(A Sarita María de los Reyes)
Seis
décadas tiene de haberse fundado el Instituto Tecnológico de Sonora (ITSON)
sobre las bases de su inmediato predecesor, el Instituto Tecnológico del
Noroeste (ITNO). Este último, descendiente, por cierto, del que fuera simiente
originaria: el Instituto de Estudios Superiores “Justo Sierra”, cuya efímera
existencia va de julio de 1955 al mes de
abril de 1956.
De
muchos conocido es la biografía del primer director del ITNO, del doctor Julio
Ibarra Urrea, ex rector de la Universidad de Sinaloa (UAS) La UAS fue
condecorada por el rector José Narro Robles en la ceremonia del pasado 2 de
este mes, conmemorativa del centenario del nacimiento del ex rector Javier
Barros Sierra.
Poco
se sabe, en cambio, del licenciado José María de los Reyes, (“Chema”) para los
universitarios, baluarte de la Autonomía Universitaria en 1929 durante el
rectorado de Manuel Gómez Morín. Fue director primigenio de la hoy festejada
institución, “Alma Mater” en el Sur de Sonora.
José
María de los Reyes fue destacado participante en la gesta inicial de la
Autonomía: lideró el Consejo de Huelga y formó parte, muchos años, del Consejo
Universitario de
la máxima casa de estudios.
En
1926, fundó la Escuela Nacional Preparatoria Nocturna para Trabajadores, la
cual dirigió durante 30 años. Fundó en 1926 la Escuela Secundaria Nocturna, y
en 1936 la primera Escuela Secundaria Nocturna para Señoritas. Coadyuvó, con el
carácter de miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía, a su consolidación;
fue creador del Seminario Nacional de Geografía, foro de análisis y generador de
estudios científicos especializados.
Pertenece,
así, a la generación de los padres cofundadores de la Universidad actual,
cimentada en normas con rango constitucional, de vocación nacionalista y, al
propio tiempo, con proyección universal.
El
Instituto Tecnológico de Sonora tiene ancestral deuda con el universitario De
los Reyes. En su calidad de directivo del Instituto Justo Sierra, antecesor
repetimos del ITNO y del ITSON, en el poco tiempo de ejercer el cargo a
distancia, dadas sus tareas de legislador en el Congreso federal, asesoró,
recomendó y orientó a los promotores del Club de Leones creadores del plantel
aludido, a su presidente don Moisés Vázquez Gudiño, persuadiendo a que el
primer paso fuera la formulación de un proyecto de Estatuto con el propósito de
que normara las relaciones administrativas y académicas de la naciente
institución.
A
mediados del siglo pasado, era todavía un instrumento novedoso, casi
desconocido y aún en proceso de institucionalización, la Ley Orgánica de 1945
cuyo autor, don Alfonso Caso, llevaría las ideas de su hermano, el filósofo
Antonio Caso, a la escena jurídica de la fundación jurídico-académica.
Con
la edad dorada de poco más de cincuenta años, De los Reyes encontraría la
ocasión de extender generosamente a la provincia, al Sur de Sonora, las
buenas nuevas de una legislación académica, la Ley Orgánica aludida, que
delimitara puntualmente lo político de lo docente, como más tarde ocurriría con
la Reforma Universitaria de 1980, según la cual se definiría rigurosamente lo
laboral y lo académico.
El
maestro De los Reyes propondría, desde el DF, la conveniencia de establecer cláusulas
que funcionaran como base para la creación de órganos como la Junta de
Gobierno, el Consejo Técnico y el Patronato. Sin duda, se inspiraba su propuesta, con dicho efecto, en el
conocimiento. de primera mano, con el cual contaba acerca de la Ley Orgánica de
1945.
Una
última acotación: bien estaría que se diera el nombre de José María de los
Reyes a una beca que instituyese la rectoría del ITSON en memoria del ilustre
benefactor, hoy injustamente olvidado.