Este
año se cumplirán sesenta años de haberse convertido en realidad un fascinante sueño, por obra y gracia de la
sociedad en su conjunto. Nos referimos al proyecto evocado como Instituto
Tecnológico del Noroeste (ITNO), hoy definido bajo la denominación de Instituto
Tecnológico de Sonora (ITSON), el centro universitario que alumbra científica y
humanísticamente el sur de la Entidad en beneficio de sonorenses y no
sonorenses, sin distinción de origen étnico o social.
Suele
calificarse en términos de institución del pueblo y para el pueblo. Y esto es
correcto desde los puntos de vista formal y material. En modo alguno es una
declaración traída por la fuerza, teñida de expresión demagógica sin fundamento
alguno.
Los genes que lo incubaron son de herencia
popular y tiene caracteres de ascendencia clasemediera, para decirlo con
términos que aluden a su legítima paternidad.
Fueron
sus mecenas personas visionarias con sensibilidad, motivados por impulsos
generosos. Promovían y aseguraban el desarrollo y el crecimiento de la sociedad
con el futuro egreso de técnicos y
profesionistas calificados por su destreza, conocimientos en diversos ramos de
la actividad pública y privada. A seis décadas, ase advierte cómo aquello fue
mucho más que una ensoñación. Los primeros años hicieron su parte para dejar a
un lado obstáculos y riesgos en el largo camino hacia la consolidación de metas
y objetivos, formativos e informativos. En una palabra, rumbo a lo que es ahora:
un centro de estudios al servicio del progreso con equidad, justicia y
prosperidad para todos.
Papel
fundamental junto con los órganos administrativos y académicos despliega el
Patronato del Tecnológico, cuya propuesta modernizadora prosigue criterios de
autonomía aunada al compromiso de estar a las resultas de requerimientos
profesionales y de extensión universitaria, extramuros, sin mengua de su
régimen de libertades en la enseñanza, la investigación y la propagación de la cultura
humanística. Va en esto a la vanguardia con exposiciones, conciertos y
ediciones de texto y de consulta, así como de obras de gratuidad y para el solaz
de sus lectores.
Bajo
el rubro de vinculación empresarial, Marco Aurelio Jaime Ortega (Patronato de
ITSON), se refiere al diálogo de éste con la IP, el cual es con el fin de
propiciar lazos de unión entre la institución y el sector empresarial. Para el
Patronato, la iniciativa es alentar acercamientos, útiles para ambos lados. Sobre
todo, poniendo el acento en lo que este año programa el Instituto en su plan de
trabajo: propone mantener viva la comunicación, de ida y vuelta, sobre qué hace
el ITSON, qué se propone hacer y qué requieren de él, los hombres de empresa
para su crecimiento y mayores rendimientos.
En
suma, la vinculación de que se trata es la de abrir las compuertas del diálogo
y la cooperación, tomando en cuenta el potencial en recursos humanos
(científicos, técnicos y humanísticos), sin dejar de ponderar el apoyo
económico y la intermediación de empresarios (industriales, agropecuarios y
comerciales), con la mira de obtener recursos adicionales que ayuden al cumplimiento
de las nuevas metas académicas por parte del centro educativo.
La
antigua idea en el sentido de que los centros educativos pierden autonomía cuando
tienden relaciones con la iniciativa privada, deja de ser criterio operativo entre
rectores, patronos y directivos. Todo depende, es cierto. Pero la transparencia
se ha vuelto esencial en el presente y el futuro de tecnológicos y universidades;
todo sin lastres y rémoras.
En
sus 60 años, el ITSON pone claro ejemplo de modernización. El rector Isidro
Cruz Medina comparte y avala el ánimo innovador del Patronato. La nave
educativa luce admirable: con espíritu juvenil, pujante y vigoroso.