Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 23 de junio de 2014

LA TRIBU YAQUI BAJO AMENAZA DE CÁRCEL Y REPRESIÓN




Por enésima ocasión, los pueblos yaquis son víctimas de persecución y robo. Para varios de sus dirigentes, hay órdenes de captura: Tomás Rojo y Mario Luna, vocero y líder, así como autoridades de la comunidad.
Con anterioridad, sobre la Tribu se había desatado cruel emboscada con el propósito de doblegarla en su actitud de rebelión. Muchos de ellos, miembros de la etnia, han padecido atropellos, violaciones y daños en sus bienes y posesión. Todo, a causa del “Acueducto de la Ilegalidad”, así llamado por la sistemática violencia del Estado de Derecho.
Los funcionarios irresponsables del Juzgado de Distrito son denunciados a la opinión pública por su cínica complicidad, señalados como agentes corruptores de la Ley. Con índice de fuego se les señala como francotiradores que no contribuyen a resolver conflictos: los agravan y empantanan más allá de lo indecible.     
Con este efecto, la etnia yaqui ha sufrido y sufre en carne viva lo que algunos grupos marginados en vía de exterminio. Han padecido acoso y extorsión a manos de sus expoliadores. Nos referimos a la táctica del halago y al método de la dádiva que corrompe. Usan absurdos señuelos ante quienes, víctimas del hambre y la miseria, se supone fáciles  presas  ante el apremio alimentario y la sed de justicia.
Se sabe de los procaces intentos para sobornar a los dirigentes en pie de lucha, Se sabe del regalo de un templo para que los religiosos de la Tribu, asentados cerca de la Loma de Guamúchil y de Estación Corral, llevaran a cabo los rituales de adoración propios de su fe. También se conoce la enérgica respuesta a los prevaricadores: el desdén sin tapujos por parte de los creyentes indígenas a fin de rechazar la banal dádiva.
Los yaquis, sus líderes a la cabeza, han dicho que nada ni nadie los disuadirá. Están dispuestos a ofrendar su vida y libertad, aseguran, y continuar su frontal batalla para amparar su vital  patrimonio: el agua. Han sacrificado su magro bienestar, la cálida tranquilidad hogareña, la integridad de sus personas, con el fin susodicho. A riesgo de su seguridad personal y el de sus familias mantienen en firme su legítima protesta, su justa rebeldía y su esperanza en la recta aplicación del Estado democrático de Derecho, tutelado por la SCJN, sus Jueces y Magistrados.
Pero no están solos y abandonados  los indios yaquis. Al igual que mayos  y  guarajíos; pimas y tarahumaras; mazahuas y zapotecas, etcétera, etcétera. Los amparan las normas constitucionales, las leyes  y sus reglamentos; los despechos para atender asuntos de los indígenas. Todoindicas que sus funcionarios se hallan prestos a fin  de cumplir las funciones que les competen. Idos son los tiempos en que los indígenas eran seres irracionales de carga, menesterosos y ociosos, carga para la sociedad.
Obsoletos son los usos y costumbres que identificaban a los indígenas como tránsfugas de la civilización y definían a los pobres como delincuentes. Sin embargo, hay resabios de la época del “laissez faire”, cuando el ser pobre era lo mismo que ser criminal, candidato al asilo de ancianos o candidato al reclusorio.
Hoy los gobiernos  se inspiran en  el Estado de Bienestar que  garantiza equidad e igualdad de todos ante la Ley; los grupos minoritarios, indígenas, religiosos y opositores, gozan del “estatus” ciudadano, por lo que ya no es admisible el título de apátridas para los que, sin derechos ni garantías, sobrellevan estigmas de opresión.

Legisladores y autoridades velan hoy, por ejemplo, a fin de que la  justicia y la razón asista a la Tribu Yaqui. Sonora cuenta con líderes y políticos connotados al servicio de la legalidad y la  igualdad. Serán, sin duda, los conductores en un futuro inmediato de una sociedad, por hoy víctima de discriminación racial y marginación política.