosperidad económica, empresarial y del crecimiento industrial y agrícola de la región.
Ostenta el ITSON, sin pretensiones ni alardes, sitios destacados en el concierto de universidades y tecnológicos del interior de la República. Tiene el primer lugar nacional entre las universidades públicas estatales en porcentaje de  profesores con posgrado; segundo lugar nacional en porcentaje de profesores con reconocimiento de la SEP. Cuenta con 5 programas de posgrado reconocidos por el CONACYT. Y entre diversos rubros como institución sobresaliente, el primer lugar en porcentaje de publicaciones, con la colaboración de autores e instituciones  internacionales.
El Consejo Directivo del ITSON con toda razón preguntaría: ¿Reforma para qué? ¿Con qué finalidad u objetivo?  ¡Reforma o reformismo?, ¿De qué se trata?

Los tiempos políticos son horno quemante. No están como para tentar demonios.