Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







martes, 8 de noviembre de 2011

EL DÍA INTERNACIONAL DEL CORRECTOR DE ESTILO


                                                                      Por Federico Osorio Altúzar
Si el estilo es el rostro del alma como sostuvo Séneca. O bien, si el estilo es el hombre, como afirmó Buffon, a los denominados correctores de estilo corresponde una misión difícil, compleja y aun temeraria, en la medida que su actividad oscila entre la fidelidad para llevar a efecto la revisión integral de los textos y la pasión y emotividad a fin de cumplirla. Corregir el estilo sería, de acuerdo con lo anterior, impropio por decir lo menos. No obstante, en las efemérides mundiales se inscribe fecha y patrono de la profesión: 22 de octubre, día del natalicio de Erasmo de Rotterdam, célebre humanista y primer corrector de estilo de la historia. 
En foros nacionales vinculados con la edición y promoción de libros, se enalteció el trabajo heroico de los llamados revisores de textos en la etapa de “post escritura” con destino a su consiguiente impresión. Las reglas permanecen, desde hace cinco siglos, idénticas cuando Erasmo laboraba en los talleres tipográficos de Venecia y tal vez de la bullente Florencia.  
En la UNAM no se pasó por alto la conmemoración. En el plantel de la Preparatoria “Antonio Caso”, docentes, autores y alumnos se congregaron con motivo de las mesas organizadas para explicar el papel de los correctores, cuya tarea es revisar los materiales desde el punto de vista de la forma, la claridad expositiva y la sintaxis; de la redacción y puntuación.
Expertos en el arte de corregir los escritos en la etapa previa a su edición, y especialistas en la historia de la actividad (Ana Lilia Arias, presidenta de la Asociación Mexicana de Profesionales de la Edición, así como docentes relacionados con la publicación de textos y manuales académicos: Claudia C. Báez Barrientos y Brenda I. del Canto Célis, entre otros), trazaron un panorama de la profesión en donde se involucra el destino de la comunicación escrita.
En particular, se escuchó la admonición acerca de que las llamadas “redes” (el imperio de las computadoras) podrían ser competidores de la actividad que se comenta, la cual tiende, según ese juicio, a una eventual desaparición.
Pero el auge cibernético calaría más a fondo. Así, ¿estaríamos en los prolegómenos en donde el triunfo del libro digital sería, a su vez, el inicio de la desaparición del libro impreso?
En principio, cabe considerar que estamos frente a una mutación o revolución técnica en el sentido  de Thomas Kuhn, en donde la sola alusión a la “galaxia de Gutenberg” hace temer a los pesimistas sobre un desenlace fatal.
Bastaría echar una breve ojeada a lo que, por ejemplo, realiza en los espacios de la edición, promoción y extensión editorial una institución del interior del país, la Universidad del Estado de Morelos (UAEM), a fin de congratularnos en razón de que la palabra escrita, el libro tradicional, puede salir airoso de la dolorosa transición y emerger triunfante, más reluciente y efusivo, apto para superar los embates del cine, la radio y la televisión.
Apenas, la semana pasada, en Cuernavaca, en la Facultad de Humanidades de la UAEM, la doctora Isabel Galina dictó la conferencia “El libro electrónico y el mundo editorial”. En el inicio del mes, el área editorial ha promovido cursos de redacción dirigidos a la comunidad universitaria, campañas de lectura (“Lee un Libro”). En la coordinación editorial se comparte por internet “simposia”, por caso el relacionado con Derechos de Autor, de índole internacional. O bien, sobre la organización del Primer Coloquio de Investigación para el Diseño. En suma, hay mensajes de esperanza y optimismo para correctores de estilo, revisores de redacción, cultores de belleza en la palabra impresa, amantes de pulcras y fascinantes ediciones.