El
Estado democrático a diferencia del régimen de los pocos por razón de riqueza o de origen racial, presupone la idea de que
la educación ha de ser de puertas
abiertas, para todos. Es decir, para todos los que así se lo propongan,
cuenten con medios intelectuales idóneos, voluntad bien dispuesta y destreza a
fin de competir para obtener el fruto de sus aspiraciones.
La
Secretaría de Desarrollo Social se denomina así por el acento que conlleva, pues aparte del
crecimiento material, el desarrollo
humano comporta el sentido y la clave de
apertura a la información y la formación a través del conocimiento. Para esto
se requiere, es evidente de suyo, alumnos, maestros y directivos con visión de
presente y de futuro para coparticipar en la responsabilidad de enseñar y
aprender con arreglo al principio de que la educación consiste en aprender y
enseñar a crear. No a repetir.
Lo
anterior lleva a la iniciativa del titular del área en el Ayuntamiento de Cajeme, a cargo de Emeterio
Ochoa Bazua, quien da la buena sorpresa de que los aspirantes a ingresar en el nivel
de Bachillerato dispondrán, a partir del próximo lunes, de cursos preparatorios
para la consecución de dicha finalidad.
Son
cursos, precisa, destinados a fortalecer
conocimientos y destrezas en el estudio, que permitan a los alumnos resolver la
prueba que los acredite para continuar la educación superior. Es, así, un curso
propedéutico, introductorio: requisito para el ingreso al Bachillerato por la
puerta grande.
Atrás
quedan los tiempos en que, para acceder a una formación profesional, era
necesario haber nacido con oro en el alma, es decir, pertenecer a la clase
media alta que permitiese al aspirante, de “buenas familias”, el poder viajar a
la capital del Estado y subvenir las necesidades de alojamiento y disfrutar de
condiciones para realizar, con holgura, los estudios.
Atrás,
asimismo, queda el recuerdo de instituciones en educación media superior y
superior (tecnológicos y universidades privadas) a cuya matrícula accedían los
jóvenes de “alcurnia”, pero no los hijos de obreros, empleados y
campesinos-ejidatarios.
La
noticia de referencia se vincula, no hay duda, a políticas que derivan del
nuevo estilo de vivir en el seno de una organización política en la que los
mejores lo son por razones de aptitud, capacidad individual, habilidades y
destrezas para aprender y seguir una preparación profesional idónea. Con objeto,
por otra parte, de participar en el desenvolvimiento de la sociedad a que está
adscrito.
Ahora
bien, si en el extremo propedéutico se abren las puertas de la oportunidad para
el ingreso a la enseñanza media superior y se permite al aspirante ponerse en
el camino hacia la profesionalización por medio de estudios superiores, se
supone que el régimen político, la organización política en sentido
democrático, hace lo conducente para dar oportunidad de ocupación y empleo a
los egresados.
Y
se dice lo anterior, tomando en cuenta experiencias, como la que se observan en
la Gran Metrópoli, el DF, en donde decenas y centenares de profesionistas ameritados,
especialistas con Mención Honorífica y “Cum Laude” deambulan, títulos bajo el
brazo, sin poder encontrar lugar de trabajo a la medida de sus posibilidades.
¡Felicidades!,
por tanto, a los directivos de Educación Municipal y al titular de Desarrollo
Social por la iniciativa que en mucho honra a una administración que destina
recursos oportunos y suficientes a la enseñanza y pone condiciones adecuadas
para el crecimiento con visión humanista; es decir, tomando en consideración
las necesidades no sólo materiales sino todas aquellas que hacen de la
comunidad una sociedad organizada para la creatividad, la libertad de empresa y
la responsabilidad en el cargo que desempeña por parte de todos y cada uno de
sus habitantes.