Afrenta no es
ser pobre. En cambio lo es cuando no se quiere o no se busca salir de ella.
Demócrito
de Abdera, miembro de la primera Ilustración que registra la historia
universal, sostuvo que la pobreza en la democracia es preferible a la riqueza
en la esclavitud. No dijo que en sí misma, por sí misma, la pobreza fuese un
valor apetecible, digno y meritorio.
Uno
de los objetivos, acaso prioritario de las políticas para el desarrollo social,
es el del progreso con prosperidad al amparo del libre albedrío, con
responsabilidad jurídica y moral.
En
el extremo opuesto estaría la pobreza con el corolario de la marginación y la
postración extrema. Si las carencias materiales son preferibles en el régimen
de garantías democráticas a la riqueza en condiciones de esclavitud, dentro de
la plutocracia (gobierno de los poderosos) el goce de riqueza, mal habida por cierto,
resultaría inadmisible e intolerable por las condiciones de humillante
esclavitud. México fue en un tiempo cuerno de la abundancia.
Era
la época del saqueo impune de nuestras riquezas, del que por cierta subsisten
estigmas que son rémora en los enclaves mineros que pululan aquí, allá y
acullá. Se trataba de magnificar el potencial en nuestros litorales, valles y
montañas, mientras se publicitaba nuestra nación con utopías que ocultaban las
deplorables condiciones de vida entre jornaleros y recolectores del campo, así
como en expendios para la subsistencia: las ominosas tiendas de raya.
La
marginación en la opulencia, con lastres de esclavitud, vedada o no, tiene lugar cuando el imperio de los pocos prevalece
sobre la geografía de los muchos,
utilizando la depredación organizada y el hurto como instrumentos de
saqueo.
Se
encienden focos rojos de emergencia en municipios del sur de Sonora a causa del
fenómeno de empobrecimiento gradual en zonas hasta hace poco productivas, generadoras
de condiciones favorables al bienestar y al progreso con desarrollo social.
Proporciona cifras impresionantes Coneval, el Consejo Nacional de Evaluación de
la Política y Desarrollo Social, datos que
aluden a condiciones de pobreza que van desde la clasificada como convencional
hasta la extrema sin descontar la denominada pobreza moderada.
Hay,
así pues, llamada de alerta en Sonora, Entidad conocida por sus estadísticas de
progreso gradual, desarrollo con bienestar y relativa igualdad, también como por
sus avances y logros en rubros de salud, empleo y educación. Todo ello, avalado
por un despertar en el área de las enseñanzas de modernas tecnologías y en
impulso hacia el estudio de las humanidades y el cultivo de la cultura superior.
Cabe
repetir: la pobreza en sus diversas modalidades no es desdoro en sí misma y por
sí misma. Lo es cuando no se hace nada para evitarla y a fin de acabar con
ella. Y además cuando la nula planeación oficial se sustituye por la política
antidemocrática, la imposición de la fuerza y la arbitrariedad, el abuso, la
deshonestidad y la dilapidación de los recursos públicos.
En
este sentido habría que demandar acciones eficaces, planeación consensuada y
consulta ciudadana, con el objeto de abatir endemias y pandemias de ignorancia,
enfrentar de cara los vacíos y baches de la marginación con técnicas idóneas y
plausibles.. Así, las endemias y las epidemias en materia sanitaria se
abatirían oportunamente, al margen de secuelas deplorables. El derecho a la
salud sería, en consecuencia, válido y eficaz
En
todo esto, es oportuno el anuncio de Claudia Pavlovich Arellano, titular del
Ejecutivo estatal, acerca del programa
de rehabilitación de carreteras por las cuales, en vez de pobreza convencional,
moderada o extrema, podrán movilizarse cosechas, enseres y personas en situación
de un mejor despertar a la vida con optimismo, seguridad y alentada por condiciones
de desarrollo social, progreso y libertad.