Tiene
Cajeme alcalde electo en la persona del ex diputado federal, Faustino Félix Chávez. El municipio está de plácemes, incluyendo
a la gran mayoría de los pobladores del Sur de Sonora. ¿Por qué? El ex diputado
ha entregado cuentas claras y contrastables sobre su actividad legislativa en
San Lázaro. Sus informes satisfacen el criterio de la verdad, a sabiendas que
el mentir o engañar es acción ilícita que va en contra de normas de observancia
general. Su gestión pública trasciende, por ejemplo, en el desarrollo educativo,
la construcción de carreteras y la reparación de caminos vecinales.
Gestionó
y obtuvo inversiones productivas para realizar programas agroindustriales e
intervino en sesiones de la Cámara federal a favor de los pueblos indígenas y
de los productores independientes, no sin dejar de implicar el Estado
democrático de Derecho en la controversia jurisdiccional sobre la ilegalidad
del Acueducto Independencia.
Asumirá
la titularidad de la alcaldía en septiembre próximo, por lo cual le quedan
escasos tres meses para redefinir y ubicar en el Plan de Gobierno los
compromisos de campaña a los que, sin duda, adicionará propuestas ciudadanas
que enriquecerán los diversos capítulos del documento en proceso de elaboración.
Félix
Chávez tiene en cartera el dar impulso a la educación sin incurrir en
discriminaciones, fortalecer los planes de seguridad, limpieza ambiental,
tutelar los derechos ciudadanos al agua y a la productividad alimentaria;
restituir la vialidad en carreteras y caminos de la jurisdicción. Responder, en
suma, a las quejas de lugareños que transitan las vías de comunicación hacia la
sierra chihuahuense. Hacia y desde Tesopaco.
Por
lo pronto se avizora una transmisión del
poder, de manos del actual munícipe, Rogelio Díaz Brown quien, a su juventud y aplomo,
aúna virtudes públicas, garbanzos de libra: honestidad, acato al Estado de
Derecho, apego a la justicia jurídica y rechazo a la arbitrariedad y a la
galopante corrupción.
Díaz
Brown deja herencias sin afectaciones. En lo social puso bajo resguardo los
derechos al agua, a la tierra y al crédito, en favor de la Tribu Yaqui. Denunció
la ilegalidad de aprehensiones en contra de líderes indígenas, a manos de
esbirros del mandatario en funciones. En lo educativo, respaldó las garantías
que asisten a las instituciones públicas, como el ITSON, en cuanto a la entrega, en tiempo y forma, del presupuesto
federal y de la participación obligada por parte del gobierno del Estado. El programa de las
plantas solares para generar energía pone al municipio en evidente liderazgo.
Ahora
bien, mientras en Cajeme la transición se efectuará, de acuerdo con lo
anterior, sin dificultades, en la sede del Poder Ejecutivo, en Hermosillo, el
cambio de poder se entrevé rodeado de altibajos y desconfianzas lo que dará
dolores de cabeza a Claudia Pavlovich.
A
diferencia de lo que se anticipa en Cajeme donde el alcalde saliente, Díaz
Brown hará entrega de la Alcaldía sin números rojos, sin faltantes y sin ventas
fraudulentas de inmuebles propiedad del Ayuntamiento, en la capital sonorense habrá
un cúmulo de pendientes, faltantes en la cuenta pública, delitos por negocios
inefables; en suma, un sinfín de anomalías en administración de justicia,
seguridad, asignación del presupuesto a las alcaldías.
La
resolución jurisdiccional del pasado 9 de junio es dato que evidencia el mar de
fondo que hay en la guerra de inconformidades. Da pie a la esperanza de que, en
breve, resplandecerá nuevamente el Estado de Derecho.
El
ocaso de la ilegalidad llega a su final. Eso se espera en Sonora y en otros
escenarios en donde el poder ha estado en manos del más fuerte. En suma, de la
impunidad hecha gobierno.