En
medio de protesta pública y actitudes agresivas amparadas en permisiva
impunidad, concluyó la etapa preliminar de la reforma educativa. El denominado
balance limitado a una evaluación protocolaria de maestros adscritos a la SEP
deja, no obstante, interrogantes a despejar.
La
turbamulta hizo su papel contestatario. Por todos los medios a su alcance, se
propuso impedir la valoración magisterial. Logró, al menos, su objetivo de
perturbar el clima requerido, el de orden y tranquilidad.
El
Instituto Nacional encargado de la evaluación considera que el ejercicio en
cuestión, salvo algunas zonas conflictivas, permite tener la información
adecuada y pertinente a fin de realizar la calificación sobre el desempeño de
los docentes.
Lo
importante, ahora, es precisar con todo rigor el significado así como el
alcance de la jornada recién concluida; dar por terminado lo que ha quedado
pendiente en las Entidades donde la disidencia impidió materialmente el proceso
evaluativo. Y dar paso a la etapa siguiente hasta llegar al corazón mismo de la
Reforma entendida como una revolución pedagógica y educativa a la altura de los
tiempos que se viven.
Llámese
evaluación docente, balance magisterial, auscultación del desempeño, lo cierto es
que, como ha dicho el rector de la UNAM, Enrique Luis Graue, se trata de una
fase inicial e introductoria. Pero no es propiamente la reforma educativa, la
innovación integral y plena en todos y cada uno de sus componentes
El
juicio es de quien representa la máxima autoridad académica y administrativa de
la principal casa de estudios del país.
Tiene todo el peso y el valor de quien asume las directrices de la institución
forjada con visión de futuro, sin desdeñar el pasado, de generación tras
generación de dirigentes que han asumido en su momento el papel de reformadores
de la teoría y la práctica educativa en los planos de iniciación, propedéuticos
y de formación especializada en las ramas del humanismo, las ciencias naturales
y las modernas tecnologías.
¿Evaluar
para qué? ¿Con que propósito o finalidad?
No
es, según el Rector universitario, con el objetivo de reprobar o de aprobar
docentes. Tampoco, como lo expresan voz en cuello los sindicatos de profesores,
en particular la CNTE, de examinar a los señores maestros con el propósito de
reprimir a los menos calificados. O de promover con bombos y platillos a los
sobresalientes.
Más
bien, se quiere tener un acervo documental, una especie de archivo informativo acerca
del nivel de aptitudes, de carencias, de necesidades teóricas y prácticas, por
parte de quienes realizan la enseñanza-aprendizaje en el esquema de la vida
actual, con todo y su incesante avance de conocimientos y renovadas
aspiraciones e ideales.
Apenas
este fin de semana, el director general del IPN, Enrique Fernández Fassnacht,
presentó el plan de renovación integral de la institución a su cargo. Entre los
ejes rectores destacan, al lado del desarrollo de tecnologías, los de innovación
en la enseñanza y la investigación, así como los de actualización de la
infraestructura educativa. En el formato expuesto se incluye la transparencia
en el manejo de los recursos económicos.
Por
cierto, la comunidad politécnica demanda austeridad en la nómina
administrativa, incluyendo el renglón sobre emolumentos de la “élite”
burocrática (directores, coordinadores y personal administrativo). Se infiere
que hay dolo en la denuncia que alude al sueldo del director general como
equiparable al que percibe el jefe del Ejecutivo federal.
Más
que ocasional, los vocablos de creatividad, innovación y cambio cualitativo
expresan un anhelo perdurable en el lenguaje de los rectores y altos dirigentes
de centros de enseñanza superior. Los viejos paradigmas pedagógicos y
educativos se sustituyen ante la evolución transformativa de las humanidades,
las ciencias naturales y sociales, y del arte.
Educar
es enseñar a crear. Esta es la tesis que permea, de manera deliberada o
implícita, en el proceso de reforma, hoy en sus umbrales. A esta revolución se
convoca a docentes, alumnos de todos los niveles de enseñanza y a los
directivos y líderes académicos.