A pesar de todo, de los
deseos y propósitos deleznables del gobernador del Estado de Sonora, se hace
luz al final del túnel o, mejor dicho, del acueducto mal llamado
“Independencia” en aras de la publicidad en la entidad más golpeada por la
anarquía y el autoritarismo.
Desde sus inicios, la colosal
obra ha sido manzana de la discordia. Ha
dividido al sur y al norte del Estado en dos grandes sectores socioeconómicos,
por la decisión impremeditada e irregular, del Ejecutivo local, quien fue
nominado mandatario por la mayoría de los sonorenses. Si la desgracia en la Guardería de Hermosillo
dejó marcas indelebles en la conciencia de los dolientes a causa de la
irresponsabilidad de los funcionarios involucrados, este proyecto inconcluso
deja secuelas irreparables en lo social y lo económico por la miopía, el
cinismo y la inepcia de la administración actual, comprobable en el ejercicio
financiero, social, educativo y en materia de seguridad y de bienestar.
Lo que dio grandeza, timbres
de pujanza en el agro productivo, inclusive
más allá de la frontera (recordamos el CIANO, Centro de Investigaciones
en el Noroeste), cuyo desarrollo propició la gloria a un Premio Nobel, el
doctor Norman Bourlag, aquello se ha convertido en traspatio de la agro
economía regional en los valles del Mayo y del Yaqui. Y, por hoy, es antesala
de rezago y empobrecimiento dada la amenaza de sequía y desabasto de agua que
pende sobre el destino de grupos, asimismo, de indígenas acosados por el megaproyecto de la ignominia.
Guillermo Padrés Elías se ha ganado a pulso la denominación de
sucesor en el poder de Felipe Calderón, el sepulturero del PAN en el país, con
el respaldo de francotiradores del actual régimen en la Presidencia.
Ha logrado el galardón de
sobrellevar el nombre de “Rey Sol” en el Estado que ostenta próceres de la
talla de Plutarco Elías Calles, Álvaro
Obregón y Abelardo Rodríguez. Y no por la brillantez en el ejercicio
gubernamental, sino por el afán de incendiarlo y destruirlo todo. Es, a la
fecha, el mandatario más publicitado por los despilfarros del erario público a
su cargo, la imposición de tributos agobiantes y usureros, así como por su
discapacidad para oír la inconformidad de sus gobernados y ver la pobreza que
llevan a cuestas los marginados.
Ha llevado a los sonorenses a
la condición de inseguridad extrema, desconfianza máxima a su mandato sólo
equiparable en Estados con graves conflictos: Coahuila, Zacatecas, Guerrero,
Oaxaca y Michoacán.
Nadie en la geografía
política nacional ha osado, como él, ser émulo y sustituto del Poder Judicial y
mucho menos usurpar funciones de la Suprema Corte de Justicia para ser árbitro e
intérprete de la justicia constitucional, transformando al Estado, de miembro
del Pacto Federal en ínsula beligerante frente a los fallos y resoluciones del
Máximo Tribunal.
El agua, preciado líquido
vital que da salud, vigor, sustento y riqueza a los humanos, que en sus
orígenes primitivos promovió la convivencia familiar y social, que ha hecho en
lo particular esplendorosa y señorial a la capital hermosillense, y bullente y
pródigo en lo productivo y lo industrial al sur de la entidad, es ahora motivo
para el divisionismo, el encono y el derroche de bienestar, por decisiones mal
planificadas y peor conducidas por el jefe del Ejecutivo, quien, con aires de avaricia y corrupción, asume extremos de
ingobernabilidad.