Cargado de presagios, 2015 es un año
promisorio para los sonorenses. De entrada, es año de elecciones, lo cual
indica que será la mejor oportunidad con el fin de que la democracia, entendida
como sistema político idóneo para el progreso y el desarrollo social, refrende
sus méritos y vuelva una vez más por sus fueros. Vale decir, será la gran
ocasión de principios de siglo, con el objeto de que recobre su esencia y valía
a lo largo y ancho de la Entidad.
Lo anterior no es todo. En Sonora, está
en vía de resolución la disyuntiva acerca de si la política es prioritaria
respecto del Estado de Derecho. O bien si la normatividad, en sentido amplio,
determina y define la licitud o ilicitud, la validez o invalidez de la acción de gobernar. Está en el tapete de las
decisiones, asimismo, el candente tema
de si, en definitiva, el defensor de la Carta Magna es el titular del
Poder Ejecutivo, si lo es el Legislativo. O, más aún, ¿es el Poder Judicial de la Federación su defensor legítimo
en el sentido de intérprete y recreador eficaz de las normas supremas de la
Constitución?
En el primer semestre del año se
dilucidará el futuro político, social y económico del Estado. Está en juego más
de lo que a primera vista parece, pues no es tan sólo el proceso de la
alternancia, mismo que los ciudadanos resolverán con su voto. Determinarán, a
su vez, si valió la pena la alternancia, si lo bueno por conocer fue
preferible, al final de cuentas, a lo más o menos malo, o de plano malo por
conocer.
En otras palabras, en cada ciudadano se
agitan dudas que se volverán arduos enigmas a resolver. Así, frente a la suma
de realizaciones, omisiones, aciertos y equivocaciones, ¿fue acertada la
decisión de contribuir, con el sufragio, a mover el péndulo de las preferencias
hacia la derecha y quitar con ello el triunfo al Partido Revolucionario
Institucional?
¿Se obtuvieron ventajas en rubros de
educación, de empleo, en materia de vivienda y de salud, con haber cambiado el
voto en favor de las promesas de la derecha y en pro de los ofrecimientos del
ala tradicional, conservadora? ¿Ganaron los pobladores de los municipios, de
todos los municipios, en función de la alternancia, a la luz de hechos
consumados en materia de productividad agraria, cuidado ambiental y en cuanto a
protección y defensa de las etnias que carecen, en el sur y en el norte, en la
sierra y en los valles, de créditos, avíos y abasto seguro de los recursos
hídricos para el presente y con miras al porvenir?
Este día el alcalde Rogelio Díaz Brown
se reuniría de nueva cuenta con la Etnia yaqui a fin de reiterarles la
seguridad de su apoyo y solidaridad en la defensa del agua. Con la investidura que le da la jefatura del
gobierno municipal, el edil laureado refrenda el ejemplo a seguir en la crucial
disyuntiva: la prevalencia del Estado de Derecho o el dominio de la política en
la controversia que hace de Sonora una Entidad fragmentada, dividida por la
inepcia gubernamental. Enfrentada, en suma, su población por obra y gracia de
la reacción que, en otra costosa alternancia, puso en manos de la ineficacia
administrativa las riendas políticas de la anarquía y la impunidad.
En Cócorit este día podría anticiparse
algo de lo que sobrevendrá. Pasado mañana, día jueves, si los hados no se
interponen, la SCJN dirá la resolución que los sonorenses del sur aguardan con
olímpica ansiedad; a saber, lo del trasvase ilegal de agua por medio del viaducto
de la discordia, del dispendio y la ilicitud.
Legisladores federales, por caso el
diputado Faustino Félix Chávez, han dejado escuchar su voz en defensa del
Estado de Derecho, de su predominio sobre todo interés político, personal o de
cofradía. Simboliza, con su intervención, la defensa a ultranza de la
legalidad.