Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 13 de abril de 2015

VEDA ELECTORAL: DESDE HOY HACIA EL GRAN RESCATE

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“No queremos ser salvados”, sostuvo Paul Natorp, distinguido pensador de la Escuela de Marburgo, alumno del inmenso Hermann Cohen, heredero de la filosofía crítica fundada por Emmanuel Kant. Y agregaba, de manera precisa y doctoral: “Es necesario navegar”.
Viene a cuento la aseveración del filósofo, en la antesala de lo que sin duda será la gran confrontación en la cual los apóstoles de la redención de todos los males habidos y por haber, harán hasta lo imposible para convencer de que están resueltos a todo, incluyendo hasta el sacrificio personal, a fin de lograr la redención y el bienestar de  los mexicanos.
A partir de estas horas, las campañas ideológicas estarán a la orden del día. La publicidad mediática tiene ante sí la gran ocasión de poner al alcance de los competidores los más “sofisticados” recursos persuasivos y la generosa gama de ofertas útiles para convencer a los indecisos sobre la bondad de sus promesas y ofrecimientos.
Concluida la llamada “veda electoral”, que ha sido un arma en manos de los poderosos para eludir sus responsabilidades y una forma de ocultar su vituperable conducta en el manto de la  complicidad y la impunidad, da inicio a la contienda para elegir a los “mejores” entendiendo a éstos como los menos malos, los prospectos menos dañinos para el futuro de la sociedad.
El gran rescate, para empezar, es el rescate de la credibilidad. Es la recuperación de la certidumbre, a título de ejemplo, en las instituciones de seguridad, de justicia, de salud. Es el reencuentro con los ideales de libertad y responsabilidad. El refrendo de la identificación entre autoridad y ciudadanía, entre Estado de Derecho y participación ciudadana.
El PRI no nació para ganar de todas, todas. Tampoco el PAN o el PRD. Con todo y que algunos o muchos de sus promotores lo hayan soñado así, con lujo de gratuidad  y frivolidad. Ni el PNR como tampoco el PRM fueron programados para ser los únicos legatarios de los poderes políticos y económicos. La continuidad como principio de acción estaba concebida como una motivación a fin de realizar el gran compromiso de la nacionalización entendida como soberanía jurídica y política y con fundamento para la administración, con autonomía y honestidad, de la riqueza nacional.   
La gran batalla hacia el rescate es por los valores de la igualdad, de la tolerancia, de la pluralidad y la equidad de oportunidades ante la ley y ante los ojos de la sociedad. El rescate del poder, la recuperación de las riendas de la política entendida como afán de predominio, como fuente de autoritarismo y oportunidad para el contubernio y las alianzas de cuello blanco, nada tiene que ver con la batalla por la alternancia y mucho menos en la competencia por el mejor pesebre.
Lo que está en juego  es la reconquista por la validez y eficacia del Estado democrático de Derecho, por la legalidad entendida como acato a la normatividad vigente, a la dinámica constructiva e innovadora del contenido de la carta Magna y el restablecimiento de la función revisora y tutelar del Poder Judicial como instancia suprema para dar a cada quien lo suyo conforme a Derecho.
Más que la ingeniosidad para hacer de la oferta ideológica el “leit motiv”, el nervio vital de la lucha por el poder, la clave está en la capacidad de los contendientes para comprometer a los ciudadanos, a los copartícipes de la gran cruzada cívica, persuadiéndoles que son ellos, que serán ellos, los coautores  de la gran recuperación nacional ante la cual los comicios de julio representan el principal reto político de nuestro tiempo.

En Sonora, como en Guerrero y Michoacán todo indica que la suerte está anticipada. Pero no hay nada que lo asegure de modo absoluto e ineluctable. Con Natorp, el filósofo de Marburgo, cabe decir: “Es necesario navegar”.