Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 12 de enero de 2015

LUTO UNIVERSAL: EMBATE ATROZ DEL TERRORISMO

 

La patria mundial de los Derechos del Hombre, Francia, está inmersa en indecible tragedia y dolor inexpresable. La Humanidad comparte la tragedia que se abate sobre las familias de sus indefensos seres amados, cobardemente acribillados. Las palabras y los conceptos son insuficientes para expresar la solidaridad, la compasión y la fraternidad que nos identifican con la nación de cuyo seno advinieron al mundo espíritus luminosos e iluminadores de la talla de Voltaire y Diderot.
En honor a la hazaña política del siglo XVIII, la Revolución Francesa, el príncipe de la filosofía perenne, el renovador de la filosofía de todos los tiempos, Immanuel Kant, incumplió, por única vez, su habitual paseo ante el portentoso suceso que hoy invocamos ante la agresión del fanatismo islámico.
La vuelta al oscurantismo, ciertamente, no hace sino reafirmar la convicción de que nada puede asegurar que el primitivismo tenga presencia aún en sociedades avanzadas como la de la República en la cual ondean los ideales de Libertad, Igualdad y  Fraternidad. La Edad Media de la intolerancia, la estulticia dogmática de la ignorancia beligerante acecha en todos los rincones del planeta, pertrechada con todos los recursos de la osadía mal entendida, de intrepidez y sobre todo de crueldad para aniquilar a sus adversarios.
La Jihad revive sus infernales tácticas de atacar a lo más sensibles de la sociedad, a saber, los valores humanos que hacen posible el triunfo sobre los resabios instintivos que anidan en lo recóndito del ser humano. Resurge de sus nefandas cenizas con la grotesca finalidad de hacer sucumbir los sentimientos de las personas, justamente los ideales que han propiciado y fortalecen la superación del hombre venciendo las ataduras y las férreas cadenas que tienen del pasado milenario acerca del que da cuenta y razón la teoría evolucionista.
Egipto primero, después Israel han sido objetivos de esta forma de primitivismo. El saldo cruento está ahora a la vista y representa, sin duda, la forma más violenta y vituperable de actuar. No hay límite alguno para la felonía de esta cruzada de asesinos organizados que acechan desde el anonimato cobarde, ocasionando muerte y destrucción en nombre de mitos, creencias e ingenuas motivaciones.
Hoy es Francia el escenario escogido por esta satánica Jihad, incapaz de soportar la crítica contra su más deleznable pero voraz y enfermizo fanatismo en nuestro tiempo. Hoy es la patria del universalismo el corazón escogido para herir y de ser posible  
aniquilar el principal reducto de la Ilustración y el progreso de las libertades: el de expresión de las ideas, sin cortapisas y obstáculos de ninguna clase.
Pero, ¿qué nación sigue en la nómina de esta Jihad que no tiene nada de santa, pero sí de violenta y trastornada? ¿Qué sociedad está en la agenda perversa de estos descendientes del fanatismo religioso envuelto en ropajes tomados, precisamente, en préstamo del mundo que pretende socavar?  
Mal entiende esta Jihad islámica los ideales de igualdad y de libertad, valores que hacen viable la posibilidad de disentir, el no estar de acuerdo con toda imposición, y con la vía para el acuerdo de voluntades. Mal entiende el terrorismo y el fanatismo islámicos aquellos principios como los de tolerancia hacia las creencias de los demás, sin inquisición persecutoria de las ideas y sin la imposición de prejuicios en un más allá desconocido, pero capaz de fomentar temores,  amenazas y ataques a la integridad de las personas.
Hoy es Francia el objetivo elegido. Con la nación del universalismo de las ideas compartimos con el luto y el dolor que ensombrece a la Ciudad Luz.

Sin embargo, nos queda el optimismo y la esperanza en el triunfo de la tolerancia y la libertad de expresión, frente a frente de toda amenaza latente y real.