Este
es el título del reciente libro de Carlos Moncada Ochoa, editorialista que,
como se dice, no requiere de presentación alguna. En sus más de cincuenta años
de incesante actividad en diarios, revistas y en la cátedra universitaria, él
ha dado a luz pública centenares y centenares de páginas impresas a las que
suma el volumen dado a conocer a los cajemenses, lugar de origen del autor.
Puede
decirse que el prolífico escritor ha visto salir de las prensas por lo menos,
en su vida, como autor, un libro cada dos años del total de obras que componen
su legado bibliográfico. “Años de Violencia en Sonora” es, acaso, el relato
conmovedor que colinda con el que está en manos de los sonorenses, al que
podría sumarse el relacionado con “Periodistas Asesinados”, obra documental en el que se
entrelaza el reportero, el cronista y el abogado con la finalidad de hacer
pública y valiente denuncia de todos aquellos delincuentes de cuello lanco que
acosan, amedrentan y atentan contra la
vida de quienes piensan, escriben y delatan a los enfermos de poder.
Comentarista
del libro fue Adalberto Rosas López, hombre de ideas que al dejar las armas de
la política sabe manejar con profesionalismo, agudeza y certidumbre, las que
hacen del ciudadano un adalid dispuesto a defender la justicia, la equidad y la
nobleza con los recursos de la expresión hablada y escrita.
La
reseña de la obra por parte del comentarista alude al actual sexenio en el que
ocupa el papel estelar el aun mandatario de Sonora: Guillermo Padrés Elías.
Sigue el pulso del autor en lo concerniente a la violencia incubada desde los
primeros días de la gestión del responsable número uno de la crisis social,
económica y política del Estado, Glosa con precisa objetividad los argumentos
de la obra subrayando el desempeño del indiciado como un extraordinario ejemplo
de lo que ha de hacerse para impedir que el partido al que se pertenece sea
motivo de convalidación en el poder político.
Rosas
López, defensor de una sola pieza en su carácter de líder del Movimiento
Ciudadano por el Agua, convoca a los lectores de la obra citada para no olvidar
los múltiples escenarios en donde el inamovible perturbador de la paz social en
la Entidad se ha erigido en un figura repetitiva del Rey Sol para quien el
Estado, el Estado francés era la reencarnación del usurpador de la voluntad
ciudadana.
Hemos
presenciado, comenta Rosas López, a una violación sistemática de cara frente a
la división de poderes. Hemos asistido, enfatiza, a diversos atropellos del
Congreso del Estado, como también al desacato y a las burlas, una y otra vez,
del Poder Judicial de la Federación. Y el colmo: con Padrés Elías los
ciudadanos de Sonora han asistido a desfalcos de recursos públicos, cuyos
daños, como los de los ríos Sonora y Bacanuchi, no se resarcen en lo material,
mucho menos en lo anímico, en lo moral y en la credibilidad a las
instituciones.
“Asalto
a Sonora” es más que un libro documental en el sentido de recopilar sucesos y
hechos que atentan contra la soberanía de la Entidad o contra el Estado
democrático de derecho. Es una obra de acusación y denuncia que se suma al coro
de protestas y de señalamientos ante los cuales el silencio es el síndrome de
la impunidad que acomete a la sociedad mexicana por todas partes. Es,
inclusive, una severa advertencia que se hace llegar a los oídos del actual
Mandatario de México con el propósito de llamar la atención a un peligro real y
latente: la ineficacia de su política de renovación a pesar de las reformas
recientemente decretadas, con lo que se repetiría el colosal fracaso de las
propuestas por parte de Carlos Salinas de Gortari durante su fallido mandato.
“Asalto a
Sonora” se suma a la “Vox populi” proveniente de una Entidad en la cual los
pueblos indígenas dan ejemplo de virilidad, entereza y pundonor.