Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







martes, 15 de abril de 2014

EL DESARROLLO SOCIAL Y LA EDUCACIÓN PARA TODOS


El Estado democrático a diferencia del régimen de los pocos por razón de riqueza  o de origen racial, presupone la idea de que la educación ha de ser de puertas  abiertas, para todos. Es decir, para todos los que así se lo propongan, cuenten con medios intelectuales idóneos, voluntad bien dispuesta y destreza a fin de competir para obtener el fruto de sus aspiraciones.
La Secretaría de Desarrollo Social se denomina así por  el acento que conlleva, pues aparte del crecimiento material,  el desarrollo humano comporta el sentido  y la clave de apertura a la información y la formación a través del conocimiento. Para esto se requiere, es evidente de suyo, alumnos, maestros y directivos con visión de presente y de futuro para coparticipar en la responsabilidad de enseñar y aprender con arreglo al principio de que la educación consiste en aprender y enseñar a crear. No a repetir.
Lo anterior lleva a la iniciativa del titular del área en  el Ayuntamiento de Cajeme, a cargo de Emeterio Ochoa Bazua, quien da la buena sorpresa de que los aspirantes a ingresar en el nivel de Bachillerato dispondrán, a partir del próximo lunes, de cursos preparatorios para la consecución de dicha finalidad.
Son cursos, precisa,  destinados a fortalecer conocimientos y destrezas en el estudio, que permitan a los alumnos resolver la prueba que los acredite para continuar la educación superior. Es, así, un curso propedéutico, introductorio: requisito para el ingreso al Bachillerato por la puerta grande.
Atrás quedan los tiempos en que, para acceder a una formación profesional, era necesario haber nacido con oro en el alma, es decir, pertenecer a la clase media alta que permitiese al aspirante, de “buenas familias”, el poder viajar a la capital del Estado y subvenir las necesidades de alojamiento y disfrutar de condiciones para realizar, con holgura, los estudios.
Atrás, asimismo, queda el recuerdo de instituciones en educación media superior y superior (tecnológicos y universidades privadas) a cuya matrícula accedían los jóvenes de “alcurnia”, pero no los hijos de obreros, empleados y campesinos-ejidatarios.
La noticia de referencia se vincula, no hay duda, a políticas que derivan del nuevo estilo de vivir en el seno de una organización política en la que los mejores lo son por razones de aptitud, capacidad individual, habilidades y destrezas para aprender y seguir una preparación profesional idónea. Con objeto, por otra parte, de participar en el desenvolvimiento de la sociedad a que está adscrito.
Ahora bien, si en el extremo propedéutico se abren las puertas de la oportunidad para el ingreso a la enseñanza media superior y se permite al aspirante ponerse en el camino hacia la profesionalización por medio de estudios superiores, se supone que el régimen político, la organización política en sentido democrático, hace lo conducente para dar oportunidad de ocupación y empleo a los egresados.
Y se dice lo anterior, tomando en cuenta experiencias, como la que se observan en la Gran Metrópoli, el DF, en donde decenas y centenares de profesionistas ameritados, especialistas con Mención Honorífica y “Cum Laude” deambulan, títulos bajo el brazo, sin poder encontrar lugar de trabajo a la medida de sus posibilidades.

¡Felicidades!, por tanto, a los directivos de Educación Municipal y al titular de Desarrollo Social por la iniciativa que en mucho honra a una administración que destina recursos oportunos y suficientes a la enseñanza y pone condiciones adecuadas para el crecimiento con visión humanista; es decir, tomando en consideración las necesidades no sólo materiales sino todas aquellas que hacen de la comunidad una sociedad organizada para la creatividad, la libertad de empresa y la responsabilidad en el cargo que desempeña por parte de todos y cada uno de sus habitantes.