No
todas son malas nuevas, como tampoco son buenas en su totalidad, las noticias
que llegan desde Sonora. Las hay buenas, malas y hasta regulares. Habrá que tomar
en cuenta, por lo demás, que si bien los ciudadanos emitieron su voto, el
pasado 7 de junio, por la transición política con sentido democrático, no lo
hicieron por la alternancia sin adjetivos; a secas, dicho de una vez.
Alternancia
hay cuando se pasa de A a B, pues esto expresa tan sólo un mero movimiento;
entretanto, transición significa cambiar de un estado de cosas a otro: de lo
peor a lo mejor, siempre y cuando implique ir de lo arbitrario a la legalidad,
de la anarquía al Estado de Derecho.
Así,
las buenas nuevas primero: la que se refiere a la excarcelación de Fernando
Jiménez, líder yaqui, privado injustamente de su libertad desde hace un año. La
bondad de dicha noticia consiste en que se avizora, como entre el cielo
encapotado, un lampo de justicia jurídica; es decir, de restitución en ciernes
del atropello al imperio de la ley, la cual determina las relaciones entre
ciudadanos y autoridades bajo clima de mutuo entendimiento, regido por la
libertad y la responsabilidad.
A
juicio de Adalberto Rosas López, dirigente del Movimiento Ciudadano por el
Agua: “La liberación de Fernando en esencia es una victoria del Acueducto
Independencia y subraya el imperativo de
que liberen en lo inmediato a Mario Luna. Con estos hechos se fortalece la
lucha por el restablecimiento del Estado de Derecho en Sonora y por la
implementación de una política de gestión por más agua con la desalación y el
PLHINO”.
Las
malas aluden al proceso de entrega de administración, en donde predomina el
cúmulo de irregularidades que van desde la opacidad en el ejercicio del erario
público, la desviación de los recursos- hasta la indefinición acerca de los
destinos de partidas como la de seguridad. Aquí se explica bien cómo la
violencia, los homicidios y feminicidios, el robo a casas y en la vía pública, se
deben al desvío de los dineros del erario estatal.
Amargas
son las noticias que se suceden en cascada durante esta antesala del cambio de
poderes en la sede del Ejecutivo estatal. Si, por una parte, hay júbilo por la anunciada
puesta en libertad del dirigente yaqui, anticipo de la orden a fin de
excarcelar a Mario Luna y dar fin a la
persecución de Tomás Rojo.
Habría
que calificar de justicia ciega, politizada a la impuesta con todo lo relativo
al Acueducto Independencia, sobre lo cual hay mucho que decir. Por ejemplo, acerca
de cómplices tras el poder, delincuentes de cuello blanco, y de contubernio
desde las alturas.
En
cuanto a las noticias con calificativo de “regulares”, ahí está para muestra
sólo un botón: la que da a conocer Conagua, la tristemente célebre dependencia
federal causante de trastornos y daños a
ejidatarios, productores y humildes indígenas, yaquis y mayos. Conagua, el
organismo que destruye con una mano lo que con la otra edifica el gobierno federal, da a conocer que
pondrá en marcha un programa de empleo temporal en Sonora con el propósito de
beneficiar laboralmente a más de 200 trabajadores.
Cita
Conagua comunidades marginadas, entre otras, las de Torim, Vícam y Potam, con
una erogación ¡por más de un millón de pesos! El apoyo durará, según la
información, ¡dos largos meses!: agosto y septiembre.
Como
se observa, hay toda clase de noticias: buenas, malas y, por decir algo,
regulares.