Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 14 de abril de 2014

EL TLC Y LAS MANZANAS DE LA DISCORDIA



Fruta deliciosa y tentadora desde los tiempos bíblicos hasta nuestros días, la manzana es causa depredadora para la economía de productores en el norte y centro del país. Asimismo, es factor de carestía para consumidores  mexicanos,  incluso  es un riesgo para la salud. Nos referimos, claro,  no a las de color rojo, amarillo o verde que provienen de Puebla o de la Tarahumara, sino  a la pomácea comestible que llega desde la frontera norte, cosechada en ranchos y huertas del vecino país.
Ingresado el producto aquende la línea divisoria en contravención de la libre competencia, la manzana vuelve a ser objeto de protesta airada por parte de  comerciantes mexicanos; es motivo de enojosos pronunciamientos y de airadas discusiones en comisiones del Senado, esperando turno a fin de  convertirse en iniciativa de Ley y en reglamento la defensa ante la ola invasora de nuestros mercados y ante el temor de quiebra masiva  entre los productores norteños, del centro y sur del territorio. 
Se menciona Chihuahua por ser un caso ejemplar en este respecto. Estado flagelado  por el cambio climático, azotado una y otra vez por el crimen organizado,  los productores de manzana afrontan los  sinsabores  de un TLC que permite hacer y deshacer a los filibusteros del comercio desleal, a ultranza, responsable de la “toma de mercados”, pero con la venia y la impunidad en su beneficio.
Como Chihuahua, hay otras entidades productoras de la manzana que son víctima del “dumping” que satura expendios y marcados; impone precios a  la fruta según su arbitrio, arruina a productores y expendedores por igual. En suma, flagela el bolsillo de  impávidos consumidores.   
En medio de esta sacudida a la sombra del TLC, un legislador que nada lo detiene para hacer pública esta clase de inconformidades, representante de Chihuahua, Patricio Martínez García, hace tronante denuncia  en el Senado contra esta clase de mercado solapado, subrepticio e ilícito; quita la máscara que encubre a los invasores de soberanías y violadores de acuerdos en materia de intercambio de bienes y mercancías. Y propone, en suma, colocar un “hasta aquí” a los patrocinadores del citado atropello. Promueve la convalidación y la eficacia de acuerdos que garantizarían a los dueños de huertas disfrutar el resultado de su trabajo en paz y armonía y a los que, con el sudor de su frente, viven de su cultivo. Pide que las dependencias oficiales hagan lo que les señalan sus atribuciones y sometan a orden al desorden organizado.       
Desde foros y cónclaves efectuados en la década finisecular y de principio de siglo, el legislador norteño ha puesto en guardia a sus pares en CONAGO y en reuniones con los Gobernadores fronterizos ha dicho su verdad, afirmando que es tiempo ya de que se cumplan efectivamente las acciones “antidumping“, por cierto revestidas de hueca publicidad antinacionalista, de cara frente a las tácticas que minan la salud y el bolsillo de las familias mexicanas.
México debe hacer valer acuerdos, compromisos y normas bilaterales. Está de por medio la salud, la economía y la dignidad de sus pobladores y la soberanía de la Nación. Debe impedir que se siga haciendo del territorio nacional un traspatio de los poderosos que  olímpicamente depositan chatarra y alimentos contaminados que, en lugar de salud, causan males.

Enhorabuena que en el Congreso se formulen iniciativas como ésta, que  defiendan la integridad de vida a emprendedores así como a los grupos vulnerables. Enhorabuena que en la tribuna en donde se construyen los cimientos de la vida jurídica del país, se corrijan entuertos y abusos. Los mexicanos estamos en espera de una nación con justicia y equidad: la nación que todos anhelamos y queremos. La voz del senador Martínez García no es, lo esperamos, una voz perdida en el desierto.