Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







jueves, 3 de abril de 2014

ANTES Y DESPUÉS DEL DR. NORMAN BORLAUG


Sonora, particularmente el Valle del Yaqui, son  diferentes, diríamos otros, a partir de los años cincuenta del siglo anterior. La actividad científica y tecnológica del doctor Norman Borlaug en los campos experimentales de la región, determinaron el “antes” y el “después”, lo que establece una especie de periodización en la historia de la agricultura local. Con repercusiones, asimismo, en remotas zonas del planeta: Asia  y África.
La producción y la productividad en el campo deben al Nobel de la Paz (1970)  su primera y más asombrosa mutación en lo tocante a selección de líneas mejoradas de trigo con resistencia a la roya, producida ésta por una proliferación de hongos.
Durante una década, de 1945 al año de 1955, el talentoso investigador llevó a cabo su actividad en el retiro de la observación y los ensayos que, al final de aquella etapa, dieron los exitosos resultados, hoy conocidos universalmente. Con ello, el doctor Borlaug ganaría la confianza de productores y hombres de empresa, de economistas y funcionarios de Gobierno.
Si bien se habla coloquialmente del  “milagro” agrícola en el sur del Sonora, habría que admitir que los milagros no se dan sin el trabajo intelectual organizado, vale decir, sin la investigación basada en las ciencias y en las técnicas. Con otras palabras, cabría reconocer que, guiados por la enseñanza de Darwin, es posible comprender que la evolución inducida no se explica sin la física, la química y la estadística; sin su correspondiente base matemática.
No fue, así, obra del azar la creación, en 1955, de dos instituciones, el Centro de Investigaciones Agrícolas del Noroeste y el Instituto Tecnológico del Noroeste (el CIANO y el ITNO, por sus siglas) llamadas a ser baluarte y escudo de la obra recién establecida. Por las vías de la experimentación y el conocimiento teórico,  aquella espléndida herencia nacida en los surcos de la tierra y de la inteligencia obtendría continuidad y permanencia en las aulas y los laboratorios.  De ese modo, el “antes”  del Dr. Borlaug tomaría razón y cauce para llegar al “después”, al presente y al ahora del Valle del Yaqui, con sus aciertos y sus tribulaciones.
Tras los años de las “vacas gordas”, del auge económico y la prosperidad, llegan los de las “vacas flacas” representadas por la letal sequía, el descuido o deterioro ambiental y las disputas, como aquella a la que alude J.J. Rousseau en su “Ensayo sobre el origen de las Lenguas”, registrada en el relato bíblico sobre el encuentro de Isaac con Abimelec, a causa de la posesión del agua, en el Pozo del Sermón.
Por fortuna, el munícipe Rogelio Díaz Brown hace frente a lo que parece inminente realidad. Muestra firme la vocación de hacer valer el Estado de Derecho y para defender el agua como insumo indispensable para el desarrollo agroindustrial de la región. Hace lo aconsejable ante advertencias de especialistas nacionales y extranjeros sobre efectos previsibles debidos al cambio climático. Preparado técnica y jurídicamente, y haciendo uso de los recursos administrativos a su alcance, asegura que la causa común bajo su responsabilidad está garantizada; que se actuará, en suma, sin detrimento de la equidad, la justicia y la convivencia.

Al dar el banderazo de inicio por la Semana de Compromiso Ambiental, lleva a efecto el principio de “Obras son amores”. Los titulares de Imagen Urbana (Gilberto Cornejo Clark), Obras Públicas y Ecología (Luis H. Meza López),  Economía (Raúl Montes Elizondo), todos ellos coordinados por el secretario del Ayuntamiento, doctor Antonio Alvidrez, ante el público responden a los principios de transparencia, eficacia y honestidad en sus desempeños y servicio a la comunidad. El antes y el después del Dr. Borlaug tiene, así, positiva continuidad.