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Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 7 de abril de 2014

EL I N E: LOGROS Y RETOS DE LA DEMOCRACIA EN MÉXICO



La refundación del instituto electoral mexicano  (hoy INE)  es un logro y, al mismo tiempo, un reto para la democracia. Desde el punto de vista de diputados y senadores, el proceso que ha convertido la iniciativa de reforma electoral en ley dictaminada por el Congreso de la Unión, es muy valiosa contribución en la historia legislativa de México.
Para empezar la elección de consejeros del INE es para el diputado federal   cajemense, Faustino Félix Chávez, “un paso firme para consolidar la democracia en el país”. Precisa: la LXII Legislatura avanza en sus funciones por la vía de los acuerdos políticos para construir estructuras institucionales para beneficiar la convivencia de los mexicanos.
El consenso de los legisladores, así, equivale al beneplácito propio de ser progenitores de una institución electoral nueva en la que se fincan esperanzas renovadas de vida política, capaz de sustituir viejas estructuras en donde la participación era punto menos que imposible, y en cuyos tribunales las decisiones ante denuncias por irregularidades eran consideradas inequitativas cuando no teñidas de preferencias y de clientelismo partidista.
En consecuencia, es atendible la opinión del diputado sonorense en el sentido de que avanzamos hacia el objetivo de “tener procesos más transparentes”.
Por otro lado, el flamante presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello,  capitán del navío apenas concluido, hecho al mar de las conmociones telúricos y en torno al cual sopla mucho viento y los cambios climáticos están a la orden del día, hace observaciones que merecen ponderadas y útiles reflexiones.
Alude a los nuevos tiempos, ritmos y circunstancias en que el recién nacido llega al mundo de la política. Señala la proximidad de los comicios de 2015 en donde la premura es sobre el análisis, dictamen y la promulgación, en tiempo y forma, de la legislación secundaria, de cuyo contenido normativo dependerá que las controversias sean resueltas con idoneidad y pertinencia.
Jurista circunspecto, en plenitud de edad en la cual la independencia de criterio se adecua al encargo de hacer prevalecer la legalidad ante todo, Córdova Vianello hace acotaciones acerca de que las pasiones de la política y las motivaciones partidistas requieren ser materia de dilucidación. En modo alguno, de justificación en pro de alguna inconformidad sin fundamentación jurídica.
Los juicios de valor han de ser, entonces, objeto de análisis y definición por parte del INE, pero no habrá que presuponerlos, como tales,  para resolver conflictos llevados a su seno. Como jurista que pone la objetividad antes que nada, formado en fuentes del derecho entendido como técnica social, el presidente del INE implica una interesante y  a la vez importante distinción entre ciencia de la política y ciencia “política” en los términos de  Hans Kelsen, quien en su obra “¿Qué es justicia?” afirma: “No resulta fácil, como parece, el separar la ciencia de la política. Ello supone abstenerse de formular juicios de valor en una ciencia cuyo objeto está impregnado de juicios de valor”. En el INE, se supone, prevalecerá la objetividad de la ciencia y no la relativa subjetividad de las ideologías.
Por otra parte, hay preocupaciones en el ánimo del Presidente del INE relativas a cuestiones prácticas. Entre otras, la designación, frente a las elecciones del 2015, de los consejeros locales; la modificación del calendario electoral y la acotación de tiempos; la injerencia del INE en los procesos sancionadores. En suma, está en puerta lo referente a la normatividad secundaria, la reglamentación y su inminente modificación con miras a dar impulso, coherencia y cauce a la reforma electoral.

El INE es instrumento, medio, para alcanzar niveles superiores de participación democrática. Pero el INE no es un fin absoluto. Un fin final.