Todo indica que es la
hora del municipalismo. Cajeme, la demarcación municipal bajo amenaza de
sequía, acosada por el síndrome del crimen organizado y víctima indefensa de la
anarquía oficial desde el Ejecutivo local, está de plácemes a pesar de la
adversidad. La razón: el munícipe Rogelio Díaz Brown, estrena el galardón que
otorga al “Buen Gobierno” la Federación Nacional de Municipios de México
(FENAMM), distinguiéndolo entre sus 72 pares en el Estado.
Cabe subrayar que el Presidente
Municipal cajemense fue elegido haciéndosele acreedor al premio por su
capacidad y solvencia política al proponer ante la Federación planes y
proyectos específicos y viables, y por haber logrado apoyos suficientes y
extraordinarios para cumplir las metas y objetivos de sus proyectos.
Es una distinción, dijo
al recibir la presea, que pertenece a los pobladores del Municipio de Cajeme,
uno de los Ayuntamientos con prestigio más que cincuentenario no sólo en la
Entidad sino en el Noroeste, por su productividad agropecuaria, avances y
logros en lo educativo, lo económico y lo social; estabilidad política a través
de los numerosos gobiernos emanados del Partido Revolucionario Institucional
(PRI). Hizo notar que su desempeño va precedido de orgullo legítimo; es decir,
orgullo de honradez y laboriosidad, apegado su quehacer a la Ley y a la
Constitución.
Hacemos nuestro trabajo,
subrayó, con profundo amor a Cajeme, refrendando con su dicho la verdad que
encierra la popularizada expresión de que “Obras son amores”.
En la era de la
democracia digital, de las relampagueantes innovaciones electrónicas con
repercusión en la toma de decisiones, aplicación de los recursos públicos,
planificación comprometida con la voluntad de los contribuyentes, galardones
como el mencionado adquieren significado en vista al desarrollo y el
crecimiento con sentido social. Contribuyen a redimensionar la responsabilidad
del recipiendario, magnificándose sus deberes de informar a los ciudadanos con oportunidad,
claridad y certeza. Coadyuvan a que, a través de los escaparates de cristal se
pueda observar, evaluar y exigir corrección, si hay lugar, en cuanto al destino
y eficacia de los programas, proyectos y planes de corto y mediano plazos.
La ingeniería social en la
era digital de nuestro país, y en los municipios particularmente, se impone a los políticos y
administradores de los haberes públicos, y de todos aquellos cuya grave misión
es respetar y hacer respetar las leyes, organizar en acciones las demandas y
urgencias que más apremian entre los trabajadores intelectuales y manuales,
entre los que tienen capitales e instrumentos de trabajo, entre los que aspiran
a conseguir un lugar en las instituciones educativas, privadas y públicas, para
su formación profesional, y luego obtener empleo útil y productivo en lo
personal y lo familiar.
El alcalde Díaz Brown,
flamante galardonado entre los 67 municipios de la Entidad, tiene frente a sí,
frente a sus gobernados en la demarcación otrora más rica y promisoria de
Sonora y de vastas zonas de México, la oportunidad de restablecer en su
demarcación la confianza ciudadana en sus instituciones, refrendar la legalidad
y constitucionalidad puestas bajo entredicho con motivo, por ejemplo, de la
construcción impremeditada del Acueducto y la errática administración del
erario estatal.
En sus manos está el
detonar, desde su modesto sitial político, el retorno a la normalidad sociopolítica
y económica, investido del reconocimiento nacional por parte del organismo
restaurador del federalismo, por tanto del municipalismo perdido por el
desgobierno del PAN a cargo del ex presidente Felipe Calderón, apoyado
subrepticiamente por representantes desleales en el Congreso, tránsfugas
irredentos del propio Partido Revolucionario Institucional.