En
vísperas de las elecciones de julio, nada mejor que efectuar un recuento de lo
ocurrido en México a partir de 1994.
Han sido años de
mutación entre estertores, cuya agonía amerita contener antes que el colapso nos
alcance.
El
asesinato de Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial del PRI y la del
magnicidio de José Francisco Ruiz Massieu, marcan el frustrado intento de
imponer en México el régimen de la reacción, embozada ciertamente en el ascenso
a la Presidencia por Ernesto Zedillo Ponce de León.
A
esclarecer la turbulenta era de violencia y retroceso a la Edad Media del
México prerrevolucionario contribuye la monumental obra del ex Presidente
Carlos Salinas de Gortari.
Monumental
obra decimos, en un doble sentido: se trata del impresionante legado editorial formado por tres libros que, en
total, suman alrededor de 2 500 páginas, asimismo, por el carácter de aportación
documental sustentada en datos contrastables que convocan a la comprobación.
“La
Década Perdida” es denuncia objetiva, razonada y llevada hasta el fondo de los
aciagos sucesos con el propósito de tratar de hacer luz de mediodía y formular
la crítica en torno al asalto al poder
desde las entrañas de la organización política
secuestrada y suplantada por los enemigos del progreso la continuidad
democrática en el país.
En ellas está la
clave o la más severa crítica a la hipóstasis política desde el poder, la cual
no ocurría desde mediados de la anterior centuria, con Juan Andrew Almazán. En
ese entonces, por la vía de la competencia electoral.
Pero
la monumental obra avanza desde ahí al siguiente capítulo de la impostura, la
ocurrida con el “triunfo” del PAN en el trágico 2000, con la complacencia y el
respaldo antipopular de Ernesto Zedillo y su camarilla en Los Pinos.
De
“México: Un Paso Difícil a la Modernidad”, libro denuncia también, de 1400
páginas, publicado en España por Plaza Janés, escribió Jacques de Larosiere, ex
Director del FMI y ex Presidente del Banco de Francia: “Cuando llegue el
momento de una evaluación objetiva de los acontecimientos y las reformas que ocurrieron
durante ese periodo, el libro (este libro) será sin duda una referencia importante e invaluable”.
A nuestro juicio,
el momento ha llegado. En él andamos y sobrevivimos.
Habrá
que hacer lo conducente, con mayor participación ciudadana. A través de
representaciones estatales legítimas en los Congresos locales, confiables y de
oídos atentos a los clamores de la población.
Por
último, en razón del espacio editorial a nuestro alcance, está el macro ensayo
“Democracia Republicana: una Alternativa Ciudadana”.
En
la casi obra de alrededor de mil páginas, se dirime la vieja y no liquidada
controversia entre liberalismo social y neoliberalismo o neopopulismo. Al
llegar a esta tesitura, bien se haría en releer la obra de don Jesús Reyes Heroles
“El Liberalismo Mexicano” (FCE, 1974; UNAM, 1951) desde sus Origenes, y como
preparativo para internarse en las densas páginas de la “Democracia Republicana”, con la cual se
dilucida el reto actual: la reconstrucción de la ruta abandonada, que implica reinstaurar instituciones jurídicas que den alojo a
reformas progresistas en materia educativa, de salud, de relaciones
interculturales y de vínculos con la sociedad internacional.
A
propósito, bien haría el Fondo de Cultura Económica, FCE, bajo la dirección de
José Carreño Carlón, en editar la colección impresa ahí, en 1993, más de 12
volúmenes, sobre el ambicioso proyecto de reforma del Estado mexicano por parte
del ex Presidente liberal que se propuso, entonces, colocar las bases del
liberalismo social, plan frustrado por el neoliberalismo antipopular y antidemocrático.