Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







jueves, 15 de octubre de 2015

EXPO REFORMA: LOS PUEBLOS INDÍGENAS

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Igual que si fuese un festival, convertidos en centro de la atención de curiosos y turistas de paso en la capital del país, bajo la mirada de cientos y miles de transeúntes en la avenida Reforma, se efectúa la Exposición de los Pueblos Indígenas 2015 en la cual nuestras abnegadas y laboriosas mujeres indígenas, así como hombres de diversas etnias originarias presentan los productos de su labor cotidiana en las zonas silvestres de donde proceden.
Representantes de pueblos y comunidades primitivas, vienen al corazón mismo de la civilización. Y en forma por demás solícita, colocan ante el público muestras de su ingenio, destrezas y habilidades plasmadas en figuras y múltiples artesanías en las que palpita alma y pasión que a todos ellos identifica.
Provienen del altiplano y las costas de México, de las altas serranías de Durango, Sonora y de Chihuahua. De Oaxaca y aun de las regiones limítrofes con Guatemala. A pesar de la multiplicidad de dialectos, lenguajes disímbolos o similares, como podrían ser los de guarajíos, mayos y yaquis, hay en el fondo un mismo “ethos” que permite la comunicación y el entendimiento entre sí, de modo que el tránsito de los siglos y las drásticas mutaciones de la historia no hubiesen calado en su sentir espiritual.
Viendo detenidamente sus artesanías, observando los multiformes acabados de sus textiles, escuchando el murmullo vivaz de sus voces, expresiones ininteligibles para nosotros, todo ello lleva a evocar sus danzas y bailables mediante los que expresan motivaciones recónditas, muchas de éstas desconocidas e ignoradas para la mayoría de los visitantes.
A sus vestimentas se asocia, por ejemplo, la Danza de Los Viejitos, la Guelaguetza, la Danza del Venado. Y de poner alas al pensamiento, más allá de las percepciones que varían de un instante a otro, nos remontamos a tiempos muy lejanos hasta ir y venir de la Conquista y la Colonia al palpitante trasiego de nuestros días.
Usos y costumbres, expresiones traídas y llevadas actualmente sin reparar en su sentido y alcance, bien podría guiarnos como de la mano a fin de reflexionar y tomar acciones que lleven a reparar, modificar y subsanar todos los agravios que se han ocasionado sobre las indefensas comunidades aborígenes.
Para empezar, los términos antes referidos dan la impresión de que entre los llamados grupos originarios y la sociedad civilizada hay una clara y fluida relación. Es decir, una sana y positiva convivencia en términos de relativa igualdad, de cooperación y  mutuos beneficios.
No se dice, aunque sí se practica,  que bajo el velo de los hechos hay evidentes formas de sujeción y de racismo, así como acciones de rapiña, depredación y abuso en sus propiedades y daño moral a sus personas.
Usos y costumbres, así, en lugar de ser un vínculo para el altruismo, a fin de promover la tolerancia, en la experiencia es arma velada para segregar con lujo de violencia y excesos de maltratos a los pueblos marginados. Entre el hambre, la ignorancia y la insalubridad, los “yoremes” son objetivo represivo de los hombres blancos al igual que hace quinientos años, en los albores del genocidio más  dramático de nuestra Era.
El convencionalismo lingüístico que alude a un “encuentro” entre dos culturas, no hace sino sumar al daño la ofensa. ¿Cómo entender esa noción sino como un acto o suceso entre iguales o similares, y no como lo que es en realidad: sometimiento salvaje auspiciado por invasores poseedores de una logística bélica y de poderosas armas explosivas y mortíferas?
No acaba, ni acabó todo hasta ahí. Hoy en día las empresas depredadoras de las transnacionales mineras hacen hasta lo imposible para dar el tiro de gracia, confabulados con el crimen organizado y los explotadores criollos asentados en valles y sierras, de nuestro empobrecido territorio. Son los modernos usufructuarios de la tierra y el agua, eufemísticamente garantizada en la Carta Magna como bienes y propiedades de los pueblos originarios.

Ciertamente, la Exposición en la avenida Reforma trata de hacer pálida nuestra afrentosa y dramática realidad social.