Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







jueves, 24 de septiembre de 2015

LUNA EN LIBERTAD: HONOR A QUIEN HONOR MERECE

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Con palabras del fundador del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas, la gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich, honró su palabra. “Cumplió un impostergable acto de justicia al liberar a Mario Luna, vocero de la Tribu Yaqui”.
Concuerda lo anterior con lo manifestado por el Presidente Municipal de Cajeme, Faustino Félix Chávez: “En realidad, dijo,  nunca debió de haber sido consignado. La liberación es por falta de evidencia. La liberación, precisó, nos dio la razón a quienes siempre expresamos que era una cuestión de política”.
En efecto, se trató de principio a fin del ejercicio de una política arbitraria; de una política inspirada en la ilegalidad y en el terror.
Enunciada la norma áurea del Derecho, de todo derecho, de acuerdo con el principio: Si es A debe ser B, resulta que se actuó en el vacío de le legalidad. No hubo condición alguna que determinara la consecuencia de culpabilidad. Fue, por tanto, un acto al margen del derecho penal, producto de irresponsabilidad por funcionarios que actuaron, en el caso de referencia, al margen del Estado de Derecho.
En goce de libertad, liberado de toda sanción legal que, por lo anterior, nunca comprometió a la persona de Mario Luna, el capítulo que sigue corre a cargo de los defensores de quien ha sido excarcelado de acuerdo con los dictados vigentes de la justicia legal.
El propio vocero de la comunidad yaqui, Mario Luna, al abandonar el ilegal encarcelamiento señala que analiza con todo detenimiento el ejercer su legítimo derecho para interponer demanda contra los responsables de su encierro injustificado.
Privar a una persona, a un ciudadano, de sus garantías fundamentales, sin base jurídica, contraviniendo las normas básica,  es motivo no sólo de justa indignación sino de reclamo de reparación por daños y perjuicios hasta llegar a los que determinan reposición patrimonial o en todo caso privación de la libertad como castigo penal a los autores de los atropellos y de los ilícitos configurados.
En el filo de la navaja están los confabulados para actuar por encima del Estado de Derecho.
Poco a poco van saliendo a flote la cauda de ilicitudes que van desde acciones arbitrarias destinadas a inculpar personas inocentes e indefensas, incluyendo a servidores privados y de confianza hasta llegar a crímenes contra comunidades enteras, incluyendo a la multicitada Tribu Yaqui, a ejidatarios endeudados de por vida, a prósperos y solventes productores escudados en la bondades de los oprimidos de siempre y consumidores que nada tienen que ver en la compleja disputa por el agua, por su uso y beneficios, legítimos y legitimados a última hora.
Tras el conflicto por el agua, por la ilegalidad del Acueducto Independencia y el arribo al poder de una dama al poder, se abre el expediente en donde los usos y costumbres de las comunidades indígenas requieren ser convalidados y redefinidos como garantías dentro del orden constitucional. O bien, ser dirimidos como anexos que han dejado ya de tener validez y eficacia. Aquí y ahora.
Por lo pronto, la liberación de Mario Luna es la primera fuerte campanada, audible, sonora y esperada por todos aquellos que, en hora buena, votaron por el triunfo de Claudia Pavlovich Arellano. En particular y en general los mexicanos nada queremos saber de un PAN y de sus secuaces en las  fronteras del poder, capaces de dar la estocada por la espalda en cualquier momento.
Son enemigos calificados de las libertades y los amigos de la simulación y el contubernio.

Hoy es la libertad del vocero de la Tribu. Enseguida está en cuestión el régimen de las libertades de expresión. Ahí acechan desde la sombra los defensores y protectores del ex gobernador apoyados por los salteadores del Estado de Derecho: Los anarquistas de la palabra hablada y escrita. En suma, los enemigos de la libertad y la responsabilidad legalmente establecidas.