Llega
por fin la hora buena para los indígenas de Sonora. Tras el acoso y la
discriminación de los últimos años, las etnias asentadas en el territorio
norteño, olvidados y hasta convertidos en objeto de manipulación política,
reciben gestos de comprensión y respeto por parte de la nueva administración
política, presidida por la gobernadora Pavlovich Arellano, secundados por el
Alcalde de Cajeme, Faustino Félix Chávez, y reconocidos por los ciudadanos de
bien.
Asiste la razón
a la mandataria sonorense en lo que se refiere a cumplimiento cabal de su
palabra. Ésta se convierte en mandato y ley en la medida que la promesa se
vuelve compromiso: cuando son base y sustento de la acción pública.
La
presencia de la directora de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los
Pueblos Indígenas (CDI), Nubia Mayorga Delgado, contribuye a dar continuidad a la
gestión política tendente hacia el bienestar, el desarrollo y el progreso
sociocultural de las comunidades en pobreza extrema.
El
acto efectuado con el propósito de entregar becas a los niños y jóvenes de la
Tribu es un verdadero ejercicio de restitución de justicia social, mediante el
cual no sólo remedia la postración educativa a que se obligó a las etnias
aborígenes sino el renacer de la esperanza de miles y miles de marginados,
hasta hace poco condenados a sobrevivir en situación de esclavitud disfrazada.
Se
rompen las cadenas de la ignorancia por medio del saber que tiene lugar en las
aulas, los talleres del trabajo académico y en las bibliotecas.
Pero,
con ese efecto, se requieren los recursos que no son sino el que configuran maestros
investidos de vocación, inmuebles adecuados y alumnos en condición de asistir a
la escuela con la disposición mental bien dispuesta y adecuado estado de salud.
Correspondió
al munícipe cajemense, Faustino Félix, hacer entrega de becas a los indigentes,
jóvenes, adolescentes y niños de la Tribu, no sin transmitirle un mensaje de
noble optimismo y certidumbre por obra y acciones de un gobierno que cumple,
honrosamente, sus promesas de bienestar social.
Hizo
recordar Félix Chávez hasta qué punto la retención de recursos económicos fue causa
de efectos negativos en el desarrollo de quienes han aguardado, con aire de
resignación, la gran oportunidad de iniciar su formación desde los niveles
básicos hasta los más altos en la escala universitaria o de carácter
tecnológico.
Sólo
de nombre era conocido el beneficio, que no dádiva por cierto, de las becas que
otorgan los gobiernos con el respaldo de las arcas públicas bien manejadas o
legalmente administradas, para bienestar de la población.
La
siembra realizada, en tiempo y forma, sin duda dará resultados en el corto y
mediano plazos. Las generaciones por venir en el seno de la Tribu Yaqui, así
como en las restantes etnias (mayos, seris, guarajíos y pimas) serán parte de
un nuevo Sonora, auténticamente renovado merced a la determinación de hacer de
las promesas y los compromisos fórmulas legislativas con sentido de
continuidad.
Hoy
es la vía de la educación a través de la cual se fomenta y promueve una mejor
vida entre los más pobres de los pobres.
Pronto, más
pronto de lo que se avizora, la calidad de vida, de la salud y la seguridad,
será objeto de una efectiva revolución con miras a la conquista, sin retroceso,
del bienestar y el desarrollo social de los sonorenses.
Lo
mejor, lo óptimo, ha de ser que los progresos en todos los órdenes de la
convivencia no sean motivados por el fervor electorero. Es decir, que no quede
en lo efímero de la pasión política, sino en legítima inspiración del cambio
democrático.