A
cinco años de haberse firmado el Pacto del Río Yaqui en el poblado de Bácum (5
de mayo, 2010) la Etnia yaqui se propone refrendar el histórico acuerdo con la
sociedad civil, los productores rurales y los sectores productivos del Sur de
Sonora, mediante los Acuerdos de Vícam. Ambos pactos, procuran el objetivo
común de hacer la defensa de la tierra y del agua, derechos de suyo
indeclinables.
El
Pacto del Río Yaqui tuvo origen por la amenaza latente, vuelta real, con motivo
del Acueducto Independencia convertido en dramática pesadilla, letal herencia del sexenio
calderonista y de la administración Padrés.
El
Pacto ha sido, a la fecha, una especie de dique para contener el embate del
gobierno estatal contra la indefensa Etnia y contra los hombres del campo en la
región, otrora granero de México. Invariable ha sido el amplio respaldo a los
reclamos jurídicos de la Tribu por parte del Movimiento Ciudadano por el Agua,
organismo cívico de resistencia y escudo
frente a los atropellos del gobierno de
la Entidad.
A lo largo de
este quinquenio, agricultores y yoremes no han estado solos. Y todo indica que
no quedarán a la ventura, tras la contienda electoral del 7 de junio. Por el
contrario.
Rogelio
Díaz Brown, Presidente Municipal de Cajeme, y el diputado federal con licencia,
Faustino Félix Chávez, candidato ahora a la Alcaldía, han sido y siguen siendo
pieza clave en lo que se puede anticipar como un triunfo, en el corto plazo, de
la legalidad, del Estado de Derecho y de la reunificación de los sonorenses; unidad
ciudadana perversamente quebrantada por la irresponsable y corrupta
administración política en el poder.
Adalberto
Rosas López, dirigente del Movimiento Ciudadano por el Agua, acompañado de
Alberto Vizcarra y líderes sumados a esta crucial confrontación, reasumen con
determinación, entereza y dignidad los anteriores compromisos del Pacto de 2010
y dan su aval a los Acuerdos de Vícam en una demostración de fidelidad a los
principios de justicia jurídica, de acato a las resoluciones de los tribunales
y de identificación con quienes son pilares de la autosuficiencia alimentaria
del país y sostenes de la batalla por la equidad y la igualdad entre los
sonorenses.
Rosas
López y Vizcarra estiman el gran impacto económico y social que hubiese tenido
el Plan Hidráulico del Noroeste (PLHINO). Ponderan las grandes esperanzas que
suscitó en la ya distante década de los sesenta y cómo volvió a motivar
proyectos hace por lo menos ocho años
entre legisladores federales, inversionistas y productores de la inmensa y
acaudalada región del Noroeste.
Pero
hoy las luces vuelven a prenderse con los Acuerdos de Vícam, entre los que
destaca la defensa del agua y de la tierra en términos de legalidad y justicia;
es decir, de constitucionalidad y eficacia del Estado democrático de Derecho.
Hoy, nuevamente, se convalida el pacto de la convivialidad y la armonía de
todos los ciudadanos y se compromete la voluntad cívica de ejercer todos los
recursos legales al alcance con el fin de impulsar la libertad de Mario Luna y
Fernando Jiménez, encarcelados con lujo de arbitrariedad. Así como para impedir
que se haga a Tomás Rojo, una víctima más de la inmoralidad oficial.
Con
arreglo a los Acuerdos de Vícam, se vuelve hacia el
expediente del PLHINO y a las ventajas de las plantas desaladoras sugeridas
por funcionarios públicos, Roglio Díaz Brown destacadamente, y retomados los
susodichos acuerdos por quien hoy abandera la candidatura del PRI al Gobierno
de Sonora y que, mañana, podría estar despachando en Palacio de Gobierno de la capital
hermosillense.
Todo es posible
en la paz.
Sonora
tiene todo para restituir, la legalidad, los derechos de propiedad y la
justicia jurídica en condiciones de igualdad. Cosas veremos.