Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 18 de mayo de 2015

DEPREDACIÓN MINERA: EL GRUPO MÉXICO DE LARREA



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No sólo el Grupo México de Germán Larrea está en la mira de los tribunales  internacionales, por delitos de lesa Humanidad. No obstante, es la empresa número uno acusada de envenenar el entorno ambiental, afectando  el aire, los ríos aledaños y el subsuelo.
En la República de Perú, al sureste de la capital, afectados por la extracción de metales se quejan de la pérdida fatal de algunos de sus seres queridos; denuncian  enfermedades crónicas y sufren de letal empobrecimiento. De ahí, que trabajadores y pobladores resuelven hacerse justicia por mano propia frenando el proyecto auspiciado por Grupo México, por cierto a punto de llevarse a cabo, ante la amenaza de que este consorcio prosiga la explotación irracional que suele acostumbrar, con la complicidad y pasividad, ahora, del gobierno de Ollanta Humala.
En España, trabajadores organizados que laboran en la mina de Aznalcóllar protestan en contra de la  injerencia del Grupo México en la explotación del codiciado metal. Aducen como argumento lo ocurrido en el norte del Estado de Sonora, hecho inadmisible por su carácter de eficaz depredador ambiental y por los efectos  lesivos causados en las comunidades ribereñas de los ríos Sonora y Bacanuchi. Arguyen, con toda razón, que no quieren ser víctimas, como ahí sucede, con el “desastre ambiental más grave”, ocurrido en este país.
En México, ciertamente, ocurren hechos deplorables tal y como si viviésemos en la Colonia. De Tesopaco salen diariamente toneladas de mineral al igual que oro de Álamos hacia España, dejando a cambio carreteras intransitables, campos agrícolas en víspera de ser eriales improductivos y crecimiento económico de relumbrón, todo en codependencia con el auge depredador.
En la Minera de Cananea lo mismo que en Pasta de Conchos, Grupo México repite la crónica de ignominia con patente de inmunidad que los gobiernos de la República le han ofertado, de Salinas de Gortari a Calderón, pasando por Zedillo y el presidente lúdico Vicente Fox. En suma, más del cincuenta por ciento del subsuelo patrio les fue arrendado en concesiones, diríase al margen de cláusulas obligatorias de control.
Pasea como trofeo de exterminio humano, el criminal deterioro ambiental y pauperación, lo ocurrido en agosto pasado a causa del derrame de tóxicos. Y como  testimonio de impunidad, están los crímenes tolerados en complicidad con agencias extranjeras, evidentemente en complicidad con organismos nativos encargados de tutelar el bienestar y la dignidad ciudadana.
Es ya un referente el despojo de tierras ejidales, el maltrato a trabajadores mineros y jornaleros sin que nada ni nadie ejerza protección alguna ante los poderosos y omnipotentes. Más aún, sin que organización sindical alguna haga algo por mejorar la suerte de los explotados como en el caso de los parias de San Quintín.
Mientras eso ocurre, en otra entidad norteña, en la que fuera cuna de ideales revolucionarios como los de Tierra y Libertad, se anuncia la ampliación y la instalación de proyectos mineros, habida cuenta que Chihuahua ha sido uno de los      Estados productores de minerales más importantes de México; sin olvidar los placeres de Santa Bárbara y Parral.
Los proyectos anunciados tendrían ubicación en Camargo, Aldama y Guadalupe y Calvo; aportarían empleos directos, crecimiento socioeconómico, desarrollo y estabilidad social, dado que en el reciente pasado la minería obtuvo inversiones por más de 3 mil millones de dólares y derrama económica por 27 mil millones de pesos.
Los contrastes, así, están a la vista. Por un lado, se aplaude el avance de la Minería con lujo de beneficios en el futuro: Por otro, se invoca la urgencia a fin de que el Estado lleve a cabo la reforma constitucional que, como en 1938, contuvo la actividad de agencias depredadoras del subsuelo mexicano.