Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







jueves, 29 de enero de 2015

ITSON Y UAS: UN CONVENIO INTERINSTITUCIONAL

  


En un vasto crisol educativo, dos instituciones vecinas, la Universidad Autónoma de Sinaloa y el Instituto Tecnológico de Sonora, se enlazan entre sí por medio de un convenio que cabe denominarlo magistral por la forma y el contenido.
Según los términos del acuerdo, se trata de una convención cuyos objetivos trascienden los límites geográficos y propician una verdadera hermandad: la del cultivo del conocimiento en sus diversas expresiones.
Ciencia y experimentación, teoría y práctica se disuelven y diluyen en el convenio recién formalizado dejando atrás viejas formas utilizadas para dividir el saber conceptual y su aplicación empírica.
Sin el conocimiento teórico, bien lo sabemos, no hay experiencia posible. Y ésta, por su parte, da pautas seguras para la confirmación de las hipótesis consideradas punto de partida del razonamiento hacia su consiguiente demostración.
Un lazo ejemplar que une a estas casas del saber es el objetivo común de servicio al entorno social en que se ubican. El acuerdo sienta las bases, dice el documento, para el desarrollo de proyectos y programas concebidos por una visión social; es decir, a fin de resolver premuras y demandas de quienes son su razón de ser y el sustento material
La Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) tiene consigo una larga y nutrida historia en los anales de la educación. Proviene de una centenaria tradición que le da su carácter de magistral en diversas acepciones.  Ha sobrevivido a fuertes vicisitudes ideológicas, sin descontar barruntos de violencia en pasadas décadas.   
El Instituto Tecnológico de Sonora (ITSON) proviene de un pasado que tiene su comienzo en los inicios de la segunda mitad del siglo anterior. Cumplirá en este año de 2015 sus primeros sesenta años, tomando en cuenta sus antecedentes que datan de 1955, bajo la denominación de Instituto Tecnológico del Noroeste, a saber el no olvidado ITNO.
Su actual Rector, dinámico y diligente doctor en Estadística, Isidro Medina Cruz, lo califica de institución joven, abierta al futuro. Sobre todo, de puertas francas para todos aquellos que sienten vocación por el saber científico y las destrezas técnicas, como también pasión de servicio hacia los demás. Es decir, a la comunidad según todas sus carencias y expectativas.
En cuanto a su congénere, la UAS, acerca de su Rector, el máximo coordinador educativo, habría que decir cómo su nombre, Juan Eulogio Guerra Liera, trae a la memoria el de un destacado maestro del ITSON, el nombre del abogado cajemense, Juan E, Guerra Aguiluz, ya finado, del elenco de maestros fundadores de la institución en sus cátedras de Lógica, y hasta donde dan los recuerdos, de Cvismo en los niveles de Preparatoria y Secundaria.
Investigación científica y formación práctica van de la mano en el magistral convenio. Asimismo, el intercambio entre académicos y alumnos atiende, por igual, a la enseñanza y a los estudios que hacen posible la formación teórica como la experimental en la clase y el laboratorio a fin de participar activamente en el desarrollo de planes para el crecimiento económico.
Una palabra más sobre el ITSON En sus orígenes tuvo al frente  como directivo a un ilustre académico, cardiólogo muy reconocido, oriundo de Mochis, Sinaloa, al Dr. Julio Ibarra Urrea, ex rector asimismo de la UAS. Entonces ex funcionario de la UNAM,  hoy mantiene respetuoso retiro a sus más de noventa años, tras de haber servido brillantemente en los dos claustros universitarios.            

Más que islas separadas, actualmente se requiera de un vasto archipiélago de universidades y tecnológicos hermanados por el saber, la inventiva y la honestidad intelectual. Este convenio ilustra, ejemplarmente, sobre el particular.