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Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







miércoles, 28 de enero de 2015

CLAUDIA PAVLOVICH: CANDIDATA PRIÍSTA DE UNIDAD

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El concepto de unidad es, a partir de este 26 de enero, el término clave en la contienda del PRI para dar nuevo significado a la alternancia en la patria chica de los  Obregón y de los Calles. Claudia Pavluvich fue escogida para ser candidata del Revolucionario Institucional.
Proviene la senadora con licencia, de linaje ilustre. No se olvida que su progenitora, Alicia Arellano Tapia, fue alcaldesa de Hermosillo y honorable integrante del Senado de la República.      
Hoy tiene sobre sí la compleja y nada cómoda tarea de lograr la unidad de su Partido en calidad de representante del PRI para competir en la ardua batalla de los comicios de junio próximo. Unidad ante todo, es el lema implícito no sólo de la contienda en su fase inicial sino postulado de unidad institucional sobre todo en el caso de que resulte vencedora en el candente episodio comicial en puerta.
Decir que se sacó el toro de la rifa, es decir poco ante los desafíos que habrá de enfrentar. Lo estamos viendo con lo que, en estos días, experimenta el  vencedor de la pasada elección de julio de 2012 para la Presidencia de la República. La alternancia como episodio político nacional o local no está libre de presiones, pruebas, acechanzas y riesgos, en la medida que es el paso previo a fin de dar el siguiente, trascendental y significativo, de la transición hacia estadios mejor calificados en la vida democrática y en la convivencia nacional.
Sonora es, por hoy, una Entidad fragmentada política, social y económicamente hablando. Es un Estado enfrentado y confrontado entre sí, en el cual las instituciones operan en términos de una mínima potencialidad. Municipios y Estado, Ejecutivo y representantes de Alcaldías padecen el síndrome de la disyunción, el flagelo del divorcio forzado por las circunstancias, lo cual no hace sino dividir y fragmentar el organismo jurídico-político y dar magros resultados. Incluso se padece profundo, grave deterioro del Estado de Derecho.
Mano sabia, recta, con la ductilidad imprescindible en estos casos, es la que tendría que utilizar Claudia Pavlovich Arellano en el caso de que sus coterráneos la conviertan en su Mandataria y la eleven como guía y coordinadora de los destinos políticos, sociales, culturales y económicos de la Entidad.
En caso de que su triunfo vaya acompasado con la reciente victoria obtenida en el CEN priista, Pavlovich Arellano tendrá que habérselas con el enigma aún indescifrable que plantea el Acueducto Independencia.
Hay quienes apuestan a que el Acueducto pasará la prueba de las contradicciones, el filtro de la contienda jurisdiccional como si nada y que habrá, en todo caso, tras el compás de espera, una insólita resolución salomónica de última hora. Quedaría entonces como un monumento a la insensatez política, como expresión de un desafío frustrado al Estado de Derecho. Pero hasta ahí.
Acaso emerja la opción contemporizadora formulada por el alcalde Rogelio Díaz Brown, conciliadora no sólo políticamente, sino administrativa, jurídica y económicamente: La alternativa de las plantas desaladoras, aprovechando la bendición de las generosas lluvias veraniegas en territorio sonorense y en el país. De ese modo, la idea de que el agua es para todos adquiriría el sentido de insumo salomónicamente resuelto y objetivamente regulado. Dejaría de ser pretexto y óbice para la desunión y la confrontación entre los sectores sociales, políticos y productivos de la sociedad.

Desde hoy, es decir, desde anteayer, Claudia Pavlovich tiene ante sí una ingente y multiplicada misión. Candidata de unidad, su destino dependerá de la capacidad de persuadir, con propuestas inteligentes y creíbles, sobre la bondad del ideal de la alternancia convertida en transición para el progreso y el crecimiento sin discriminaciones. Con justicia y con equidad.