Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







jueves, 27 de agosto de 2015

BUENAS Y MALAS NOTICIAS DESDE SONORA

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No todas son malas nuevas, como tampoco son buenas en su totalidad, las noticias que llegan desde Sonora. Las hay buenas, malas y hasta regulares. Habrá que tomar en cuenta, por lo demás, que si bien los ciudadanos emitieron su voto, el pasado 7 de junio, por la transición política con sentido democrático, no lo hicieron por la alternancia sin adjetivos; a secas, dicho de una vez.
Alternancia hay cuando se pasa de A a B, pues esto expresa tan sólo un mero movimiento; entretanto, transición significa cambiar de un estado de cosas a otro: de lo peor a lo mejor, siempre y cuando implique ir de lo arbitrario a la legalidad, de la anarquía al Estado de Derecho.
Así, las buenas nuevas primero: la que se refiere a la excarcelación de Fernando Jiménez, líder yaqui, privado injustamente de su libertad desde hace un año. La bondad de dicha noticia consiste en que se avizora, como entre el cielo encapotado, un lampo de justicia jurídica; es decir, de restitución en ciernes del atropello al imperio de la ley, la cual determina las relaciones entre ciudadanos y autoridades bajo clima de mutuo entendimiento, regido por la libertad y la responsabilidad.
A juicio de Adalberto Rosas López, dirigente del Movimiento Ciudadano por el Agua: “La liberación de Fernando en esencia es una victoria del Acueducto Independencia y subraya el  imperativo de que liberen en lo inmediato a Mario Luna. Con estos hechos se fortalece la lucha por el restablecimiento del Estado de Derecho en Sonora y por la implementación de una política de gestión por más agua con la desalación y el PLHINO”.
Las malas aluden al proceso de entrega de administración, en donde predomina el cúmulo de irregularidades que van desde la opacidad en el ejercicio del erario público, la desviación de los recursos- hasta la indefinición acerca de los destinos de partidas como la de seguridad. Aquí se explica bien cómo la violencia, los homicidios y feminicidios, el robo a casas y en la vía pública, se deben al desvío de los dineros del erario estatal.
Amargas son las noticias que se suceden en cascada durante esta antesala del cambio de poderes en la sede del Ejecutivo estatal. Si, por una parte, hay júbilo por la anunciada puesta en libertad del dirigente yaqui, anticipo de la orden a fin de excarcelar a Mario Luna y  dar fin a la persecución de Tomás Rojo.
Habría que calificar de justicia ciega, politizada a la impuesta con todo lo relativo al Acueducto Independencia, sobre lo cual hay mucho que decir. Por ejemplo, acerca de cómplices tras el poder, delincuentes de cuello blanco, y de contubernio desde las alturas.
En cuanto a las noticias con calificativo de “regulares”, ahí está para muestra sólo un botón: la que da a conocer Conagua, la tristemente célebre dependencia federal causante de  trastornos y daños a ejidatarios, productores y humildes indígenas, yaquis y mayos. Conagua, el organismo que destruye con una mano lo que con la otra  edifica el gobierno federal, da a conocer que pondrá en marcha un programa de empleo temporal en Sonora con el propósito de beneficiar laboralmente a más de 200 trabajadores.
Cita Conagua comunidades marginadas, entre otras, las de Torim, Vícam y Potam, con una erogación ¡por más de un millón de pesos! El apoyo durará, según la información, ¡dos largos meses!: agosto y septiembre.

Como se observa, hay toda clase de noticias: buenas, malas y, por decir algo, regulares.