Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 10 de marzo de 2014

CONAGUA Y SEMARNAT: “PACTA SUNT SERVANDA”


Los pactos, acuerdos y las resoluciones judiciales deben ser puntualmente acatados y llevados a las consecuencias y a los términos establecidos. El contenido de los mismos no admite recelo, desconsideración o reticencia   por parte de los contratantes. Tampoco hay margen para incurrir en dolosa obstrucción y tratar de dilatar y diferir, por cualquier medio, su ejecución, incurriendo con ello en faltas al respeto del que son merecedores.
En letras de oro se inscribe el principio supremo del Derecho: “Pacta sunt servanda”. Su validez y eficacia son baluarte sin los cuales se derrumbaría y mutilaría el denominado Estado de Derecho. El mundo y todo lo que hay en él serían de “mi” propiedad, dejando entonces al arbitrio de cada quien el hacer o el dejar sin efecto la  honra a los compromisos adquiridos.
En Sonora, específicamente en el de municipio de Cajeme, donde se asientan los pueblos aborígenes que integran la ancestral y aguerrida Tribu Yaqui, allá se dirime la crucial controversia en torno al agua. En manos nada menos que de la SCJN, de las dependencia federales facultadas para actuar en la determinación de lo “suyo de cada quien” está lo relacionado con su uso y usufructo, el tema de los derechos jurídicamente adquiridos; el reclamo ingente de una de las partes invocando su derecho al disfrute del vital líquido en tanto patrimonio o legado universal de la Humanidad.
Exige, entretanto, la contraparte acato puntual a las decisiones judiciales con el propósito de poner fin a la incertidumbre y restablecer la validez de los derechos que le atañen. Y así, las candentes  incógnitas giran en torno a lo que es justo con arreglo a la legalidad y la constitucionalidad, sin desestimar muchas otras que se añaden al paso del tiempo (largos cuatro años) que tienen que ver con posicionamientos de orden político y asuntos de carácter económico de última hora.
La desinformación, asimismo, hace lo suyo. Hoy se amanece con la noticia de que comienzan a rodar cabezas con motivo de las resoluciones judiciales vinculadas con el Acueducto. En la tarde del mismo día, los medios informativos dan a conocer lo contrario. Y en ese tormentoso océano, las preguntas bordan sobre lo que habría que entenderse por Estado de Derecho, por justicia jurídica. En ese mismo sentido, qué significa la regla de oro del Derecho, de todo Derecho, nacional e internacional,  
Si los pactos han de ser cumplidos, ¿qué pasa en la cuna del general  Elías Calles para quien México había dejado de ser una nación de temperamentos a fin de convertirse en un país de Leyes? ¿Qué ocurre en un Estado miembro de la Federación, en tiempos en que emerge un nuevo federalismo en donde la justicia pronta y expedita se impartirá para todos, sin distingos de clase económica y sin importar el origen étnico o racial del demandante?
A CONAGUA y SEMARNAT les toca ahora actuar con premura, sin dilaciones tendenciosas, a fin de que la consulta a los productores del Valle y de la Tribu, y el dictamen sobre el Impacto Ambiental, sean pruebas contundentes. Y para que se emita la última palabra en este controvertido asunto que  estremece los cimientos de la convivencia política, social y cultural de aquel Estado norteño.
Han pasado, así parece, las horas de jugar al gato y al ratón de principios de este siglo. Ha quedado atrás el intento de hacer de las inversiones públicas un pretexto para fraguar “comaladas” de nuevos ricos a costas de la pobreza y miseria de la población.

Los casos de contubernio y corrupción en el sexenio del Presidente lúdico y de su incómoda familia son ejemplo de que la barredora está dispuesta a llevar a cabo la limpieza nacional que México necesita para no morir asfixiados en el mar de la contaminación  letal. La barredora hará su trabajo sin importar funestas jerarquías ni falsas dignidades.