Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







miércoles, 17 de junio de 2015

CON LOS YAQUIS, “TATA LÁZARO” , CUAUHTÉMOC Y PAVLOVICH


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Prosigue la guerra de la Tribu Yaqui, misma que conoció y afrontó con arreglo al Estado de Derecho el general y Presidente, “Tata Lázaro”, así conocido por las tribus indígenas de Chihuahua y de Sonora , incluyendo las del centro y del sureste.
Conocido, aplaudido y aclamado cada 18 de marzo por la hazaña de recuperar para México la riqueza de los mantos petrolíferos, pasa desapercibido como el principal defensor de los aborígenes apátridas en su propio país. “Tata” lo llamaban los denostados indígenas de la Alta y Baja Tarahumara, lo mismo de las etnias que viven acosados por voraces encomenderos de las riberas del Mayo y del Yaqui. “Tata”, con el significado más generalizado de “padre” o de “jefe”, se alude a personas con ascendiente y capacidad para ayudar y facilitar las cosas ante la adversidad.
Los indígenas del Sur de Sonora invocan  al “Tata Lázaro” con reconocimiento y  em forma de rendir tributo por lo recibido en actos y resoluciones de suyo justas y equitativas. En el ritual de los usos y costumbres sobre los que se cimienta la identidad y fortaleza de la comunidad de los yoremes, está la presencia del “Tata” como un buen augurio de que todo irá mejor.
En letras indelebles está redivivo el mensaje del Primer Mandatario emanado de la Revolución: “…nuestro problema indígena no está en conservar “indio” al indio, ni en indigenizar a México, sino en mexicanizar al indio. Respetando su sangre, captando  su emoción, su cariño a la tierra y a su inquebrantable tenacidad, se habrá enraizado más su sentimiento nacional y enriquecido con virtudes cívicas que fortalecerán al espíritu patrio, afirmando  la personalidad de México”.
Sobre el Decreto Resolutivo de Titulación, de 1940, ciertamente han pasado casi 75 años, los que se cumplirán en el venidero octubre. Después de aquel documento histórico que condensa una conquista insólita en la ancestral guerra de la Tribu, se han sobrepuesto decretos tras decretos cuyo sentido ha sido el de mediatizar el legado cardenista, como da entender Tzivi Medin en “Ideología y praxis política de Lázaro Cárdenas” (Siglo XXI, 1987)
Hoy diríamos que encima de aquella  bienaventurada resolución se han acumulado sentencias sobre sentencias  que en el papel traducen laudos en favor de la Tribu relativos a la controvertida polémica en torno al Acueducto Independencia. ¿Acaso   esto último se justifica por lo de hace cuatro décadas cuando los atropellos dieron, con lujo de impunidad, libre curso a las invasiones en Río Muerto o en la década  de los noventa cuando los yoremes fueron víctima del despojo en “La Cuchilla”, con la venia de la propia Federación?
El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas volvió a suelo sonorense y vio con sus propios ojos la ola de corrupción tras la que se encuentra insepulto el Decreto Resolutivo de su señor padre, publicado en el Diario Oficial hace 75 años. Junto estuvo con la gobernadora electa, Claudia Pavlovich, y con Alberto Vizcarra Osuna, tenaz dirigente del Movimiento Ciudadano por el Agua, defensor de los derechos de la Tribu frente al despojo que se hace a pesar del Decreto Resolutivo formulado por quien sigue llevando el honroso título de “Tata Lázaro”.

Ciertamente, la primera dama que en breve ocupará la silla desde la cual habrá de restituirse el Estado de Derecho, Pavlovich Arellano, tiene ante sí retos insoslayables. Entre otros: refrendar con acciones positivas los Acuerdos de Vícam, intervenir en el enclave de su jurisdicción para lograr que las sentencias atiendan la ecuanimidad salomónica y que contribuya a que brille la justicia social, la transparencia administrativa y la lucha contra la corrupción. Dos líderes yoremes tratan de respirar los aires de la libertad y miles de familias, asimismo, demandan el retorno del orden, la seguridad y la paz social en la Entidad.