Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







miércoles, 7 de enero de 2015

PRESENTE Y FUTURO DEL TECNOLÓGICO DE SONORA


Bien podría decirse que el año que empieza, el 2015, es el año del Instituto Tecnológico de Sonora. La máxima casa de estudios del sur de Sonora, así conocida en los medios académicos de la Entidad, cumplirá 60 años de servicio a la sociedad no sólo cajemense sino a la población de municipios colindantes como Guaymas y Navojoa, para citar su inmediato entorno.
El presente del ITSON es, asimismo, su pasado. Y en éste palpitan las entidades que lo configuran en la historia de la educación superior del Estado: su antecesor, denominado Instituto Tecnológico del Noroeste (ITNO) y el actual Instituto Tecnológico de Sonora, de larga y luminosa, densa y productiva historia a partir de los años sesenta.
Su futuro inmediato y el de mediano y largo plazos vive y pervive en forma cotidiana. Lo hacen a diario sus directivos, encabezados por el rector Isidro Cruz Medina, sus académicos y su bullente comunidad estudiantil en los grados y la cobertura de licenciatura, profesional asociado y posgrado. A partir de agosto venidero, una vez concluido el programa de festejos culturales, deportivos y conmemorativos, el doctor Cruz Medina anticipa una etapa que él denomina “la nueva oferta académica de la Universidad”, con base en estudios de pertinencia  y la participación de empresarios, ex alumnos y empleadores de la sociedad.
Nació el ITSON de la voluntad de sus fundadores movida por el impulso de los sentimientos y los apremios de un conglomerado humano para el cual, el proyecto de una casa de la inteligencia inspirada en la vocación de servir, informar y formar con visión humanista y tecnológica, era mucho más que la oferta idealizada de unos cuantos soñadores. Y  cuando mucho, una empresa audaz destinada a la frustración, por la falta de sustento. Dispuesta al estrepitoso fracaso.              
Una y otra vez el  joven plantel, calificado así por su entusiasta y diligente Rector, ha sido colocado en la mira de la ambición escudada en políticas dirigidas a obstruir y erosionar aquellos planes que se oponen a sus pobres y mezquinos propósitos, que salen fuera de lo común. A la idea de convertir en copropiedad lo que es obra eminentemente social y fruto de la comunidad académica se adjunta, como hoy lo vemos, la pretensión que no es sino efímera tentativa: la de someter a sus líderes y a su cuerpo magisterial, así como a los miles de educandos, por vía de la inanición y la retención de recursos financieros que le corresponde.
Pero, la institución nacida del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, ha librado ufanamente la inquina y los torvos embates. La prueba está a la vista: consiste en la malévola cláusula que ampararía al gobierno de la Entidad a fin de no empatar en su totalidad los recursos que otorga la Federación. La omisión se justificaría por el subterfugio de los impostores: otorgar hasta cuando hay de sobra; es decir, cumplir las obligaciones hasta cuando viene en gana. Y hacerlo, en la medida que satisfaga los deseos y los intereses innobles, por lo tanto inicuos de llana inocuidad.
No está sola, nunca lo ha estado, la máxima casa de estudios del sur de la Entidad, el plantel educativo más pujante, comprometido y solícito con que han contado, desde hace seis décadas, los cajemenses y su entorno en todo momento y frente a toda adversidad. 

Que lo digan si no, los productores agrarios de la región. Que lo diga si no,  la dirigencia ciudadana en defensa del agua frente a la estulticia del gobierno estatal. Que lo dignan si no, aquellos empresarios que conocen de sus aportaciones en los rubros de la ciencia aplicada (la moderna tecnología), con la finalidad de promover y apoyar el crecimiento y el desarrollo en la región. Y este comentario, consideramos, peca de cortedad, pero consideramos que no falta a la veracidad. Prueba en contrario.