Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







sábado, 26 de septiembre de 2015

LOS PRIMEROS PASOS: SEGURIDAD Y DESARROLLO SOCIAL

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El desarrollo social, con los valores que implica, va de la mano con la seguridad pública. Y es de suyo comprensible. Una sociedad en permanente rezago, cuyos índices van a la deriva en los principales rubros del bienestar, es víctima indefensa de la criminalidad. Y algo parecido se dice de una comunidad convertida en pasto de la delincuencia organizada, objeto de los embates por parte de salteadores y cómplices del vandalismo que y del secuestro al robo solapado, inclusive por omisión y comisión de los mismos cuerpos responsables de la integridad de las personas y sus propiedades.
Es así que en Sonora, la Entidad convertida en campo de ensayo donde la política entendida como arbitrariedad en vez de proteger a la niñez y a los adultos de la tercera edad abrió las compuertas para que la ineficacia sentara sus reales. Celebra la ciudadanía, con unanimidad y beneplácito, el hecho de que las primeras acciones del nuevo Gobierno se encaminen a restituir garantías que tienen que ver con valores que hacen del individuo personas libres y responsables  y de los grupos de personas en tal sentido,  familias organizadas, respetables y dignas de vivir en paz y concordia.
En los primeros días de la actual administración, la Secretaría de Desarrollo Social en Sonora anuncia la revisión del deterioro en situación avanzada que padecen, por caso, los ancianos de la tercera y última edad. Pero también, como ocurre en uno de los enclaves comunitarios más golpeados por la criminalidad, nos referimos al municipio de Cajeme, el anuncio de su alcalde, Faustino Félix Chávez, quien ha solicitado y espera el apoyo federal para garantizar la seguridad erosionada de que son objetivo los ciudadanos de esa demarcación. 
Por cierto, en su solariegas reflexiones uno de los ya olvidados paladines de la seguridad, de los años que van de los sesenta a los ochenta, el teniente Ciro Torres Robles, evoca la época en que Cajeme fue escenario de la primera policía judicial del Estado emanada del instituto que, estando en Cajeme a su cargo, mereció el reconocimiento de haber separado, en plano regional y nacional, la política de la seguridad pública, haciendo posible la autonomía de los cuerpos responsables de hacer valer la integridad de las familias al margen de toda propensión ideológica y partidista.
Más de 20 generaciones egresaron entonces de la dependencia en donde se formó una tras otra, llevando el sello de la dignidad profesional, la responsabilidad ejercida dentro de los límites de la legalidad. Y en cuya época, asimismo, brillaron ejemplos de entereza y transparencia como los dejados en heredad un René Ramírez Guevara, o bien un José Leovigildo Guerra Eguiluz,  ambos de inmarcesible memoria.
Volviendo al tema de la seguridad pública en Cajeme,  cabe la referencia anterior en cuanto a que se plantea la superación de vicios inveterados como el de la complicidad que hace del policía todo lo que se quiera menos un garante de protección y un agente confiable como escudo contra la violencia, el robo a mano armada, el secuestro y el saqueo de la identidad, como hoy se estila no sólo en la región.
Llega para sumar esfuerzos la Gendarmería Nacional como en otros tiempos, mejores por supuesto, llegó la corriente autonomista, la separación de política y seguridad, con la suprema finalidad de impedir que los intereses en turno sojuzguen las funciones propias de preservar la vida, los derechos de la persona. Con la mira puesta en los anhelos de las personas y las familias de convivir en sana paz y de gozar el fruto del trabajo honesto y productivo.
Coordinación y no sumisión, concurrencia y en modo alguno prepotencia entre los mandos, con demérito en la salud social y comunitaria.
La prevención, asegura el munícipe cajemense, prevalecerá por encima de las acciones remediales, el castigo carcelario por ejemplo.

Igualmente, en la cúspide del poder ejecutivo estatal el desarrollo social sonorense retoma el nuevo rumbo con acciones pertinentes y promisorias.