Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 1 de diciembre de 2014

CHIHUAHUA: MODELO DE JUSTICIA LABORAL PRONTA Y EXPEDITA



En más de un sentido, Chihuahua está en la vanguardia de la modernidad. Los juicios orales instituidos durante la gestión del actual mandatario César Duarte Jáquez se han convertido en modelo a seguir. A la fecha, se replican en siete Estados de la República.
Justicia diferida no es justicia, reza la máxima en donde impera el Estado democrático de Derecho. Sin embargo, abundan casos en los que el retardo para individualizar o aplicar las normas da lugar a hechos insólitos que causan drama y estupor. Para no ir muy lejos cabría mencionar lo de Iguala y Chilapa en el Estado de Guerrero, así como lo de Tlatlaya en el Estado de México y el genocidio ecológico en Sonora, en cuyo origen no es ajeno el  gobernador de la Entidad, Guillermo Padrés Elías.
En Tlalnepantla, Edomex, en la sede de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, la más grande de toda Latinoamérica, el esquema de justicia laboral inspirado en el modelo chihuahuense se ponderó como prototipo a seguir, con motivo de haberse escenificado ahí el primer caso resuelto con arreglo a las exigencias de rapidez, objetividad y expedición.
Si bien la justicia diferida deja de ser justicia en la medida que abre pausas a fin de que se infiltren consabidos vicios de fraude procesal a cuya sombra prosperan los  “abogados del diablo” que envilecen empresas y empobrecen más aún a los trabajadores. Pero también hay horizontes justicieros nuevos en donde el derecho laboral, el civil y el administrativo recuperan dignidad y nombradía en defensa de obreros y trabajadores. Y en los que resplandecen garantías a la productividad y a la competitividad en favor de los señores del capital.
Administración de justicia que aplaza y retarda la ejecución de fallos, sentencias y dictámenes de los más altos tribunales, incluyendo por supuesto los de la SCJN, no sólo es arma que lesiona, hiere y acribilla a usuarios; aniquila, asimismo, a los fuertes lo mismo que a los débiles, haciendo poderosos a unos en detrimento de los  pobres y necesitados. Es, así, origen y fuente de rivalidad, de riñas, odios y acciones vengativas. De esto, somos actualmente impotentes testigos oculares.
En contrapartida, una administración que proclama y pone en práctica el modelo de expedición, certeza y prontitud  en el planteamiento y resolución de las controversias, es fortaleza, dique defensivo y valladar para impedir usos y abusos en daño y perjuicio de los débiles. Es acotación y freno, lo mismo para los poderosos y los fuertes. Los  juicios orales, sobre todo en tiempos en que impera la corrupción política y el contubernio de los que tienen y quieren tener más, son eficaz Ombudsman para contener a los cárteles de la criminalidad. Los juicios orales serían, de ese modo, el antídoto para  erradicar  endemias  y pandemias que proliferan con patente de inmunidad.
Bien por los chihuahuenses, por tanto, quienes pueden ya ufanarse de que no todo es en contra de ellos las difamaciones y las publicitadas anomalías, acusaciones sin pruebas y sin sustento. Bien en la medida que no todo es feminicidios, abusos contra las mujeres y acosos contra indígenas indefensos.

En Chihuahua hay progresos que apresuran la reforma educativa. Es ejemplo de ello el Instituto Tecnológico de Paquimé recién inaugurado, el cual da continuidad a un pasado de inventiva y esplendor cuyo testimonio son las muestras de cerámica heredada por los primeros habitantes de la región. Chihuahua preside, además, la apertura del mercado internacional en materia de inversiones en áreas estratégicas donde hay mucho por hacer, más qué proteger en rubros sustanciales: las garantías laborales y el empleo retributivo, para ejemplificar. Es decir, en todo lo relativo a derechos que competen y comprometen.