Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







viernes, 11 de abril de 2014

EL PREMIO “NORMAN BORLAUG”, EL TLC Y LAS MANZANAS DE LA DISCORDIA



Continúan los festejos en torno al centenario del  Dr. Norman Borlaug. En la celebración del Día del Agricultor, esta vez en el Campo Experimental que lleva el nombre del laureado mexicano-estadounidense, el Presidente Municipal de Cajeme, Rogelio Díaz Brown, recibió la presea con la efigie del héroe de la Revolución Verde, junto con el Rector de la Universidad La Salle Noroeste.
El Munícipe es, por hoy, un distinguido adalid en la tenaz defensa de los productores agrícolas de la región. Es elocuente portavoz de los hombres del campo en la lucha que aún no termina y es apoyo de los consumidores de granos y oleaginosas que se cultivan en la región. Es tenido, así, como un político con oídos para oír y sabe escuchar a quienes gobierna;  ojos para mirar y observar a fin de resolver, en tiempo y forma, las urgencias sociales que más apremian.
Mientras eso ocurre en el sur de Sonora, en su vecina Chihuahua, azotada a menudo por el cambio climático y flagelada una y otra vez por el crimen organizado, afrontan sus pobladores, por supuesto, los marginados, sinsabores de un TLC que permite hacer y deshacer a los filibusteros del comercio desleal a través de la “toma de mercados”, escudados en la impunidad del “dumping” que inunda los sitios de abasto, impone los precios a su arbitrio y arruina a los productores nacionales.   
Esta vez, el mercado de la fruta sagrada y apetecible desde los tiempos bíblicos, la manzana, su distribución y venta, es decir, el mercado  subrepticio, ilícito,  es objeto de  protesta y denuncia en el Senado, en la alta tribuna parlamentaria. Los hacedores de leyes proponen iniciativas a fin de anteponer un “hasta aquí” a los patrocinadores del atropello que desnuda la irresponsabilidad de las dependencias creadas para implantar orden en el desorden organizado.       
Como en el caso del limón y antes del jitomate, la táctica en el caso de la manzana  ha sido, y es, la del dumping. Táctica avasalladora y violatoria de fronteras, mediante saturación arreglada y tolerada, se imponen precios, de ese modo, a la  fruta introducida solapadamente y de pésima calidad. Por esa vía, se hace consumir productos malsanos en sus lugares  de origen tras permanecer en bodega meses y hasta más del año.
Voz que clama en el desierto, de palabra franca y pertinentes adjetivos, Patricio Martínez García, senador por el Estado de Chihuahua (quien no requiere de presentación alguna,  poco dado a lo mediático y al aplauso epidíctico en el sentido de encomio), denuncia aquello que no denunció y que todo indica no hará la PROFECO, y las dependencias tales como Comercio, Economía, y aun la  publicitada Secretaría de Salud.
Pide el ex mandatario, lo que venía demandando desde foros y cónclaves, por ejemplo, los de Gobernadores Fronterizos y de CONAGO, a fin de que se adopten acciones “antidumping“  ante las  estrategias comercializadoras abusivas que minan la salud de los consumidores y merman la capacidad adquisitiva de miles y miles de mexicanos. Medidas, en fin, preventivas y ejecutorias con el objeto de revisar cláusulas  en la materia y a fin de poner coto a todo aquello que propicia el que México sea traspatio del vecino poderoso para depositar insumos chatarra, “alimentos” contaminados que en lugar de dar salud propician enfermedades insospechadas e incurables.
Bien por los festejos que motivan reflexión y permiten reconocimientos a quienes, en lugar de medrar en los cargos públicos, cumplen puntualmente sus compromisos y promesas, con pundonor y honestidad.

Enhorabuena que en el Congreso de la Unión se tomen en cuenta las denuncias y las voces de alerta para defender integralmente a los mexicanos, sobre todo a los más vulnerables. La voz del senador Patricio Martínez García no es, así lo esperamos, una voz perdida en el desierto.